Las quemas agrícolas son una práctica “milenaria” de los campesinos mexicanos, que prenden fuego a sus tierras para favorecer la nueva siembra tras el estiaje; para acabar con plagas o para cambiar el uso de suelo. Cuando se salen de control, las quemas constituyen una de las principales causas de los incendios forestales, de acuerdo con las autoridades ambientales.
Esto ocurre invariablemente cada año y, aunque el gobierno lo sabe, ninguna autoridad puede evitarlo, pues aseguran que es “muy difícil” vigilar a los agricultores.
Este año, los incendios causaron una crisis ambiental atípica en la Megalópolis -región conformada por la Ciudad de México (capital del país) y sus estados vecinos: México, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Morelos y Querétaro- además de otras zonas del territorio nacional, como el suroriental Quintana Roo.
El humo inundó las ciudades de micropartículas 2.5, las más finas y por ende las más dañinas para los pulmones, pero las autoridades simplemente lo atribuyeron a los incendios sin tomar medidas restrictivas.
Tratándose de la causa medular del problema, los incendios deberían ser abordados como un problema emergente con medidas preventivas y sanciones, ha señalado la dirección de Servicios de Salud capitalinos; sin embargo, las secretarías de Medio Ambiente y de Agricultura, así como a Comisión Nacional Forestal admiten que no tienen posibilidad de evitar que los agricultores continúen con esta práctica tradicional.
“No se están tomando hasta ahora medidas, andan las patrullas ecológicas y espero que se intensifique la aplicación de sanciones”, sentenció el Director de Servicios de Salud de la capital, Jorge Ochoa.
“Yo como Salud siempre digo que debería prevenirse, nos preguntan qué vamos a hacer, pero ¿qué van a hacer las autoridades para que no se vuelvan a dar estos incendios? Porque en las próximas tres semanas se van a seguir dando si no se prohíbe y se sanciona”, dijo el funcionario local a Animal Político.
Tras una conferencia con miembros de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), Ochoa explicó que la Norma 015 de las secretarías de Agricultura y de Medio Ambiente regula las quemas agrícolas para evitar que salgan de control y establece sanciones para quien la incumpla, pero advirtió que mientras no se apliquen, el problema será el mismo el año siguiente.
“Que se apliquen sanciones y ya no se den este tipo de quemas, porque si no, dentro de un año vamos a estar igual, con el humo. El problema es que es una inercia, la quema de rastrojo es un uso y costumbre que viene desde antes de los españoles y todavía seguimos con esa cultura”, puntualizó.
Las autoridades ambientales admiten esta incapacidad y argumentan que es muy difícil vigilar cada hectárea de terreno en un país con una superficie de casi dos millones de kilómetros cuadrados, según el Instituto de Estadística.
“Las prácticas superan los alcances de la Norma”, reconoció Sergio Sánchez, subsecretario de Gestión para la Protección Ambiental de la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente). “La cultura del fuego en México es milenaria. La práctica de tumba, roza y quema sigue siendo común”, apuntó el funcionario, hasta hace una semana titular interino de la CAMe.
Sánchez precisó que actualmente la vigilancia de los pastizales y sembradíos se realiza desde torres de vigilancia, donde hay una persona que detecta el humo y hasta ese momento manda a la brigada a controlar el fuego, “pero para entonces puede ser tarde. Por eso es importante que sea desde el inicio”, dijo.
Agregó que esos mecanismos de reacción deben sustituirse por otros de prevención, que incluyan regulaciones pero también instrumentos económicos, capacitación, concientización e incentivos para cambiar esas prácticas, pero señaló que ninguna de estas partes puede funcionar por sí sola, sino que requiere que todas las entidades que participan colaboren para prevenir los incendios.
“No es posible tener un inspector o un policía enfrente que esté en un territorio tan grande como el de México, pero sí es posible que con los incentivos adecuados, en el futuro a los campesinos les convenga más implementar otro tipo de medidas que quemar.
