En Guerrero desaparecen a la gente, sobre todo a las niñas.
Aquí, las alertas Amber, para niños y niñas, y Alba, para mujeres mayores de 18 años, se activan cada 48 horas en promedio. Los hombres mayores de 18 años que desaparecen no entran en este conteo. Para ellos no hay protocolos de búsqueda.
La primera vez que se puso en marcha la alerta Amber en Guerrero fue el 23 de enero del 2017 por la desaparición de Santiago de la Cruz Ramírez, de 17 años, de Acapulco, quien hasta la fecha no ha aparecido.
De los 126 menores desaparecidos entre enero del 2017 y mayo del 2019, 86 niñas y niños siguen perdidos, sólo 40 han sido recuperados, lo que establece que la alerta Amber tiene una efectividad del 30 por ciento, así se desprende de la página oficial de la Fiscalía General del Estado (FGE).
La mayoría de las niñas y niños perdidos de acuerdo a las veces que se ha activado la alerta Amber son de Chilpancingo, 47, de Acapulco, 31, Zihuatanejo 8, Iguala 7, el resto ha ocurrido en otros municipios, como Tixtla, Chilapa y Tecpan.
Chilpancingo es un hoyo negro para las niñas. Acapulco no se queda atrás. Algo pasa en la capital que las menores se pierden en lugares públicos. De la escuela a sus casas se esfuman. De calles muy transitadas como la Zapata, el principal andador peatonal de la ciudad, se evaporan.
Es cierto que varias de las alertas Amber activadas son casos de menores que huyen de sus casas por problemas con sus progenitores como Christian Yamil Molina Godinez, de 13 años, por quien se activó el protocolo el 12 de mayo del 2018 y regresó 15 días después.
De acuerdo con el papá y la mamá de Christian, la FGE no llevó cabo ninguna investigación, nunca fue ningún policía ministerial a hacerles ninguna pregunta a ellos, a sus vecinos o a maestros y compañeros de su escuela. A la fecha, la FGE no ha desactivado la alerta pues desconoce que el menor regresó a su domicilio.
Pero hay casos de menores de quien sus familiares no han vuelto a saber nada de ellos.
Todo apunta a que las y los menores que no aparecen, en su mayoría, han sido víctima de trata, como el caso de Karla de los Angeles Villalobos Gómez, de 17 años, desaparecida el 30 de abril del 2017, en Acapulco. La madre de Karla supo que su hija era víctima de una red de prostitución en la que están inmiscuidos policías municipales del puerto, de acuerdo con su denuncia en la CDMX hecha a un medio.
El caso de Karla fue retomado por la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niños en América Latina y El Caribe (CATWLAC) la que consiguió que la Interpol emitiera la alerta roja, un aviso internacional sobre personas pero no es una orden de detención. De esta forma Karla fue recuperada. La FGE tampoco ha desactivado esta alerta.
Otros menores desaparecidos han sido víctimas de las organizaciones criminales. Adrián Ayala Abarca, de 17 años, es uno de ellos. El menor desapareció en Acapulco el 9 de abril del 2019. Su cadáver desmembrado apareció días después en una bolsa negra. La FGE también mantiene la alerta. La institución se calla cuando hallan asesinado a un desaparecido con alerta.
———-
Alrededor de las once de la noche del martes 30 de abril del 2019, la Fiscalía Especializada en Materia de Desaparición Forzada y Búsqueda de Personas Desaparecidas, de la Fiscalía General del Estado (FGE) activó la alerta Amber por la desaparición de Danna Ofelia Ramos González, de 16 años.
Gabriela González, mamá de Danna, la buscó desde las tres de la tarde, cuando llegó del trabajo y se enteró que no había regresado de la clase de baloncesto a la que asiste de siete a nueve de la mañana, a la Preparatoria número 9, de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro).
Con el caso de Danna, la Fiscalía Especializada activó por trigésima novena vez la alerta Amber en lo que va del 2019, protocolo para la búsqueda de niños y niñas.
Con Danna, la alerta Amber había sido activada 106 veces, de acuerdo a los registros históricos en la página oficial de la FGE, aunque estos no coinciden con reportes de la misma dependencia.
