Dos meses después de perder a su madre, víctima de un paro cardiaco, Leonardo había logrado graduarse de su maestría en la Universidad Intercontinental, y ya tenía decidido a que quería dedicarse. Trabajaba en una parroquia, donde se preparaba para convertirse en sacerdote.
Además se acababa de cambiar de casa. Justo para el 14 de junio, había invitado a su familia para que conocieran el departamento.
Pero ello ya no ocurrirá porque Hugo Leonardo Avendaño Chávez, de 29 años de edad, fue asesinado. Su cuerpo fue encontrado el martes dentro de su vehículo en el sur de la Ciudad de México, un día después de haber sido reportado como desaparecido.
“El martes 11 de junio aproximadamente a las 23:00hrs mi primo Leonardo Avendaño fue privado de su libertad, el día de ayer nos avisaron que lo encontraron sin vida, dentro de su camioneta con signos de tortura y asfixia”, publicó en sus redes sociales Daniela Durán, prima del joven.
El jueves 13 de junio la procuradora de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, confirmó el hallazgo e identificación del cuerpo de Avendaño, y la apertura de la carpeta de investigación por homicidio, aunque rechazó que se tratara de un secuestro pues “no hubo una llamada para pedir algún rescate”.
¿Quién era Hugo Leonardo? Su familia lo describe como un joven “estudioso, muy alegre, al que le gustaba viajar y que estaba lleno de oportunidades”. Pero sobretodo como un chico muy cercano a su familia y a su comunidad.
El joven era originario de la Ciudad de México. Graduado en Licenciatura de Teología por la Universidad Intercontinental (UIC), y recientemente de la Maestría en Psicoterapia Psicoanalítica por la misma institución educativa.
Hace unas semanas le habían hecho una fiesta en casa de sus tíos, para celebrar su graduación. Fue una ocasión especial para todos, pues el joven había concluido sus estudios con una beca y con la cooperación de su familia completa. Y lo había conseguido además luego del fallecimiento de su mamá, por enfermedad.
A la par de sus estudios, Leonardo trabajaba en una parroquia en el sur de la ciudad, y de acuerdo con su familia tenía decidido dedicarse al sacerdocio.
En la ficha que la Fiscalía para Personas Desaparecidas inició tras el reporte de su desaparición, se describe a Leonardo como un joven de complexión delgada, tez morena, frente amplia y cara ovalada. De 1.65 metros de estatura, ojos grandes y cabello lacio. La fotografía colocada en dicho documento de localización era justamente la de su graduación, portando la toga y birrete.
“Leo era un hombre de bien, recién graduado de la maestría en la UIC, hombre devoto que quería dedicar su vida a Dios, era un chico alegre y lleno de vida, con un futuro brillante que fue truncado de la manera más horrible posible”, señaló su prima Daniela.
A Leonardo le sobrevive su hermano mayor, quien justamente fue la última persona que lo vio el domingo pasado.
La procuradora de Justicia de la Ciudad, Ernestina Godoy, dijo en una conferencia de prensa que lo ocurrido en el caso de Leonardo Avendaño no fue un secuestro, ya que la familia confirmó que nunca hubo una solicitud para pedir el pago de un rescate.
No obstante confirmó que el joven fue encontrado sin vida dentro de un auto en la avenida Arboledas de la delegación Tlalpan. Originalmente no se pudo precisar su identidad, pero tras el cruce de información, por el reporte original de la desaparición de Leonardo, se confirmó que se trataba de él. Su hermano es quien lo reconoció oficialmente.
“Estamos en la investigación, hay agentes que están en la zona donde fue encontrado, se están recuperando las cámaras y viendo el trayecto que siguió, estamos juntando toda la información en imágenes. Tenemos algunas líneas de investigación ya muy sólidas, y seguimos trabajando. La necropsia nos arroja que tenía entre 24 y 30 horas de haber fallecido”, dijo la procuradora.
También el jueves por la tarde la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, señaló en su cuenta oficial de Twitter que la familia de Leonardo tenía todo el apoyo del gobierno capitalino y aseguró que se hará “todo lo necesario para garantizar la seguridad en la ciudad”.
Y es que la noticia del homicidio de Leonardo llega justo en el momento en que la Procuraduría General de Justicia de la ciudad intenta resolver otro crimen de alto impacto, de un estudiante universitario: el de Norberto Ronquillo, quien tras haber sido secuestrado fue encontrado muerto, con huellas de tortura, el pasado 9 de junio.
“Vamos a reforzar las áreas de inteligencia de la Procuraduría y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Estamos en sesión permanente del Gabinete de Seguridad donde pedí avances de las investigaciones, que sean con celeridad, apegadas a derecho y dejar en claro que no puede haber impunidad”.
La violencia homicida en 2019 en Ciudad de México se ha disparado. De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad, tan solo de enero abril de este año se registran 586 víctimas de homicidio doloso y feminicidio en la ciudad, cifra que si se compara con las 449 víctimas del mismo periodo de 2018, equivale a un incremento del 30.5% tan solo de un año a otro.
Y si la comparación se hace por tasas, el incremento es mayor al 32%, pues la población en la capital ha disminuido.
Entre los homicidios se han registrado varios de estudiantes que han tenido un impacto social alto, y en los cuales los hechos no se han esclarecido todavía. El más reciente, hasta antes del de Leonardo, era el de Norberto Ronquillo, estudiante de 22 años de la Universidad del Pedregal, y quien fue asesinado pese a que su familia pagó un rescate y denunció oportunamente el plagio ante las autoridades.
Otro caso fue el de Aideé Mendoza, de 18 años de edad, estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Oriente de Ciudad de México, quien murió tras recibir el impacto de una bala dentro de su propio salón de clases, el pasado 29 de abril.
En ninguno de los casos mencionados anteriormente se ha concretado la detención de algún probable responsable, ni se ha esclarecido el móvil de los hechos.
La procuradora Godoy dijo que se trabaja intensamente en todos ellos, que se está realizando un trabajo serio, y rechazó que tuviera contemplado renunciar al cargo como consecuencia de la falta de resultados en estos casos.
“Todos saben que cualquier investigación seria y bien fundamentada lleva su tiempo, no es de un día para otro. Estamos trabajando y respetando el debido proceso”, dijo la funcionaria.