En el Centro de Mando de la Policía Federal, en la capital del país, las gradas de la pista de atletismo se han convertido en “cama” para cientos de elementos a los que han hecho venir para presentar las pruebas para la Guardia Nacional, pero a los que no les dan ni hospedaje ni comida.
Se ven maletas y cartones, además de alguna cubeta, con la que acarrean agua para bañarse, porque ya no hay regaderas móviles, como antes de este gobierno.
Más allá, el estacionamiento de camionetas se ha vuelto también refugio, ya que buscan alguna a la que se le pueda abrir la puerta para pasar la noche dentro y evitar la lluvia y el frío de los últimos días en la ciudad. Al fondo, permanece cerrado el hotel que se había construido hace dos sexenios para los que venían de otros estados a un trámite o para ser desplegados en otro lado.
Este tipo de condiciones son las que llevaron a que los policías no aguantaran más y este miércoles hicieran paro y tomaran el control de las entradas y salidas de este cuartel, conocido como CONTEL, sus familiares cerraran la circulación de Periférico, donde se ubica, y de otras oficinas de la corporación.
El policía tercero Noriega cuenta a Animal Político que lleva más de un mes en esa situación. Vino de Veracruz para hacer las pruebas de la Guardia Nacional, pero se las pospusieron, luego otra vez y otra, hasta que después de 25 días que se las aplicaron, las pasó, y ahora está en espera de tomar el curso de siete semanas. Él ni siquiera está convencido de ser Guardia, pero sus jefes le dijeron que si no, sería dado de baja.
Mientras, está en el cuartel durmiendo sobre el cemento de las gradas, consiguiendo agua en cubetas o buscando compañeros que sí sean de la ciudad y le permitan ir a asearse. Para ir al baño, solo hay dos en las oficinas centrales o en el comedor, pero varios elementos se quejan de que están muy sucios ante el uso de las más de mil personas que están aquí concentradas y porque les dijeron que hay poco personal de limpieza por falta de recursos.
Otros elementos buscan refugio para la noche en los propios autobuses de pasajeros en los que se trasladan entre plazas. Y en casos extremos, están durmiendo debajo de unas pocas cajas de tráiler que también hay en el estacionamiento, usando cartones para acostarse, aunque la lluvia ha complicado todo en esa área, que entre ellos llaman “el polvorín” porque no está pavimentado y siempre está lleno de tierra, ahora convertida en lodo y encharcamientos.
Si acaso, pagan de su bolsa algún hotelito cercano para descansar y la comida del comedor se las cobran en 70 pesos, denuncian, mientras que los desplegados en los estados también están pasando carencias de alimentación, hospedaje y vestimenta, ya que aseguran que les han dado uniformes de mala calidad y de tallas inadecuadas. Y ahora tienen que hacer estos gastos tras sufrir una reducción de su bono de operatividad, lo que reciben por el riesgo de estar desplegados, que era de 9,800 pesos al mes y se les redujo a 7,200, y fueron informados de que al incorporarse a la Guardia Nacional ya no lo tendrán.
Un policía tercero muestra su recibo de pago: 9 mil 585 pesos, pero que sin las deducciones de Impuesto sobre la Renta, seguro de vida FOVISSSTE, seguro de salud, de retiro y un préstamo que está pagando, le queda en 2 mil 839 pesos a la quincena. Por esta razón, los agentes defienden que el bono es lo que realmente les da de comer a ellos y a sus familias.
Aunque los policías llevan semanas denunciando que sus superiores les han comunicado que ya no tendrán prestaciones y que tienen que firmar su baja de la Policía antes de incorporarse a la Guardia, con lo que perderían antigüedad, y si no de todos modos serán dados de baja, el secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, aseguró en una conferencia de prensa que nadie será despedido y que sus prestaciones no solo se mantendrán, sino que incluso mejorarán hasta homologarse con las que tienen el Ejército y la Marina.
El domingo pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador puso en marcha oficialmente a la Guardia Nacional con un acto en Campo Marte en el que tomó protesta y pasó revista a 10 mil de los 70 mil elementos que la integran, según se informó.
Pero entre esos 10 mil había algunos que todavía no están certificados o ni siquiera fueron considerados aptos para el nuevo cuerpo. José Luis López, policía tercero, fue uno de ellos.
“Yo no estoy certificado y me uniformaron, yo estuve en la ceremonia”, cuenta.
“Y uniformarse sin ser Guardia es prácticamente usurpación de funciones”, señala otro.
Al preguntar en un grupo de policías quienes fueron a la ceremonia, muchos levantan la mano, aunque este miércoles estaban de nuevo en el cuartel de Policía Federal. Muestran fotos de fornituras para portar el arma que les dieron, ya rotas porque no eran nuevas.
