Desde que inició el 2020 en la Ciudad de México está prohibida la comercialización, distribución y entrega de bolsas de plástico desechables. La legislación que entró en vigor el 1 de enero contempla varias sanciones para los comercios que no acaten la orden.
Por ello las bolsas llamadas “ecológicas” comenzaron a ganar terreno pues la legislación establece que las bolsas de tela, yute, rafia (tipo costal), plástico tejido o malla están exentas de la prohibición; siempre y cuando sean durables y puedan reutilizarse en múltiples ocasiones.
Para lo anterior, Sedema especifica que el contenido mínimo de dichos productos debe ser de 50% de material reciclado post-consumo y 100% reciclables, y deberán estar integradas a un plan de manejo que garantice su retorno a los procesos productivos para su reciclaje.
Sin embargo, Gabriela Jiménez Casas, ecologa y encargada de difusión del Instituto de Ecología (IE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explica que las bolsas que nos venden en el súper tampoco son tan ecológicas porque utilizan pigmentos dañinos y al final de cuentas puede que se vuelvan un problema.
Miguel Rivas, especialista de Greenpeace México también señaló su preocupación al respecto pues señala que “las bolsas que se están proponiendo como artículos reutilizables como son las de propileno y que se están vendiendo en el supermercado son de muy mala calidad, se van a romper muy rápido y van a ser más de lo mismo porque van a terminar en la basura”.
“Las bolsas que se venden como ecológicos no son nada ecológicas”, dice Rivas quien señala que no dicen de qué están hechas ni cuántas veces deben usarse para compensar su huella ambiental y esa información debe ser mínima antes de vender un producto como ecológico.
El experto señala que la mejor opción ahora es usar una bolsa de tela, si es posible que sea de algodón reciclado. Si se puede reusar la tela de ropa vieja mejor. “Que la gente busque opciones de tela durable pero que también sea sustentable porque la industria textil tampoco se queda atrás en los términos de la contaminación que genera”, dijo.
“No se trata de buscar quien es el menos malo, sino de reusar todas las veces que sea posible. Si yo acumulo en casa 10 bolsas porque siempre que voy a super se me olvida y compro otra, esas bolsas dejan de ser ecológicas y se convierten en un contaminante más”, recalca.
Miguel Rivas, dice que la multa propuesta por el gobierno de la capital es el instrumento para ir generando el hábito en los comercios que están todavía pensando en que pueden dar bolsa y no les va a pasar nada. “Es una medida para que entiendan que la legislación está para cumplirse”.
De acuerdo con Rivas sí es un avance significativo el hecho de que la gente entienda que no puede exigir bolsas desechables como parte del servicio al cliente porque genera residuos, “esto es contaminación y eso nos afecta a todos y a todas no solo a los ciudadanos sino también a los empresarios y a los comercios”.
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Gabriela Jiménez del IE, explica que las bolsas de plástico surgieron como necesidad y se fueron empleando cada vez más hasta que se hizo un abuso desmedido “No podemos cortar de tajo este tipo de uso de bolsas porque hay necesidades que no se van a poder sustituir, como el sector alimenticio y médico”.
Pero el problema del plástico va más allá de las bolsas pues las botellas, los desechables y otros desechos también afectan. Para la especialista el uso de plásticos desmedido es terrible y hay que frenarlo, muestra de ello son las tres islas de plástico que flotan en los océanos que afectan a plantas y animales.
La experta cuenta que el uso de las botellas de plástico comenzó a partir del terremoto de 1985 porque la ciudad estaba en un caos y no había acceso al agua potable. Entonces muchas empresas que no vendían agua donaron sus envases para que pudiera ser llenadas con agua y llevarlas a las personas que lo necesitaban y que no podían acceder a ella de otra manera.”Se salió de control porque volvimos a la normalidad pero la gente se acostumbro a tomar agua embotellada”, señala.
De acuerdo con la Sedema será hasta 2021 cuando también se prohíban todos los artículos de plástico de un sólo uso como los cubiertos, palillos mezcladores, platos, popotes, bastoncillos para hisopos de algodón, globos, varillas, vasos, tapas, charolas y aplicadores de tampones.
“Lo hicimos en dos partes precisamente como acuerdo con la industria del plástico porque necesitaban este paso de transición para adaptarse a las nuevas disposiciones. En enero de 2021 el resto de los plásticos de un solo uso como popotes, globos, capsulas de cafe y todo el plástico que usamos una sola vez y se va a la basura. Esa es la cantidad de basura que queremos desaparecer” dice Andrée Lilian Guigue Pérez, directora General de Evaluación de Impacto y Regulación Ambiental de la Sedema de la Ciudad de México.
Según la Sedema la capital mexicana genera alrededor de 13 mil toneladas de basura diarias, de las cuales 8 mil 600 toneladas son enviadas a rellenos sanitarios y sólo mil 900 toneladas se van al reciclaje.
Para la especialista de la UNAM, la manera en la que podemos darle tratamiento a ese plastico es reutilizarlo. Reusar botellas y bolsas.
“Hay que hacer un equilibrio y analizar con cuidado que es lo que conviene más porque regresar a las bolsas de papel no es una opción. ¿Qué va a pasar con los árboles? Volvemos a lo mismo, es un exceso y es un abuso de los recursos”, señaló.
De acuerdo con Jiménez si con los robos hormiga a la larga se ve la perdida, “estas acciones son acciones hormiga y a la larga se va a reflejar el beneficio”. La ecologa señala que nos acostumbramos al uso desmedido de plásticos y lo que se necesita es una reeducación que nos va a llevar muchos años.
Entre las alternativas que sugiere son reciclar camisetas, mezclilla y hacer bolsas, “pero es importante que estemos dispuestos a invertir el tiempo para hacerlas en casa, y si las vamos a comprar no hay que abusar de ellas”, dice.
De acuerdo con Miguel Rivas los ciudadanos podemos hacer muchas cosas como dejar de preferir aquellos productos que vengan sobre empacados y dejar un poco de lado la comodidad.
“Hay que entender que tenemos que hacer un sacrificio que probablemente sea de tiempo y de comodidad pero también lo estamos pagando con medio ambiente, con planeta, con futuro para nuestro hijos, familiares, y otras especies”, advirtió
Para él, lo más importante de esta nueva legislación es que se entienda que hay un cambio en la dinámica de consumo y que los ciudadanos estamos dispuestos a hacer cosas como comprar a granel, llevar un recipiente, rellenar botellas de agua y comprar en mercados locales, pues eso ayuda mucho para que se pueda cambiar el modelo.