“Se acabó el corrido de El Chapo”, fue lo que dijo Jesús Esquivel al sintetizar el trabajo que realizó en su reciente libro que nace tras asistir a las 38 audiencias del proceso judicial que Joaquín Guzmán Loera enfrentó en un juzgado de Brooklyn en Nueva York, y que se refleja en El Juicio, Crónica de la caída del Chapo.
Esquivel, quien siguió el caso del “Chapo”, detalla que no tuvo más que su libreta y bolígrafo para registrar cada una de las acciones que el gobierno estadounidense le imputó durante el proceso, así como cada una de las acusaciones.
Para Esquivel, ver a Guzmán Loera sentado y vestido de traje frente a un público que formaría parte importante de la decisión del juez resultó ser una imagen alejada de lo que la sociedad y medios de comunicación construyeron alrededor de uno de los narcotraficantes más buscados, dentro y fuera de México.
“En el juicio lo que veíamos era a un hombre que estaba tratando de defenderse de una nación extremadamente poderosa, con los recursos que él tenía al alcance”, dijo el periodista a Animal Político.
A pesar de contratar los servicios de tres abogados, entre ellos un personaje de reconocimiento en el mundo criminal como Jeffrey Lichtman, dio la impresión de que el “Chapo” lo único que pretendía, hasta la fecha y equivocadamente, señaló el autor, fue ganar el juicio.
Desde el arranque del proceso, dijo Esquivel, tanto él como muchos otros de los reporteros se dieron cuenta que sería una pérdida de tiempo para el capo y sus abogados.
“El Chapo observaba a los integrantes del jurado y observaba con detenimiento a los testigos, con algunos tenía hasta cierto cariño, pero ese no era el capo que operaba en las montañas o ciudades de Durango, Sinaloa, Chihuahua y de todo el país”, agregó.
Jesús Esquivel también compartió sus impresiones acerca de las marcadas diferencias entre el sistema judicial mexicano y el estadounidense en esta serie de crónicas que se pueden leer en su libro.
Explicó que en el proceso judicial estadounidense, aun cuando sea el caso de un reconocido narcotraficante con poder de mando dentro de una organización como la del Cártel de Sinaloa, esa persona no es culpable hasta que lo demuestre.
“La presunción de inocencia es fundamental en Estados Unidos, es un derecho fundamental, aun para los extranjeros. En México, sabemos cómo funciona ese tema judicial. Tenemos un sistema judicial arcaico que debe ser renovado de manera urgente, el procedimiento en los juicios es muy distinto al de los Estados Unidos”, agregó.
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Con esto, el autor no da por hecho que en el sistema judicial de Estados Unidos no existan problemas de corrupción, al contrario las agencias federales y el Departamento de Justicia disfrazan su corrupción con acuerdos de cooperación.
“Ellos prefieren conseguir información perdonando a un criminal conocido para poder castigar a otro”, señaló.
“En cambio, en México la gente y algunos medios de comunicación aseguraron que al “Chapo” le ofrecerían convertirse en un testigo protegido, pero Estados Unidos nunca hizo la oferta, solo querían castigarlo”.
“Para ese momento, la prensa mexicana y la prensa internacional no sabían hasta qué nivel investigó la justicia estadounidense, así como las evidencias en contra del “Chapo” Guzmán, hasta tenerlo en su poder”.
Cuando extraditaron a el “Chapo”, en Estados Unidos se presentaron al público y a los medios de comunicación una serie de evidencias que derribaron muchos mitos y notas periodísticas que se escribieron en México.
“Ahora me doy cuenta de que muchos estábamos escribiendo de algo que desconocíamos”, dijo sorprendido.
Jesús Esquivel, autor de El Juicio, crónicas de la caída del Chapo, rememoró las últimas imágenes que le quedaron tras el anuncio de cadena perpetua y 50 años de prisión por 10 cargos que le imputaron.
“El vestido de acusado, y en otro momento vestido con traje. Era otra imagen, un tipo bonachón, traga años. Alguien preocupado por lo que estaban haciendo ahí”.
Esquivel recordó la declaración de uno de los testigos que fue operador del Cártel de Sinaloa al preguntarle si reconocía a la persona que estaba siendo acusada, él dijo: “sí, es el patrón, es el “Chapo”, pero es la primera vez que lo veo vestido de traje”.
“Esa es la imagen que a mí me queda de Joaquín Guzmán Loera en Brooklyn, NY, alguien que pensaba que con las herramientas de los abogados podía librarse del peso y la fuerza con la cual, el gobierno de Estados Unidos lo estaba procesando en una corte federal”, dijo.
Jesús Esquivel, es licenciado en periodismo por la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Desde 1988 es corresponsal en Washington D.C., acreditado ante la Casa Blanca y el Congreso Federal de Estados Unidos.
Trabaja en el semanario Proceso. Colabora en el programa de Carmen Aristegui, es corresponsal de Grupo Radio Centro y cuenta con publicaciones en The New York Times.
Se ha desempeñado como analista político en varios programas de radio y televisión en cadenas como National Public Radio, CNN, Univisión, Al Jazeera, Telesur Venezuela y RCN de Colombia y ha reportado ocho elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Su primer libro fue La DEA en México (2013), La CIA, Camarena y Caro Quintero (2014) y Los narcos gringos (2016).
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