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Las incógnitas sobre la muerte de Homero Gómez, el defensor de la mariposa monarca
Las incógnitas sobre la muerte de Homero Gómez, el defensor de la mariposa monarca
Fotos: Cortesía de la familia del ambientalista
5 minutos de lectura

Las incógnitas sobre la muerte de Homero Gómez, el defensor de la mariposa monarca

31 de enero, 2020
Por: Alberto Pradilla
@albertopradilla 

“Pasamos varias veces por esos pozos. Traíamos la espinita, no solamente yo, varios. Porque estaban llenos de agua y estaba complicado. Incluso pensamos en meter unos buzos, porque son cuatro o cinco metros. Por desgracia ahí apareció. El cuerpo empezó a descomponerse y flotó”.

Juan Gómez, de 44 años, es hermano de Homero Gómez, el ambientalista michoacano cuyo cuerpo apareció el miércoles tras dos semanas desaparecido. No quiere especular sobre si el cadáver pudo ser colocado después o, simplemente, emergió a la superficie por un proceso natural. “Confiemos en las autoridades”, dice el cuarto de una saga de diez hermanos, que estaba encabezada por el activista ahora fallecido. 

Homero Gómez, de 50 años, era muy conocido por estar a cargo del santuario El Rosario de la Mariposa Monarca, en el oriente de Michoacán. Durante más de 25 años la víctima se dedicó a proteger el hábitat de un insecto popular por su larga travesía de migración: recorre miles de kilómetros desde Canadá hasta establecerse en México. 

La última vez que vio a Gómez fue el 13 de enero en el municipio de Ocampo, un lugar al que solía desplazarse debido a sus tareas de conservación. Ahí, precisamente, en un pozo de El Soldado, en el área municipal de Ocampo, apareció su cadáver. El jueves fue velado por compañeros y vecinos. Decenas de personas participaron en los dos homenajes que se le brindaron: uno en la entrada del Santuario, que fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco, y otro en el Ejido El Rosario, del que fue comisario hasta hace año y medio.

La necropsia, hecha pública por la Fiscalía, no da pistas sobre si se trata de un homicidio o un accidente. El fallecimiento fue, según el examen, por “asfixia mecánica por sumersión en persona con traumatismo craneoencefálico”. Es decir, que murió ahogado, pero tenía un golpe en la cabeza. En el mismo comunicado, la institución también informó que revisando sus pertenencias se encontraron 9 mil 90 pesos, que fueron entregados a la familia.

“Todas las opciones de investigación están abiertas”, dijeron fuentes de la Fiscalía.

Juan Gómez, el hermano de la víctima, no quiere plantear ninguna hipótesis y solo pide “confiar en las autoridades”. 

Durante dos semanas, participó en la búsqueda de su hermano. Los primeros cuatro días, únicamente con los comunitarios. Después, con el apoyo de la Comisión de Búsqueda de Desaparecidos del Estado de Michoacán. Al final, 300 personas se juntaban cada día tratando de encontrar una pista sobre el paradero del ambientalista. No hubo suerte. El cuerpo apareció en un pozo de El Soldado y a Juan, como a sus ocho hermanos, la viuda de Homero y sus cuatro hijos, solo les queda “confiar en las autoridades”. 

Para la familia, la angustia de la desaparición vino acompañada de la crueldad de personas que les pidieron dinero, como si tuvieran a Homero secuestrado. Según dijo públicamente Silvano Aureoles, gobernador de Michoacán, llegaron a pagar alguna cantidad. Solo era gente sin escrúpulos que se aprovechaba del dolor de una familia desesperada. 

Un activista sin amenazas previas

Desde el momento de la desaparición comenzaron las especulaciones sobre si esta podría tener que ver con su trabajo como ambientalista. La zona en la que Gómez desarrolló su labor tiene grandes extensiones boscosas y siempre fue un lugar apetecible para los taladores ilegales de monte. Por un lado, por los beneficios que sacan de la madera. Por otro, porque limpian el terreno y permiten que se imponga otro tipo de cultivos como el aguacate, que genera beneficios mucho más inmediatos. 

Gómez, que echó a sus espaldas la conservación del territorio, fue quien les enfrentó. Sin embargo, según sus allegados, no había tenido amenazas. Al menos, recientes. “Tuvo alguna disputa hace tiempo, cuando la cosa estaba más tensa”, dice Juan, su hermano. Pero ahora, nada, reitera. “Éramos muy cercanos. Aunque para algunas cosas era reservado, nunca me hizo mención de ninguna amenaza”, dice. 

La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) fue de las primeras voces que se alzaron para recordar que si desaparece un activista no hay que descartar que lo hayan desaparecido. Por eso, en su primer comunicado cuando todavía se buscaba a Gómez, pidió incluir “la línea vinculada con las labores de defensa que realiza” como hipótesis. Una vez constatado el fallecimiento, declaró que se mantendría “observante de los avances de las investigaciones, en espera del esclarecimiento de los hechos”.

“No había tenido amenazas”, dijo Miguel Ángel Cruz, comisariado del ejido El Rosario. Homero Gómez fue su antecesor en el cargo. Cruz aseguró que la noticia de la desaparición y muerte sorprendió al municipio. “Era el timón de esta comunidad, fue una persona ejemplar en la conservación de los bosques”, dijo. 

El comisariado rechaza que actualmente exista tala ilegal en la comunidad. “Tenemos vigilancia las 24 horas del día. Hacemos brigadas de diez gentes. Al contrario, nos dedicamos a conservar el bosque, tenemos producción de árbol pino, contamos con medio millón de árboles para reforestar cuando llegue la época de lluvia”, dice.

Nora Vázquez, quien estudió con Homero en la Universidad Autónoma de Chapingo, recuerda algunos de los logros: unir a la comunidad para la reforestación, crear grupos de vigilancia para evitar la tala ilegal, organizar a sus vecinos para la protección del hábitat y de la mariposa monarca. 

“Toda la infraestructura se hizo por presión y gestión de él”, dice Juan, su hermano, que recuerda su insistencia a pesar de la desidia de autoridades. 

Hace 25 años que Homero Gómez comenzó a plantar árboles en terrenos que antes se utilizaban para la siembra del maíz. “La gente lo juzgaba mal”, recuerda Juan. “En qué cabeza cabe plantar árboles y no maíz”, le decían. Un cuarto de siglo después, aquellos primeros arbolitos son troncos robustos que ya se miden para su aprovechamiento. Además, muchos otros siguieron el ejemplo de Homero: cientos de hectáreas de sembradío pasaron a ser bosque. 

Ese será parte del legado de Homero Gómez, el ambientalista, el protector de la mariposa monarca. Un hombre cuya muerte sigue con muchas interrogantes.  

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Etiquetas:
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Imagen BBC