Agresiones verbales, maltrato, intimidación, insultos y humillación, son las principales razones por las que Rosa Magdalena Aguilar Ramos, exsubdirectora de Comunicación y Difusión del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), denunció por acoso laboral a Cuauhtémoc Sánchez Osio, director general de la dependencia.
Aguilar trabajó de mayo a octubre en la Conafe, institución coordinada por la Secretaría de Educación Pública (SEP) que se dedica a prestar servicios de educación comunitaria con equidad educativa e inclusión social, principalmente en localidades rurales e indígenas que registran altos niveles de marginación y rezago social.
Para ella el “Conafe es magia”, pero las múltiples agresiones, descalificaciones, burlas y las faltas de respeto de las que se sintió objeto, por parte de su exjefe, la orillaron a presentar su renuncia y dejar el cargo el pasado 15 de octubre, además de presentar una denuncia ante seis diferentes instancias, incluyendo a la SEP.
Por su parte, el titular de la dependencia negó los hechos y se dijo sorprendido por las acusaciones en su contra. “Ha habido firmeza, pasión en las decisiones y mucha honestidad en el trabajo, pero no hostigamiento ni agresiones”, aseguró Cuauhtémoc Sánchez Osio.
En un comunicado, la SEP rechazó cualquier comportamiento que atente contra la dignidad de las personas, señaló que estará atenta al desarrollo de este caso y que actuará en consecuencia. “La SEP rechaza cualquier comportamiento que atente contra la dignidad de las personas y cualquier manifestación de violencia, discriminación de género o de cualquier tipo”, dijo.
Rosa Magdalena Aguilar contó que la violencia laboral que sufrió llegó a su punto más grave entre el 30 de septiembre y el 2 de octubre. En ese periodo ella y su equipo realizaron una presentación ejecutiva, que mostraron al director en diversas reuniones.
De acuerdo con la denuncia, Sánchez Osio mostró su desaprobación al proyecto con palabras altisonantes, cuestionamientos, frases y actitudes que violentaron laboral y psicológicamente a Rosy. “El abuso y las ofensas se llevaron al límite”, dijo.
La violencia que narró Aguilar fue más allá de lo verbal, según contó. “Pasó por detrás de la silla en que yo estaba sentada y con el puño cerrado la golpeó a la altura de mi espalda, moviendo el asiento y dejándome sentir su fuerza”.
Aguilar se sintió humillada el día que Sánchez Osio le informó que sería ‘regañada’ públicamente para refrendar su poder y autoridad. Pero fue hasta que el Director del Conafe se dirigió a Rosy con “gritos, la mandíbula apretada y los puños cerrados” cuando ella llegó a su límite.
“Ya me había agredido y ofendido verbal y emocionalmente, durante mucho tiempo, pero ese día fue terrorífico. Mi estado emocional ya estaba alterado, pero intentaba mostrarme tranquila para que no viera el miedo que sentía. Él estaba manoteando, gritando y ofendiendo cuando lo miré a los ojos”, recordó.
Aguilar contó que junto a su equipo estaban revisando un documento, pero al sentir la mirada de ella, Sánchez Osio la sacó de la reunión de forma agresiva y le exigió que no le volviera a hablar ‘así’, mientras la veía de frente con los puños cerrados a la altura del pecho.
“Yo pensé que en ese momento me iba a golpear. Mis nervios estaban al máximo. Yo no podía seguir tolerando esa violencia”.
Por estos y otros hechos, Aguilar presentó 6 denuncias ante diferentes instancias: la Secretaría de la Función Pública; el órgano Interno de Control del Conafe; el órgano Interno de Control de la Secretaría de Educación Pública; la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.
“La violencia laboral está constituida por incidentes en los que el personal sufre abusos, amenazas o ataques en circunstancias relacionadas con su trabajo, que pongan en peligro –directa o indirectamente- su seguridad, su bienestar o su salud”, según el Protocolo de actuación frente a casos de violencia laboral, hostigamiento y acoso sexual, dirigido a las empresas de la República Mexicana, de la Secretaría del Trabajo.
