Quienes los estudian los llaman los “jardineros de los arrecifes”, porque gracias a ellos se puede disminuir la presencia de macroalgas en estos ecosistemas. También se les debe agradecer su contribución a la producción de la arena que tapiza las playas del caribe. Se trata de los peces loro —entre ellos la especie Scarus guacamaia—, llamativos por sus colores y la peculiar forma de su mandíbula. En las últimas dos décadas, su número ha disminuido por la degradación de su hábitat y por la pesca.
Para tratar de detener la baja de su población y los impactos que eso podría ocasionar a ecosistemas como los arrecifes, 10 especies de pez loro del Caribe ingresaron a la Norma Oficial Mexicana NOM-059, la lista nacional de especies que se encuentran en alguna categoría de riesgo.
Además de los peces loros, al listado también entrarán otras especies que habitan la segunda barrera de coral más grande en el mundo, el Sistema Arrecifal Mesoamericano, un ecosistema que se enfrenta a la contaminación provocada por aguas residuales que están matando a sus corales.