La península de Yucatán ya tiene graves problemas de deforestación, contaminación y pérdida de la cultura maya por proyectos de energía eólica, mega granjas porcícolas, el monocultivo de la soya transgénica y los desarrollos turísticos, entre otros. “A eso se sumará ahora el Tren Maya para terminarnos de fregar”, dice Pedro Uc, habitante de la comunidad de Buctzotz, en Yucatán.
El Tren Maya es un proyecto para construir un tren turístico, de pasajeros y de carga que incluye 1,525 km de vías alrededor de la península de Yucatán. De acuerdo con un análisis de la organización GeoComunes, uno de los efectos de este gran proyecto será la expansión inmobiliaria, que ya ha impactado ciudades como Cancún y Mérida.
En zonas poco urbanizadas ya hay planes para aprovechar el tren. En Calakmul se pretende aplicar un proyecto urbano, conocido como la “Primera Nueva comunidad Calakmul”, con capacidad para recibir hasta 3 millones de turistas anuales.
Pedro Uc, integrante de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xiinbal –que ya ha emitido pronunciamientos públicos manifestando su oposición al tren junto con otras organizaciones, como el Centro Comunitario U kúuchil k ch’i’ibalo’on, el Colectivo de Comunidades Mayas de los Chenes, el Colectivo K-luumil x’ko’olelo’ob, la Red de Resistencia y Rebeldía Jo’, y la USAEC Apicultores Sociedad Cooperativa– dice que las comunidades nunca le pidieron un proyecto así al gobierno federal.
“Creímos que con el nuevo gobierno las cosas iban a cambiar, que se iba a frenar eso de traer proyectos ideados desde fuera de las comunidades, y resulta que nos llega la noticia de un tren maya. Al gobierno federal le hemos hecho muchas propuestas para ayudarlo a impulsar el desarrollo como nosotros lo pensamos, y nunca les hemos pedido algo así”, comenta Uc.
En conferencia de prensa para presentar una herramienta de visualización cartográfica en línea –desarrollada por GeoComunes y el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS)– que permite analizar la magnitud del problema que enfrentan las comunidades mayas por los mega proyectos, habitantes de Yucatán y Quintana Roo señalaron que se sienten en un grave riesgo por la lógica de desarrollo del gobierno.
Wilma Esquivel Pat, vicepresidenta del Centro Comunitario U Kuuchil K Chibalom y habitante de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, señala que en esta región ven con preocupación lo que está sucediendo en lugares cercanos como Cancún y la Riviera Maya.
“A la gente se le vendió la idea del desarrollo. Nos dijeron que nuestro campo no sirve, que nuestro campo no da. Los jóvenes mayas aprendieron a querer irse a trabajar a los hoteles de la zona norte. Ahora vemos lo que está pasando allá: el narcotráfico, la violencia, los asesinatos, los feminicidios y nuestros jóvenes trabajando en los grandes hoteles, sirviendo a quienes los desprecian y teniendo que sonreír un montón para ganar una propina”.
En el centro de Bacalar están acabando con todo, explica, “el lugar ya no tiene identidad, ya no se puede vivir ahí como antes. La gente está vendiendo su tierra por la idea del tren maya y se está yendo. Vamos a perder nuestro territorio, dónde vamos a sembrar. ¿Por qué no nos preguntan qué queremos? ¿Por qué siguen pensado que todo lo bueno viene de fuera? Cuando es obvia la devastación, la pobreza, la violencia”, dice Esquivel.
Los pobladores señalan que justo éste es el otro problema, que no los han consultado, aunque el presidente López Obrador asegure lo contrario. Ángel Sulub, también del Centro Comunitario U Kuuchil K Chibalom, dice que la única consulta que se ha hecho en las comunidades sobre el Tren Maya es la nacional, realizada en diciembre de 2018, para preguntar a toda la población respecto a éste y otros proyectos del gobierno federal.
El área central de Quintana Roo, explica, tiene 88 pueblos, esta consulta se hizo solo en uno, en la cabecera municipal de Felipe Carrillo Puerto, con un módulo de consulta y muy poca participación. El resultado que se difundió a nivel federal fue un sí al Tren Maya.
“Pero nosotros como pueblo consideramos que esa consulta no tiene los más mínimos estándares relacionados con los derechos de los pueblos indígenas, que se han estipulado a nivel internacional (de una consulta libre, previa, informada y culturalmente adecuada). Para nosotros no tiene ninguna validez”.
Pedro Uc comenta que el gobierno está tratando de hacerle creer a la opinión pública que está consultando e informando a las comunidades, pero no es cierto. “Dicen que han hecho foros, y solo han organizado uno en Valladolid. El formato es que la gente solo escucha lo que vienen a decir las autoridades sobre el proyecto, pero no pueden opinar”.
Los pobladores cuentan que el gobierno está organizando también actividades, como parte de lo que llaman el Tren Nos Une. “Lo han hecho en muchos municipios. Llevan un poco de música –relata Uc–, un poco de teatro, un poco de comida, para llegar a decir que el tren nos debe unir porque es un proyecto que va a crear desarrollo, servicios y empleos. Todo es manipulación”.
Los activistas subrayan que es mentira que ellos se opongan al desarrollo, lo que cuestionan es ¿en el desarrollo de quién están pensando las autoridades? “En el nuestro no. Nosotros no queremos que nos quiten nuestra tierra. No queremos que la asesinen. No queremos que nos vengan a imponer una realidad que no es la nuestra. Si es un bien el que nos vienen a hacer, como dicen, ¿por qué lo quieren imponer, por qué no se sientan y lo discutimos, y acordamos”, cuestiona Uc.
Sulub afirma que las autoridades no se sientan a platicar porque saben que las comunidades indígenas no están de acuerdo con el tren. Si lo quieren imponer, habrá manifestaciones sociales desde Chiapas, hasta Calakmul y Quintana Roo.
“La conciencia está creciendo sobre los impactos de este proyecto y habrá resistencia. Creemos que podemos lograr un descarrilamiento de este tren, no físico, sino desde otras formas”.