El pasado martes llegó la llamada que Josué esperaba desde hace días. Del Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención de Sida e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS) de Tampico, Tamaulipas, donde él vive, le marcaron para avisarle que ya podía pasar a recoger su medicamento para el VIH.
Tenía dos semanas que no tomaba sus medicamentos y estaba aterrado por la posibilidad de que lo atacara lo que se conoce como una infección oportunista. Ya eran casi las 3 de la tarde cuando le marcaron, justo cuando cierran la distribución de medicamentos en el (CAPASITS).
Fue hasta este miércoles cuando por fin tuvo en su mano la caja de Atripla, el fármaco que toma para mantener a raya al VIH en su organismo y evitar caer en una fase de sida, como se le conoce cuando una infección oportunista, o varias, aprovechan las deficiencias del sistema inhume, provocadas por el virus, para atacar.
Josué, quien se dedica a la publicidad por Facebook, se quedó un tiempo sin su medicamento por el desabasto de antirretrovirales que se presentó en varios estados del país, entre ellos Tamaulipas, por el retraso en la compra de los mismos por parte del gobierno federal, y que afectó principalmente a los usuarios del Seguro Popular y, por lo tanto, de los CAPASITS.
El publicista dice que después de esos días sin medicación no está del todo bien.
“El 7 de mayo me tomaron una muestra de sangre para ver cómo estaba, y el jueves 9 me dieron los resultados. Se los llevé de inmediato al médico del centro y resultó que tengo Hepatitis B. Pero según él está en un nivel muy bajo, y no hay riesgo. Me dijo que con el mismo Atripla iba a ser el tratamiento, cuando lo pudiera tomar”.
Josué comenta que cuando recibió el fármaco no tuvo ninguna revisión médica. “No nos checaron. Había una fila enorme y solo nos dieron el medicamento. Mi cita médica me la reagendaron justo para dentro de un mes, así que solo voy a volver a tomar el Atripla y esperar”.
Para el publicista estos días serán de zozobra, no solo por saberse con Hepatitis B, aunque sea en un nivel muy bajo, también por la incertidumbre de no saber si dentro de un mes estará su medicamento disponible en el CAPASITS de Tampico, o no.
“Ayer el director del centro, Juan Beltrán Saldaña, nos dijo, y lo confirmó en una entrevista con medios locales, que solo hay abasto para un mes, que solo se hizo la compra por ese tiempo, como una medida emergente. Pero no se ha hecho la compra consolidada a nivel nacional por todo el año. El presidente López Obrador dijo que se iba a hacer una excepción con los antirretrovirales por humanidad, y se le agradece, pero ahora resulta que el problema está resuelto solo por este mes y el siguiente a ver qué pasa”.
Beltrán Saldaña, el director del CAPASITS Tampico, dijo en entrevista con medios que el problema “es que los proveedores normales dejaron de ser proveedores de los medicamentos, y ahora el nuevo proveedor no tiene el inventario necesario para todo el año, por eso solo se puede comprar lo de un mes”.
Con todo, Josué es de los afortunados. Ana Karen López, activista de Tamaulipas Diversidad VIHDA Trans, asevera que es mentira que se haya resuelto el desabasto, como anunció el gobierno.
“Acá al CAPACITS de Tampico llegaron sólo 197 frascos de Atripla, cuando los usuarios de ese medicamento son 600, solo en este centro. Nosotros contamos las cajas y eran sólo 197. Y sí, ya desde ayer tenemos reportes de personas que se quedaron sin medicina. Llegaron al CAPACITS, se formaron, porque estaba como la cola de las tortillas, y les dijeron que ya no había”.
Por ahora, Ana Karen dice que no saben cuántas personas de este centro siguen sin poder tomar su medicación, porque aunque las cajas eran 197, hay quien todavía tenía reserva. “Estamos tratando de hacer un censo de cuánta gente, de los de aquí de Tampico, no tienen una sola caja, y estamos buscando información de otros centros como el de Nuevo Laredo, pero por ahora no tenemos claro cuántas personas siguen sin tratamiento”.
El problema, dice Adrián Quiroz, del Movimiento Nacional de Lucha contra el VIH, es cómo está haciendo el gobierno federal la distribución de medicamentos. “Todo está llegando a la Clínica Condesa, en la CDMX, y de ahí están enviando los medicamentos a los estados, en camionetas, en Vans, y hasta en ambulancias”.
En Yucatán, explica el activista, “a la jefa del Programa de VIH del Seguro Popular le dijeron que se tenían que encargar de la distribución para todo el sureste, imagínate. Y en algunos lados les están diciendo que tienen que venir a la CDMX por los fármacos. Hace rato ahí en la Clínica Condesa vimos una camioneta del estado de Jalisco, y otra de Puebla”.
Es por eso, asegura, que “los medicamentos están llegando a cuentagotas, y claro, seguro que hay personas que se están quedando sin tomar su tratamiento, porque no se está haciendo bien la distribución, no hay una cadena formal, organizada, y tampoco hay seguridad para hacerla, hay hasta riesgo de que se roben los cargamentos. Y perdón, pero esto no es gasolina, es la vida de la gente”.
Animal Político busco una entrevista con la Secretaría de Salud para hablar de estos temas, pero hasta el cierre de esta edición no se pudo concretar.