En el estacionamiento de CONTEL hay cientos de camionetas. Algunas tienen un 11 en el número de placa que según explica un elemento, indica que son de 2011, y ocho años después siguen en uso. Otras tienen un letrero pegado en el parabrisas que indica que están fuera de mantenimiento. Y unas más anuncian que pasarán a ser unidades de la Guardia Nacional. Los policías señalan que en ese depósito hay unidades dañadas y hasta baleadas, que solo las van a pintar, y se preguntan si las van a presentar como unidades recién compradas con el presupuesto del nuevo cuerpo.
Los Policías desconfían del proyecto de Guardia del presidente López Obrador y sienten que hay una revancha política contra ellos por un tema político, ya que fueron creados por el expresidente Felipe Calderón.
“A nosotros nos ve como panistas; a los de Gendarmería (creada por Enrique Peña Nieto) como priistas. Pero hasta diría que aquí la mayoría votó por él… ¿O no compañeros?”, pregunta uno, a lo que muchos contestan afirmativamente.
La conformación de la Guardia Nacional fue el detonante de la inconformidad de la Policía Federal. Aunque los elementos consideran que el gobierno pasado de Enrique Peña Nieto los abandonó, consideran que López Obrador ha ido más allá y los ha humillado al hablar de ellos como si todos fueran delincuentes, una corporación podrida, y que ni él ni Durazo se han parado en el Centro de Mando a dar la cara, como sí se han acercado a los militares.
Paradójicamente, que tantos elementos hayan sido llamados a la capital para hacer las pruebas de la Guardia, también provocó que haya una concentración de más de dos mil policías en CONTEL, lo que les dio fuerza para tomar control de las instalaciones, aunque todos están desarmados al no estar en un despliegue.
Los policías negociaron este miércoles un pliego petitorio de nueve puntos que durante el día tuvo algunos ajustes, pero casi todo era contra medidas relacionadas con la Guardia:
-Información insuficiente sobre el proceso de transferencia de policías a Guardia Nacional. Aunque Durazo aseguró en su conferencia de prensa en la sede de la Secretaría que el problema que llevó a las protestas fue la desinformación, los policías en CONTEL —a donde exigían que acudiera a dialogar— se quejaron de que no hay claridad porque ni siquiera les han dicho cuál es el sueldo como Guardia.
-Respeto al mando civil en la Guardia Nacional. “No a los militares, sí a los policías”, fue una de las consignas repetidas todo el día de manifestación; incluso cuando pasaba un compañero con alguna mochila o prenda verde militar todos gritaban bromeando que lo sacaran por ser “guacho”. Fueron insistentes en que habían decidido ser policías y no soldados, porque ellos son para seguridad y proximidad con la ciudadanía, y son quienes están capacitados para detener delincuentes y ponerlos a disposición de un Ministerio Público, a diferencia de los soldados.
Un policía de Sinaloa contó a Animal Político que ya le ha tocado trabajar con militares y que ya saben que todo el trabajo de papeleo lo van a tener que hacer ellos, porque los soldados ni siquiera saben cómo o no quieren dedicar tiempo al proceso que implica después una detención.
-No discriminación por sobrepeso, enfermedades o tatuajes. Un policía contó que entró hace siete años a la corporación, sano, pero hace tres le diagnosticaron “síndrome metabólico”. Aunque ha pasado sus pruebas en la PF, eso lo vuelve “no apto” en los criterios de la nueva Guardia, por lo que no sabe qué va a pasar con él. Otros denunciaron que por un kilo de más o un mínimo porcentaje de masa muscular en exceso fueron rechazados, cuando la comida que les dan suele ser de carnes y grasas, y no les ofrecieron una estrategia para mejorar su condición física, por lo que denuncian discriminación.
Otros mostraban cicatrices de heridas de bala o explicaban las enfermedades que han adquirido por su labor, ya que la mayoría lleva alrededor de 10 años sirviendo como policías.
Además exigieron que no sean militares quienes los dictaminen, o que los soldados vayan a presentar pruebas ante la Policía, que tiene sus propios estándares. Reclamaron que también se dé a conocer cuántos militares están reprobando los exámenes para la Guardia, porque tienen rumores por conocidos que están en el Ejército de que también hay muchos reprobados.
Sin embargo, por la noche el presidente reiteró que por problemas de salud y conductas inadecuadas, no todos los policías pueden ser guardias, y descalificó la protesta al asegurar que no tienen razones reales para estas acciones.
-Que se respete la antigüedad y los grados. “Esto no puede ser borrón y cuenta nueva. Para nosotros no puede ser así, por ellos”, declaró un elemento señalando los memoriales que hay en CONTEL a compañeros caídos.
-Que no se obligue a nadie a pasar a la Guardia Nacional. Establecer un tabulador para las liquidaciones. Muchos policías no quieren pasar a ser parte del nuevo cuerpo, pero temen que si no aceptan, solo sean dados de baja. Un elemento que tomó el micrófono durante la protesta señaló que por ley solo les darían 6 mil pesos por año trabajado en caso de retirarse, lo cual no les parece justo, para lo cual exigen que se establezcan tabuladores negociados de indemnizaciones y liquidaciones.