“Cuando estaba en Conafe estaba estresada, se me caía el cabello, me daba miedo que me llamaran a la dirección, ni siquiera comía. Cuando salí tenía insomnio, dormía todo el día y me la pasaba llorando. No te percatas y piensas que tú estás generando esa violencia, que es tu responsabilidad”, recordó Aguilar.
Ella no sabía que había sido víctima de violencia laboral hasta que renunció y tuvo la oportunidad de informarse sobre ello. “La violencia laboral también existe y la gente se está acostumbrando a eso, dicen ‘ay no aguanta nada’ o ‘seguro no hizo bien su trabajo’, pero la violencia no tiene justificación”, agregó.
Aguilar aseguró que su caso no es un hecho aislado, pero sabe por experiencia que el resto de las personas que han sido agredidas no lo reconoce por miedo o necesidad económica.
“Conafe está silencioso porque la gente tiene necesidad, familias y pagos. Hay mucha gente que ha vivido la violencia de este director”, comentó.
Cuauhtémoc Sánchez Osio, director del Conafe, dijo estar sorprendido por las acusaciones y negó haber violentado directamente a Rosa.
“Rosa Magdalena es una persona que llegó a Conafe por recomendación de alguien muy cercano a mí, puse a consideración de la junta de gobierno su perfil y finalmente comenzó a trabajar aquí. Estuvo cerca de 5 meses, tiempo en el que hizo su trabajo de manera adecuada, siempre fue muy reconocida y muy felicitada por su trabajo”, aseguró.
El titular de Conafe afirmó que el relato de Aguilar no está dimensionado pues únicamente se refiere a lo que sucedió en 4 días. “Estamos hablando de una presentación que se estaba preparando y su propuesta no estaba a la altura de las exigencias y al nivel que se necesitaba”, refirió.
Sánchez Osorio reconoció que el trabajo presentado por Aguilar se corrigió “a fondo”, y reconoció que existía presión por el tiempo de entrega. “Pienso que ella se sentía agobiada, incluso en alguna de las reuniones hubo una contestación poco amigable de su parte”.
De acuerdo con la versión del funcionario, él invitó a la exsubdirectora de comunicación a salir de la sala para pedirle que “no le hablara en ese tono”, pues no quería responderle frente a sus compañeros, “para proteger su imagen dentro de su propio equipo de trabajo”, refirió.
“Durante esas reuniones no hubo ningún golpe a ningún mobiliario de mi parte, mucho menos a alguno en el que ella estuviera sentada. Yo ni siquiera estaba cerca de ella. Jamás la insulté personalmente. Es un trabajo que en efecto tenía muchos tachones porque había mucho que corregir”, afirmó.
Según Sánchez Osorio, cuando finalmente presentaron el documento en el que estaban trabajando, Aguilar fue muy felicitada por los demás funcionarios. Sin embargo, a los pocos días ella presentó su renuncia.
“Yo le dije que prefería que se quedara pues valoraba su trabajo. Ella misma dice en sus videos que yo le dije que era una de las funcionarias más valiosas y no quería que se fuera”, recordó.
“Sinceramente creo que una persona no puede solo acostumbrarse a las felicitaciones, tendría que ser perfecto y no somos perfectos. Una corrección sí firme o bajo presión a un trabajo, me parece que dista mucho de la imagen que quiere presentar de un hostigamiento laboral”, comentó.
El actual titular de Conafe dijo que estas acusaciones le parecen increíbles pues tanto Aguilar como su novio tenían una relación cercana, y de mucha confianza con él y su familia. Al grado de ser aval de la pareja.
Sánchez Osorio consideró que es objeto de una campaña mediática, derivada de su labor al frente del Conafe. “Nos encontramos en una institución en donde había mucha negligencia con respecto a la misión y mucha corrupción”.
Él aseguró que en el esfuerzo de volver a darle rumbo al Conafe “hubo firmeza en muchas decisiones, y esa firmeza es la que ha producido una reconversión del Conafe hacía su misión, pero no hubo hostigamiento ni agresiones de ninguna especie”.
“Es algo que se tiene que comprobar y dimensionar. En cinco meses, un solo episodio en donde se le corrigió algo se volvió el epicentro de una acusación de hostigamiento laboral, como si se tratara de algo sistemático. No fue así. Las autoridades revisoras están obligadas a ser justos y dimensionar las cosas”, finalizó.