Gabriela González estaba desesperada desde que comenzó a marcar a Danna y su número mandaba a buzón. En los primeros cuatro meses del año, ya habían ocurrido 59 probables desapariciones, de 39 menores de edad y de 20 mujeres de 18 años en adelante, casos en los que se activa la alerta Alba.
Las redes sociales difunden a cada rato información sobre una nueva persona desaparecida y pocas veces reportan si han sido localizadas. Gabriela se presentó a la Prepa 9 a ver si Danna había ido a clases en el turno vespertino, en el que está inscrita. Estuvo en la puerta del salón a ver si llegaba. Platicó con los compañeros de su hija. Llegaron también los familiares de José Manuel Marcial Gómez, de 15 años, estudiante de la misma escuela del turno matutino quien tampoco había regresado a su casa ese día.
A las nueve de la noche, cuando se terminaron las clases en el aula de Danna, Gabriela acudió a la FGE a denunciar la desaparición de su hija. Fue la alerta número 39 del año. Se activó de manera inmediata, como marca el protocolo. Pero no siempre es así, no todas las personas a las que se les pierde un familiar tienen posibilidades de ser escuchadas, sobre todo si llegan solas.
En el caso de Gabriela fue distinto. La abuela de Danna es una activista de derechos humanos. Pidió apoyo a organizaciones. De inmediato, el Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia Minerva Bello acompañaron a la madre y a la abuela.
Al día siguiente, la FGE activó también la alerta número 40 del año por la desaparición de José Manuel.
En la Prepa 9, maestros y estudiantes consideraron que Danna y José Manuel no estaban desaparecidos, que habían huido juntos.
El protocolo de la alerta Amber, aprobado en el Congreso local en 2015 pero puesto en marcha hasta enero del 2017, establece que éste se activará sin dilación alguna, “previa evaluación de las circunstancias de las que se trate”, y que se priorizará la búsqueda inmediata en áreas donde sea más probable encontrar al desaparecido.
La búsqueda inmediata de la que habla el protocolo parece que es una cuestión subjetiva como la evaluación previa de las circunstancias de cada caso. Las primeras indagatorias que realizó la Fiscalía Especializada en el caso de Danna las llevó a cabo hasta el viernes 3 de mayo. El jueves 2 de mayo los familiares y las organizaciones que las acompañaban anunciaron que harían una marcha para exigir la búsqueda, porque el 1 de mayo como era un día de asueto la Fiscalía Especializada no realizó ninguna actividad para dar con la menor. La madre, la abuela y otros familiares tapizaron las calles céntricas de la ciudad y alrededor de la Prepa 9 con el anuncio de la alerta por la desaparición de Danna y preguntaban a la gente si la habían visto.
Gabriela colocaba una fotografía en un poste del andador Zapata cuando un policía municipal la abordó para tener más información.
—Me di cuenta que la Fiscalía no manda la alerta a todas las policías, como dice. Ese policía me preguntó sobre Danna porque no sabía nada. Dijo que no estaban enterados y tomó una foto con su celular. Mandó un mensaje a un grupo de Whatsapp que tienen los policías para que estuvieran pendientes.
El jueves iban a hacer la marcha pero la Fiscalía Especializada le dijo que tenían datos de ubicación del celular de Danna y le pidieron que fuera a las oficinas. La marcha se suspendió. El viernes pasó lo mismo. El sábado de nueva cuenta le llamaron por la tarde para que estuviera en la Fiscalía, pero sus familiares ya no la dejaron ir y la marcha se llevó a cabo.
—Me hablaban para que no hiciéramos la marcha, —acusa.
La Fiscalía no pegó en ningún lado la alerta por la desaparición de Danna, sólo difundió en los medios, aseguran los familiares. Todas las fotos en las unidades del transporte público, en la terminal y en los sitios concurridos las pegaron la mamá, el papá y la abuela.
El sábado, después de la marcha, en la que participaron otros familiares de desaparecidos y organizaciones afines, avisaron a Gabriela que el lunes a las dos y media de la tarde la iba a recibir el fiscal General del Estado, Jorge Zuriel de los Santos Barrila.
Este reportaje fue elaborado por el equipo de Amapola. Periodismo transgresor.