Tras cerrar el proceso de tres años en el que localizaron los restos de al menos 298 víctimas en el predio Colinas de Santa Fe, integrantes del Colectivo Solecito Veracruzano dijeron que seguirán con la búsqueda de por los menos 300 víctimas en 30 posibles fosas, en diferentes zonas de Veracruz.
Dicen tener “todas las herramientas necesarias” e información sólida, para seguir con la búsqueda de sus familiares desaparecidos, incluso supliendo las obligaciones del Estado, como señaló la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
“Nada impide a una madre seguir buscando. Si nos ponen 20 mil piedras las vamos a quitar del camino, nada nos va a detener. Se cierra una puerta, se abre otra. A una madre nadie la detiene”, dijo Rosalía Castro Toss, integrante de esa organización y madre de un joven desaparecido en el municipio de Huatusco, Veracruz.
El primer visitador de la CNDH, Ismael Eslava Pérez, quien ha acompañado la búsqueda y estuvo presente durante el cierre de Colinas de Santa Fe el jueves pasado, dijo a Animal Político que esta institución ha corroborado cómo los colectivos de búsqueda de personas, como Solecito Veracruzano, ”han hecho el trabajo que corresponde a las instancias de gobierno”.
“Hay un problema estructural en materia de procuración de justicia. Corresponde la búsqueda, localización y sanción a las autoridades, (pero) este trabajo ha sido sustituido por el trabajo de los colectivos de familiares de personas desaparecidas”.
Es así como Solecito Veracruzano logró reconocer los restos de 22 personas que ya fueron entregados a sus familiares, y que “ya tienen un lugar digno, ya no están en la incertidumbre. Eso nos impulsa a buscar más confrontas y positivos”, dijo Rosalía Castro, quien sigue intentando localizar a su hijo.
Algunas familias no tienen indicios y otras, como la de Rosalía Castro, tienen información creíble de posibles lugares donde podría hallar los restos de su hijo. En su caso, la información llegó como en muchas ocasiones: una llamada anónima de alguien relacionado con la delincuencia organizada, que decidió hacer una revelación, “una llamada de aquellos, de los malos”.
Contó que cuando pasa eso, lo que hacen es conseguir un permiso del Ministerio Público y después lo presentan al dueño del predio, donde quieren hace la excavación. Ella ya tiene dos búsquedas programadas para septiembre próximo. Están en un predio conocido como Kilómetro 13.5, que está muy cerca de Colinas de Santa Fe.
Los dos lugares están en las inmediaciones de la autopista Xalapa-Veracruz, en el inicio de la zona urbana de Puerto de Veracruz, la ciudad más poblada de ese estado. Rosalía Castro va a buscar a su hijo en una zona donde la Administración Portuaria Integral de Veracruz (Apiver) está realizando la ampliación de la zona portuaria.
El primer visitador de la CNDH recordó que, el 8 de agosto de 2016, Solecito Veracruzano logró entrar a Colinas de Santa Fe después de un proceso burocrático en el que no consiguieron que el Estado cumpliera con su obligación de “comunicación, vinculación y coadyuvancia” prevista en la Ley general en material de desaparición de personas, y en la ley general de víctimas.
“La fecha del 8 de agosto de 2016, cuando se inician los trabajos de Santa Fe, es un momento que debemos recordar solemnemente… para solidarizarnos para quienes han sido víctimas de esta práctica ignominiosa contraria a la dignidad humana, que implica la negación absoluta de todos los derechos humanos”, dijo Ismael Eslava.
La División Científica de la Policía Federal fue la única dependencia que acompañó el proceso de Colinas de Santa Fe, con lo cual, los años que les quedan por delante piensan enfrentarlos con el “empoderamiento” que han logrado hasta ahora. Es decir, harán los trámites que tengan que hacer con los dueños de los predios, buscarán los permisos necesarios en los ministerios públicos e irán a buscar ellas mismas.
Durante los tres años de búsqueda en Colinas de Santa Fe el colectivo Solecito Veracruzano se gastó más de un millón y medio de pesos. Obtuvieron ese dinero haciendo rifas, vendiendo ropa y otras actividades, contó Rosalía Castro, dentista de profesión que ahora tiene un bazar en donde antes era la sala de espera de su consultorio.
“Nuestro colectivo es autosuficiente. Yo tengo un bazar de ropa usada con ropa de muchos países que me la mandan. Tiendas departamentales me mandan ropa con etiqueta. Con lo de mi hijo (su desaparición) cerré el consultorio y ahora la sala de espera es un bazar”, contó Rosalía Castro.
Ella finalizó la entrevista señalando que Solecito Veracruzano tiene por delante una búsqueda de “magnitud inmensa”.
Por su lado, el primer visitador de la CNDH hizo énfasis en que la experiencia de Colinas de Santa Fe dejó al descubierto las carencias del Estado Mexicano para realizar el trabajo de reconocimiento de cuerpos.
“Uno de los problemas fundamentales que tenemos en desaparición y fosas clandestinas es el hecho de que una vez que se encuentran restos óseos hay un problema serio en materia de identificación forense, es decir, que encontramos restos óseos pero hoy no hay los avances suficientes en materia de identificación forense. Es uno de los problemas estructurales más grandes”.