En febrero de 2015, Fátima Quintana, una adolescente de 12 años, fue torturada, violada y asesinada por tres hombres en Santa María Zolotepec, Estado de México.
Desde entonces su familia busca justicia, aunque han sido amenazados de muerte por familiares de sus agresores, motivo por el que fueron desplazados hasta el estado de Nuevo León, donde hoy viven de manera “precaria”, porque “deben ser discretos”.
Lorena Gutiérrez, madre de la víctima de feminicidio, cuenta que fue interceptada por tres hombres cuando volvía a su casa de la secundaria.
Tras abusar sexualmente de ella y asesinarla, la aventaron en una zanja y cubrieron su cuerpo con tierra y una llanta. Fue en ese sitio donde su familia, quien comenzó a buscarla tras no saber de su paradero, la encontró.
Dos de los responsables, los hermanos Misael y Luis Ángel Atayde, fueron sentenciados: uno de ellos a cinco años de prisión, por ser menor de edad al momento de los hechos, y el segundo a 73 años y cuatro meses.
Sin embargo, el tercero, José Juan “N”, fue absuelto en un primer momento por la jueza Janet Patiño García, y aunque gracias a un amparo lograron su reaprehensión y la reposición del proceso en su contra, a cuatro años del feminicidio continúa sin ser sentenciado.
La tarde del 5 de febrero de 2015, Lorena se encontraba en su casa preparando la comida, a la espera de que su hija llegara de la secundaria.
Generalmente Fátima estaba en casa antes de las 3:30 de la tarde, pero ese día dieron casi las 4:00 y ella no llegó, por lo que su madre salió de su casa acompañada de su esposo y su hijo menor a buscarla, pero no la encontraron.
Fue hasta que una compañera de la secundaria de Fátima les dijo que la había visto llegar a la parada del camión y que en el camino se encontraron con tres de los vecinos de la colonia que la familia de la adolescente buscó en el domicilio de los sospechosos, donde encontraron la sudadera y la mochila de la joven manchadas de sangre, así como charcos rojos en el suelo.
Con la ayuda de vecinos y familiares, Lorena buscó en la parte trasera de la casa, que daba hacia terreno boscoso y sin construcción, hasta que, después de unos minutos, encontraron el cuerpo semienterrado de la joven.
“No sé cuánto tiempo transcurrió, yo perdí la noción del tiempo. Después llegaron policías judiciales, quienes nos pidieron ayuda porque había gente a punto de linchar a los acusados, que por favor se los entregáramos vivos, que iba a haber justicia”, detalla la madre.
La autopsia practicada a Fátima reveló que, estando viva, le sacaron un ojo, le tumbaron los dientes y la violaron. Sus agresores mutilaron su entrepierna y finalmente la apuñalaron en más de 70 ocasiones.
A pesar de la crueldad con la que fue asesinada, la madre de Fátima lamenta que uno de los agresores vaya a salir libre en 2020 por haber sido menor de edad al momento de cometer los delitos, y que otro de ellos, José Juan, ya haya quedado una vez en libertad.
#Comunicado 🛑 Un paso hacia la justicia por #Feminicidio de niña en #EDOMEX 🛑
📌 Después de cuatro años de lucha, la familia de Fátima logra avanzar hacia el acceso a la verdad y justicia. pic.twitter.com/lAejSGIqed
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En 2015, en México fueron abiertas 411 carpetas de investigación por el delito de feminicidio, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. De estas, 59 fueron por feminicidios en el Estado de México.
Entre 2015 y 2018, los feminicidios en México aumentaron 117.7 %, al pasar de 411 a 895 carpetas de investigación.
Durante los cinco primeros meses del 2019, en el país fueron abiertas 369 carpetas de investigación por este delito, de las cuales 38 fueron registradas en el Estado de México.
El día que José Juan fue dejado en libertad, la familia del acusado amenazó a Lorena. “Maldita perra, ya firmaste tu sentencia de muerte”, le dijeron. Por el riesgo que representaba para ella y sus familiares continuar viviendo en el mismo domicilio tuvieron que abandonarlo y fueron llevados por la Comisión de Víctimas del Estado de México a otro municipio.
En este municipio, el padre de Fátima continuó con su trabajo como chofer de transporte público y la familia intentó retomar su vida, hasta que una tarde la unidad que conducía fue interceptada por personas que se identificaron como familiares de José Juan y lo amenazaron de que iban a asesinarlo.
Tras esta nueva amenaza, la familia de Fátima fue desplazada por segunda ocasión, esta vez hasta Nuevo León, lugar en el que la Comisión de Víctimas les consiguió una casa y los “abandonó”.
Lorena, su madre, asegura que desde entonces no tuvieron apoyo para encontrar trabajo, ni escuela para su hijo y nietos, por lo que sus dos hijas mayores, con sus esposos e hijos, aún sabiendo el riesgo que representa, volvieron al Estado de México.
Para ella, revivir los hechos y declarar una y otra vez lo sucedido es lastimoso.
“Solo quiero justicia para mi niña, solo tenía 12 años”, comenta; sin embargo, sabe que este proceso continuará hasta conseguir que se condene a José Juan “N”, contra quien se reanudó la investigación, gracias a la asesoría legal del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF).
En una audiencia celebrada este 10 de julio, el juez de Control de Distrito Judicial de Lerma, en el Estado de México, resolvió mantener la medida cautelar de prisión preventiva oficiosa a José Juan.
El juez determinó que hay elementos suficientes para suponer que no hay otra medida que asegure la presencia del acusado en el juicio, y que resulta necesario que continúe detenido, “en un contexto generalizado de violencia feminicida en la entidad”, informó el OCNF.
Un paso más hacia la #JusticiaparaFátima pic.twitter.com/Gt0JNrZ5Vv
— FeminicidioOCNF (@OCNF) July 10, 2019
Entre lágrimas, a más de cuatro años de su muerte, Lorena recuerda a su hija, su gusto por la poesía y la promesa de que quería ser doctora para que, cuando ella y su marido fueran mayores, ella pudiera curarlos de todo.
“No le gustaba mucho salir, era una niña. Ella prefería estar con su hermano menor, le llevaba un año y meses. Fátima era tímida y no le gustaba estar sola”, cuenta su madre.
En la escuela Fátima siempre estuvo en el cuadro de honor, era una “niña de 10”, atendía la biblioteca de la escuela y por su buen desempeño era la consentida de sus profesoras de química y biología.
“Era una niña muy tranquila y muy humana, era dedicada a sus trabajos. Incluso en la Fiscalía, donde tienen su mochila, pueden darse cuenta del tipo de persona que era Fátima porque estaba llena de libretas y libros”, detalla.
También recuerda que la joven gustaba mucho de leer y recitar poesía.
Para Lorena es difícil recordar a Fátima y saber que el último poema que recitó en público, de Amado Nervo, termina con la frase “vida, nada te debo; vida, estamos en paz”.