Una turba armada con palos y piedras irrumpió en una pequeña aldea maya chol llamada San José El Bascán. Primero taparon los pozos de agua, después destruyeron las casas y al cabo de dos días la redujeron a cenizas. Siete familias fueron desplazadas aquel día, en el último de los episodios recientes de desplazamiento forzado en el estado de Chiapas.
A pesar de ser una comunidad pequeña, San José El Bascán representa la conquista de tierras a manos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994 dentro del municipio de Salto de Agua, en la zona selvática del norte de Chiapas.
Las familias desplazadas pertenecen a la organización Ikoltyañtyel Lak Lumal y al Congreso Nacional Indígena (CNI), la organización que impulsó la “campaña informativa” de María de Jesús Patricio con el apoyo del EZLN.
Para el CNI, los incidentes en San José El Bascán fueron tan graves que emitieron un comunicado. “Como Congreso Nacional Indígena en Chiapas decimos que no se puede tolerar el abuso a nuestros pueblos ni mucho menos permitir la violación de nuestros derechos”, dice el documento publicado el 18 de julio, el mismo día del suceso.
En el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba) preocupa que el incidente involucre al CNI y a personas cercanas al EZLN, y creen que no se trata de un hecho aislado en la región donde se están documentando otros incidentes similares.
Incluso el Frayba había advertido desde el pasado 27 de mayo que la comunidad San José Bascán estaba estaba siendo hostigada en un contexto de “contrainsurgencia”.
A dos años de la Asamblea Constituyente del Concejo Indígena de Gobierno, del Congreso Nacional Indígena (CNI) las agresiones a los pueblos, comunidades y organizaciones se intensifican como parte de una estrategia para contener las resistencias civiles y pacíficas en defensa del territorio.
“En Chiapas, integrantes del Congreso Nacional Indígena del pueblo Chol de San José El Bascán, en el municipio de Salto de Agua, se encuentran en riesgo de ataque armado y desplazamiento forzado”, dice el comunicado de mayo del Frayba.
Menos de dos meses después, el ataque previsto por el Frayba, sucedió.
Es un hecho que se une a otras “agresiones” que el CNI dice haber recibido en la región, incluyendo a bases de apoyo del AZLN. Uno de los habitantes desplazados habló con Animal Político y describió cómo fueron esos hechos.
“Esas tierras tienen antecedente del 94 del movimiento armado de los compañeros”, recordó Francisco Peñate, habitante de San José Bascán que vivió la tarde de la intrusión a su comunidad, donde ha criado dos hijos y donde tenía sus animales de corral y sus cultivos de autoconsumo.
Él fue quien narró a Animal Político que el grupo invasor estaba firmado de entre 30 y 40 personas y también contó que lo primero que hicieron fue inutilizar los pozos de agua, lo más importante para la supervivencia de las siete familias. Después dejaron ir a los animales y destruyeron las cosechas, además tiraron las casas, todas de madera y lámina.
Todas las familias huyeron cerca, con familiares. Francisco Peñate volvió al día siguiente y se acercó a una distancia prudente para constatar que las casas estaban en llamas. Las habían quemado. “Quemaron todo lo que habían tumbado. Todas las tablas las pusieron en montón y ardió. Quedaron cenizas, amigo, son seis casas que quemaron”.
Peñate tomó algunas fotografías durante el día y también en la noche, cuando seis de las siete casas ya estaban derribadas y en llamas. Solo una quedó en pie y es donde ahora se alojan las personas que destruyeron la comunidad.
El Frayba hizo llamados al gobierno chiapaneco a “aplicar los Principios Rectores de los Desplazamientos Internos de la Organización de las Naciones Unidas y la Ley para la Prevención y Atención sobre los Desplazamientos Internos”.
Ahora -Agregó Peñate- las familias siguen “dándole vuelta a qué hacer”, y de acuerdo con Vico Gálvez, abogado del Frayba quien ha recorrido la región, no ha sido atendida la situación humanitaria de las siete familias que siguen desplazadas.
Gálvez explicó que el conflicto se originó porque una persona “compró” el predio a un dueño anterior al levantamiento del EZLN aprovechando que no está regularizado bajo el Registro Agrario Nacional y después ofreció favorecer a vecinos de otras comunidades con proyectos gubernamentales.
Francisco Peñate lamentó que el conflicto ha enfrentado a personas conocidas y con lazos de amistan y parentesco.
“Son nuestros compañeros, compartimos alguna vez momentos buenos, nos invitábamos agua y coca cola. En ese día no sé qué es lo que les pasó. Llegaron sin compasión a nosotros. Todo lo tumbaron. Las ollas de las señoras de las cocinas, sus cubetas, las coas, hachas, pavos, garitas, unos cerditos por ahí. No mataron a los animales de corral pero sí los soltaron”, se lamentó el campesino chol.
Durante la última semana se han llevado a cabo mesas de negociación en el municipio de Palenque con participación del gobierno del estado de Chiapas, abogados de ambas partes, representantes de la Fiscalía de Chiapas, de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y abogados de ambas partes.
Años antes del levantamiento armado del EZLN Chiapas ya era el escenario de episodios de desplazamiento forzado. Desde 2017 a la fecha los conclictos se han agudizado en municipios como Chenalhó, Chalchihuitán, Aldama y San Andrés Duraznal con miles de personas desplazadas en diferentes conflictos por la posesión de tierras.