El Valle de México está en alerta por contaminación debido a la alta concentración de partículas, más pequeñas que el grosor de un cabello. Aunque son pequeñas, respirarlas tiene efectos importantes en la salud.
Las partículas pueden estar en estado líquido o sólido y estar suspendidas en la atmósfera.
Se dividen en dos: primarias, que son producidas directamente por alguna fuente contaminante y secundarias, las que se forman en la atmósfera, como resultado de la interacción química entre gases y partículas primarias, señala la Norma Oficial Mexicana NOM-025-SSA1-2014.
También se clasifican según su tamaño: menores o iguales a 10 micras (PM10), en menores o iguales a 2.5 micras (PM2.5) y menores o iguales a 0.1 micras (PM0.1).
La materia particulada o PM (por sus siglas en inglés) 2.5 son son “una mezcla que puede incluir sustancias químicas orgánicas, polvo, hollín y metales”, explica la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés).
Éstas provienen de los automóviles, camiones, fábricas, quema de madera y otras actividades. En el caso del Valle de México, los incendios que se han registrado en la Ciudad y Estado de México han provocado un aumento de estas partículas.
El tamaño de las partículas determina el daño que pueden causar a la salud. Las PM10 se depositan en la región extratorácica del tracto respiratorio: nariz, boca, naso, oro y laringofarínge, señala la NOM.
Contienen principalmente materiales de la corteza terrestre pero también pueden contener material biológico como polen, esporas, virus o bacterias o provenir de la combustión incompleta de combustibles fósiles.
Las PM2.5 se depositan en la región traqueobronquial: tráquea hasta bronquiolo terminal, aunque pueden ingresar a los alvéolos.
La concentración de ambas partículas está relacionado con un incremento en las visitas a urgencias por asma, ya que afectan la función pulmonar de quien padece esta enfermedad, y con un aumento en las consultas por infecciones de vías respiratorias.
“La exposición a largo plazo a niveles altos de PM2.5 se asocia significativamente a hospitalizaciones por neumonía adquirida, mientras que la exposición a PM10 durante los meses de verano se asocia con mayores síntomas de apnea obstructiva y menor saturación durante el sueño”, explica la Norma.
Las PM2.5 también afectan la frecuencia cardiaca reduciendo el ritmo; los pacientes con hipertensión son más sensibles a los efectos.
Las personas con enfermedades cardíacas o pulmonares, adultos mayores y niños son más propensos a verse afectados por la exposición a la contaminación por partículas, señala la EPA. Si se está sano, puede sentir síntomas temporales si está expuesto a altos niveles de contaminación por partículas.
Algunos síntomas son:
-Irritación de los ojos, nariz y garganta; tos, opresión en el pecho y dificultad para respirar.
-Función pulmonar reducida
-Latido del corazón irregular
-Ataques de asma
-Ataques al corazón
-Muerte prematura en personas con enfermedad cardíaca o pulmonar