El Instituto Nacional de Migración (INM) lanzó un vasto operativo para impedir el avance de la caravana que partió de Tapachula en la madrugada. Decenas de agentes de la Guardia Nacional y la Policía Federal, acompañados por funcionarios del INM, cerraron el paso a los extranjeros a la altura de Xochiltepec, municipio de Tuzantán, en Chiapas.
Decenas de migrantes, en su mayoría de países africanos (Angola, República del Congo) fueron interceptados y obligados a subir a camionetas que los trasladaron a la estación migratoria Siglo XXI, en Tapachula.
El operativo tiene lugar cuando se cumple un año de que cientos de hondureños se reunieron en la estación de autobuses de San Pedro Sula, dando comienzo a la caravana centroamericana que atravesó México entre octubre y noviembre de 2018.
Después de caminar durante doce horas, soportando el calor y la lluvia, los migrantes fueron interceptados y obligados a darse la vuelta. Algunos trataron de escapar a través de los campos de alrededor y fueron perseguidos por los agentes de la Guardia Nacional. Su desesperación era evidente. Agotados tras una jornada de caminata, muchos rompieron a llorar cuando los funcionarios del INM les instaban a subirse en los autobuses.
“Migración no nos deja avanzar. Llevamos tres meses aquí y no nos dan soluciones. Queremos llegar a la capital. No tenemos trabajo, estamos en muy mala situación”, dijo a Animal Político un migrante angoleño que cargaba con su hijo de dos años y que no quiso dar su nombre.
El INM hizo público un comunicado en el que aseguró que “llevó a cabo acciones para invitar a las personas extranjeras que conformaron el contingente que partió de la ciudad de Tapachula, Chiapas, a acudir al instituto para conocer las opciones de regularización de su estancia en el país”.
“Luego que las autoridades migratorias dialogaran con los integrantes del contingente, las personas extranjeras accedieron subirse al transporte que el INM les proporcionó para trasladarlos a la Estación Migratoria Siglo XXI”.
Animal Político fue testigo de que muchos de los migrantes no querían subir a los autobuses y exigían que se les permitiese seguir su camino. Además, algunos agentes de la Guardia Nacional aseguraron que el destino final era “un albergue” en Tuxtla Gutiérrez.
Lo que el INM no hizo público es el número de detenidos. Tampoco, cuál será el procedimiento que se siga con ellos.
Los migrantes africanos son considerados “apátridas” por la administración mexicana, que no dispone de acuerdos para la deportación. Hasta julio, cuando eran liberados de Siglo XXI se les entregaba un documento que les daba dos opciones: regularizarse o salir del país en un plazo de 20 días. Un tiempo que los extranjeros aprovechaban para cruzar México en dirección a la frontera con Estados Unidos. Ahora, sin embargo, solo les permiten dejar el país por el sur, es decir, en dirección a Guatemala.
Desde entonces, cientos de migrantes africanos se encuentran varados en Tapachula. Muchos de ellos duermen en los exteriores de la estación Siglo XXI, donde han instalado tiendas de campaña.
El intento de caravana llega después de semanas de protestas. En agosto los migrantes trataron de bloquear los accesos al personal de Siglo XXI, a quien acusan de engañarles. También se registraron enfrentamientos con la Guardia Nacional.
La víspera de la marcha una embarcación naufragó en las costas de Chiapas. Dos de sus integrantes fallecieron, hay otra persona desaparecida y otros ocho fueron rescatados. La imposibilidad de dejar Tapachula está llevando a los migrantes a tomar rutas más peligrosas, como la marítima.
Ahora falta saber cuál será el próximo movimiento de los migrantes, que no cejan en su idea de atravesar México con destino a Estados Unidos. El INM les ofrece una incierta “regularización” que no se materializa ya que los permisos de residencia se entregan con cuentagotas.