En este momento, además de que es una cultura, le conviene hacer el fuego porque si no quemara, tendría que arar más el suelo, implica más tiempo y más costo. Por eso es importante cambiar ese incentivo”, puntualizó el subsecretario.
Este miércoles, la CAMe presentará al mediodía su nuevo plan para enfrentar las contingencias ambientales que ocurren en la Megalópolis, entre las que se espera una actualización de la NOM 015; la incorporación de las partículas PM2.5 en los criterios para decretar contingencias y, presumiblemente, nuevas medidas de prevención de los incendios, según los funcionarios entrevistados por este medio.
“Estamos trabajando en la revisión del Programa para contingencias ambientales atmosféricas para 2019”, informó Sol Ortiz, directora de Atención al Cambio Climático de la Sader (Secretaría de Agricultura). Dentro de este programa, dijo la funcionaria, están considerando prohibir a nivel nacional las quemas agropecuarias durante las épocas pico de incendios, es decir, la temporada primaveral; ya que actualmente la NOM 015 las regula pero no las prohíbe, aunque cada año provocan incendios forestales.
La Norma zonifica el país de acuerdo con la frecuencia con que ocurren los incendios, por lo que según la funcionaria de Sader, el programa que la CAMe presentará este miércoles incluirá la prohibición expresa para que durante la temporada pico de incendios (febrero- abril) no se puedan dar las quemas agropecuarias.
“La prohibición aún no está implementada pero la CAMe lo va a anunciar, es algo que se va a incluir en el programa de contingencias para este año pero considero que se va a quedar para años subsecuentes, muy probablemente en función de los resultados que obtengamos se hará la modificación a la NOM 015”, abundó.
Otro de los funcionarios que señalan que lo que se requiere son medidas preventivas más que combativas es el gerente de Manejo de Fuego de la Conafor (Comisión Nacional Forestal), Eduardo Cruz. Parte de esa prevención, aseguró el funcionario, debe consistir en ofrecer a los agricultores alternativas para explotar sus tierras sin necesidad de quemarlas, lo que es competencia de la secretaría de Agricultura.
Sin embargo, las alternativas actuales a las quemas son solo sugerencias del gobierno en las que se orienta a los campesinos sobre los daños que provoca quemar la tierra: ni la procuraduría ambiental (Profepa) ni las secretarías tienen capacidad para vigilar que las quemas se realicen en condiciones controladas.
“La gran dificultad es la enorme extensión que tenemos, no podemos tener un ojo en cada parcela. Eso es un hecho y es algo que ha dificultado el cumplimiento de la normatividad, no sólo en materia de fuego”, reconoció Sol Ortiz.
En entrevista con este medio, la funcionaria explicó que la Norma 015 ya incluye mecanismos para que las autoridades municipales, cuando reciben un aviso de quema, pueden decidir si es procedente o si se debe posponer, en función de variables como la proximidad, pero los ordenamientos no se acatan. “Si el vecino también va a quemar no se pueden hacer dos al mismo tiempo, o si hay contingencia tampoco. Eso ya está contemplado en la Norma, la problemática que vemos es que ha habido mucha dificultad para que se cumpla”.
Indicó que Sader está explorando mejores formas de vigilancia para el cumplimiento de la Norma vía satélite, “para ver qué agricultores están haciendo quemas no permitidas y que la autoridad proceda a las sanciones”.
Dichas sanciones son facultad de Profepa y de los gobiernos locales, y están establecidas en la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable, pero no se aplican de manera homologada en todo el país, ay que incluso los municipios tienen sus propias sanciones. “Necesitamos una política general y estatal que baje a todo el sector agropecuario para que sea una realidad y atendamos esta situación de fondo, ya que desafortunadamente sí es esta la principal causa que origina los incendios”, refirió el gerente de Manejo de Fuego de la Conafor.
