Norma recibe con preocupación las fotos que le envía desde Chiapas su marido, policía federal recién enviado para control migratorio en la frontera: tiene la piel llena de ronchas por la mala calidad del agua de donde se están quedando, construcciones llenas de cuarteaduras, con paredes sucias y sin mobiliario para hospedarlos.
Como ella, un grupo de alrededor de 30 personas, entre esposas, madres y hasta hijos de policías federales, se manifestaron la mañana de este lunes afuera de Palacio Nacional para protestar contra las condiciones laborales en las que trabaja este cuerpo de seguridad.
Uno de sus principales reclamos fue exigir una disculpa del titular del Instituto Nacional de MIgración (INM), Francisco Garduño, que la semana pasada dijo en una entrevista con el diario Reforma que los policías se quejan porque estaban acostumbrados a dormir en hoteles y comer bufet, y quieren seguir como fifís.
Muy alejado de esa declaración, aseguraron los familiares que se manifestaban, los policías están teniendo que organizarse para comprar jamón, pan, y hacerse sándwiches, ya que la corporación no les da ni siquiera sus tres comidas al día.
El marido de Norma lleva 12 años siendo policía. Con la creación de la Guardia Nacional por parte del nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y la inminente desaparición de la Policía Federal, tuvo que ir a presentar la solicitud y exámenes para integrarse al nuevo cuerpo.
No los pasó porque determinaron que tiene sobrepeso, aunque Norma asegura que no es así. Sin embargo, lo llamaron para ir comisionado a la frontera sur, y al llegar ahí, le dijeron que ya era parte de la Guardia Nacional y que tendría un nuevo contrato.
La familia está preocupada porque su sueldo regular como policía era de 4 mil pesos a la quincena, más los bonos de operatividad que reciben cuando están en una misión en alguna parte del país, pero ahora le dijeron que ya no iba a existir ese bono y no está seguro de cuánto será su sueldo, con el que mantiene a sus tres hijos de 13, 8 y 6 años.
Al frente de la manifestación, Estefanía Hernández, esposa de otro policía con 14 años de carrera, recordó que es la sexta vez que se expresan sus inconformidades ante instalaciones de gobierno o de la propia Policía, pero no les han hecho caso o se “echan la bolita” entre dependencias sobre quién debería solucionar los problemas.
Aseguró que los policías reciben uniformes que les quedan grandes y que por austeridad, ahora solo les dieron un brazalete que los identifica como miembros de la Guardia Nacional, y nada más.
Contó que a todos los que salieron con sobrepeso en las pruebas para la Guardia los mandaron a apoyar las labores de migración y les dieron seis meses para supuestamente ponerse en forma y volver a intentarlo. También reclamó los comentarios de Garduño sobre las supuestas condiciones de las que disfrutaban y le lanzó un reto.
“Ni siquiera sabe, se manejaba que los elementos dormían en hoteles, sí, pero no era como que una habitación por elemento, ¡claro que no! A veces se metían hasta 10 elementos en una habitación que era para 3 o 4. ¿Entonces por qué se atreve a decir que somos fifís, si no es cierto? Lo invitamos a que venga y se una, y que vaya a alguna de las instalaciones y pase aunque sea tres noches, como un reto, y a ver si puede sobrevivir así en un lugar como los que se han estado viendo”, expresó.
Los manifestantes expusieron en mantas fotografías de las casas de campaña en las que duermen los policías a la intemperie, que incluso han sido compradas por ellos, cuando no duermen en el piso de algunas construcciones, y cómo tienen que acomodarse con poca agua y sucia para lavar su ropa y bañarse.