Joaquín el Chapo Guzmán, uno de los narcotraficantes más célebres del mundo, fue condenado este miércoles por un juez de Nueva York a pasar el resto de sus días en una cárcel de Estados Unidos.
Brian Cogan, el juez federal de Brooklyn que presidió su caso, recordó su “crueldad abrumadora” en una audiencia que duró menos de una hora, y dijo que debía sentenciarlo por ley a prisión de por vida más 50 años adicionales, como solicitaba el gobierno estadounidense.
El capo de 62 años, vestido con un traje gris y por primera vez luciendo un espeso mostacho en la corte, habló antes de ser sentenciado. Esta será la última vez que el capo hable en público, pues se espera que sea trasladado a una prisión de máxima seguridad en donde pasará el resto de sus días aislado.
“Ya que el gobierno de Estados Unidos va a enviarme a una prisión donde nunca más van a escuchar mi nombre, aprovecho para decirles: aquí no hubo justicia”, dijo en español el Chapo al juez Cogan.
Fue la primera vez que habló en público desde que fue extraditado a Estados Unidos en enero de 2017, y no pidió disculpas por sus crímenes.
“Estados Unidos no es mejor que cualquier otro país corrupto que ustedes no respetan”, afirmó.
Reprochó que no quisieron reponer el juicio pese a que algunos jurados hablaron con Vice News cuando eso está prohibido.
“No quiso traer de vuelta al jurado”, dijo. “Usted alega que la acción del jurado no fue importante porque hubo muchas pruebas en mi contra”.
“¿Por qué fuimos a juicio?”, agregó. “¿Por qué no me sentencian el primer día? El jurado no fue necesario, entonces”.
El Chapo también se quejó ante el juez de sus condiciones de reclusión en la cárcel de Manhattan donde ha estado detenido en aislamiento casi total desde hace 30 meses.
Lamentó la falta de luz natural, de aire fresco, el fuerte ruido de los ductos de ventilación, que no lo dejan abrazar a sus pequeñas hijas mellizas -que no acudieron a la sentencia- y recordó que su esposa Emma Coronel, una exreina de belleza de 30 años, no ha podido visitarlo nunca ni tocarlo.
“Ha sido una tortura las 24 horas, emocional, psicológica, mental”, dijo. “Es de lo más inhumano que he pasado en mi vida”.
Cuando entró y salió de la sala, el Chapo lanzó besos a Coronel y se tocó el corazón, y ella, vestida con un traje blanco y negro, hizo lo mismo.
Con información de AFP y CNN.