Eduardo Cruz coincidió en que las quemas agrícolas con una costumbre de los productores del campo, “es una idiosincrasia de nuestros agricultores en todo el país, desde antes de los españoles siempre han quemado espacios para abrirlos para la agricultura”, puntualizó.
Respecto a la razón de que esta práctica se lleve a cabo cada año pero no siempre provoque incendios forestales incontrolables, el funcionario apuntó que las condiciones de sequía que han prevalecido los últimos años han aumentado las probabilidades de generar un incendio forestal que se propaga en áreas que antes no ocurría, como en los bosques de niebla chiapanecos, donde la humedad solía impedir la generación de fuego pero se ha reducido tanto que ya no logra evitarlo.
El funcionario de Conafor reconoció que los recursos federales para el combate a incendios se han ido reduciendo los últimos años, sin embargo, descartó que haya una relación proporcional entre un menor presupuesto y el aumento de incendios.
“En los últimos años los periodos de sequía en México y el mundo se han alargado, incluso hay registros históricos de altas temperaturas. Quien marca realmente cómo se va a comportar el periodo de incendios va a ser el tema meteorológico, y por supuesto que la capacidad de respuesta sí estará influenciada por el presupuesto”, dijo en entrevista.
Cruz aseguró que todos los equipos, brigadas, equipo especializado y torres de detección de Conafor operan al 100% y que su capacidad no ha tenido ninguna reducción pese a que el presupuesto federal cayó en 2017 a la mitad y ha seguido disminuyendo. No obstante, señaló que en algunas acciones de combate a incendios sí ha repercutido la baja presupuestal, como en la disponibilidad de equipo aéreo especializado.
“Es de muy alto costo y estamos supeditados a que nos apoyen las Fuerzas Armadas, Policía Federal, el Ejército, Marina con sus equipos”, dijo, y agregó que por este apoyo, la Comisión les proporciona un recurso “de recuperación”.
En tanto, la directora de Atención al Cambio Climático de la Sader indicó que el programa de Fomento a la Agricultura de esa dependencia ya está en marcha para desarrollarse este año, estableciendo en sus reglas de operación que no se otorguen incentivos agrícolas a productores que quemen sus terrenos con el fin de cambiar el uso de suelo, asociado a terrenos con esquemas de pago por servicios ambientales o programas de manejo forestal. “Con esto se pretende desincentivar a que los productores amplíen la frontera agrícola”, puntualizó.
Además de esas acciones, Sader prevé incluir el fomento al manejo integral de plagas de insectos, para evitar que los productores recurran a la quema para controlarlas; así como el uso de maquinaria agrícola para evitar, en el caso del cultivo de caña, la costumbre de hacer la zafra para facilitar la cosecha.
Precisó que las actividades de orientación y concientización con agricultores hasta ahora se han llevado a cabo en nueve estados: Sinaloa, Sonora, Guanajuato, Querétaro, Michoacán, Estado de México, Puebla, Hidalgo y Chiapas. “Lo que se hace son recomendaciones para evitar la práctica conocida como roza, tumba y quema, y se busca incrementar la agricultura de conservación, uso de maquinaria adecuada, rotación de cultivos para optimizar el control de malezas y para control de plagas. Sí hay suficiente evidencia para seguir impulsando que se desarrollen alternativas a la quema agropecuaria”, expresó la funcionaria.
En lo que va de 2019 en México se han registrado cuatro mil 435 incendios forestales en 30 entidades federativas que han provocado afectaciones a 14 mil 916 hectáreas, el equivalente a 150 kilómetros cuadrados, de acuerdo con la Conafor.
Fires have raged for nearly a week in the coastal state of #Guerrero in south-central #Mexico. https://t.co/7lQGKF5gi8 pic.twitter.com/arK4WhBYFM
— NASA Earth (@NASAEarth) May 12, 2019
Con información de Yuridia Ávila.