En la Ciudad de México (CDMX) el 31.5% del bacalao que se vende en restaurantes, supermercados y pescaderías es en realidad tiburón o tilapia, de acuerdo con el último estudio realizado por Oceana, la mayor organización internacional centrada exclusivamente en la conservación de los océanos.
A esa conclusión llegó la organización luego de analizar por el método de identificación genética de ADN el bacalao que se vende en 44 establecimientos de la CDMX, entre los que se encuentra el Mercado de la Nueva Viga, el segundo mercado de pescados y mariscos más grande del mundo, así como los restaurantes más tradicionales de la capital del país dedicados a la venta de tortas de bacalao. Se trata de una muestra representativa que retrata los patrones de comercialización del Bacalao que se vende y consume en la CDMX.
De acuerdo con Oceana, en el caso de los establecimientos donde se detectó el fraude se descubrió que en el 66% de los bacalaos analizados se trató de mantarrayas y tiburones; en 28% eran pescados como el mero, esmedregal, robalo y merluza y en un 6% se trató de tilapias.
Lo más grave de todo, a decir de Renata Terrazas, directora de campañas de transparencia de Oceana, es que el gobierno mexicano sabe que existe este fraude por lo que desde abril del presente año publicó en el Diario Oficial de la Federación el Programa Nacional de Normalización con especificaciones para regular la trazabilidad de los productos de origen pesquero y acuícola, pero hasta el momento no ha presentado ninguna regulación. La fecha estimada de terminación de una política de trazabilidad de productos pesqueros y acuícolas es en diciembre de 2019.
No sólo eso. Como parte de este compromiso las autoridades mexicanas, a través de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), se comprometieron a impulsar un grupo interdisciplinario para regular los productos de origen pesquero sin que hasta el momento se tenga noticia de que hayan sesionado.
“En mayo nos dijeron que si aceptaban que nosotros como Oceana participáramos en este grupo pero no hemos visto que suceda nada”, dijo Renata Terrazas en entrevista con Animal Político.
Más. Terrazas recordó que el pasado 31 de octubre Oceana entregó a las autoridades mexicanas una propuesta de trazabilidad para garantizar el flujo de información sobre la identidad y el origen real de las especies a través de la cadena comercial, pero tampoco han tenido noticias sobre ese tema.
Específicamente Oceana recomendó las siguientes acciones: reglas de mejor etiquetado para los productos del mar, que le den a los consumidores la información que necesitan; una norma obligatoria de trazabilidad en los productos del mar, que permita rastrear el pescado del barco al plato y una lista oficial de los nombres con los que está permitido llamar a las especies de peces y mariscos que consumimos en México.
Como parte de esta investigación realizada por Oceana en la CDMX, titulada: Gato X Liebre, venta y sustitución en la venta de bacalao”, la organización detectó que como parte de este fraude existen personas que se están beneficiando económicamente, pues el kilo de bacalao oscila entre los 220 y 299 pesos, en tanto la tilapia y la mantarraya se vende entre 85 y 80 pesos el kilo, respectivamente.
“No sabemos exactamente donde ocurre la sustitución, pero es evidente que la falta de de trazabilidad permite que cualquier pescado pueda ser vendido como bacalao, sin importar que sea de menor valor y por ello se defrauda a los consumidores”, aseguró Terrazas.
“La gente sigue sin poder decidir qué quiere comer, ya que una de cada tres veces nos cambian el pescado que pedimos y por el que pagamos, y nos dan animales completamente distintos, como lo es el tiburón… pero además esta falta de trazabilidad abre las puertas a la comercialización de pesca ilegal”.
Para Renata Terrazas este fraude que se da con el Bacaloa no solo tiene repercusiones económicas para el consumidor, sino que también afecta la salud de los mares.
En el caso de los tiburones, el estudio revela la venta de especies amenazadas, vulnerables y en peligro, de acuerdo con la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Entre los tiburones amenazados identificaron al cazón mamón, tiburón toro y tiburón coralino. Como tiburones vulnerables detectaron al tiburón de puntas negras, tiburón zorro y tiburón sedoso. Y más grave aún fue encontrar a un tiburón en peligro el tiburón martillo. Todas especies que ayudan a mantener la salud del océano.
Animal Político buscó a la Conapesca para conocer su postura sobre este estudio y la falta de regulación en la materia, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta oficial a la petición informativa.