En 2012, Nadezhda Andréyevna Tolokónnikova, también conocida como Nadya Toloknó, integrante de Pussy Riot fue encarcelada por interpretar una canción anti Putin en la Catedral de Moscú.
Pese al encierro en Siberia Nadya tiene algo claro: se debe ser activo y protestar porque “todos pueden ser un Pussy Riot”.
En la última década, pocas agrupaciones de activistas han llamado tanto la atención internacional como este grupo.
Para ella, el performance y la música son algunas de las mejores formas de ejercer el arte. Cada presentación suya en el escenario nos recuerda que involucrarse en la política importa: “Lo importante de cuando venimos a México por primera vez fue demostrar que todos pueden ser un Pussy Riot”, dice a Animal Político unos días antes de su presentación en el Festival Ceremonia, que será en Toluca este sábado 6 de marzo de 2019.
¿Cómo ser un Pussy Riot? Nadia menciona el caso de una adolescente que fue encarcelada por sus opiniones en redes sociales. Para involucrar a la juventud a que se interese en el activismo o en la política, explica, “lo primero es que no creo en “predicar”, pero lo que pasó en Rusia con Pussy Riot fue que nosotros éramos rechazadas en la sociedad por ser tan radicales, creo, pero algunos años pasaron y de repente nos volvimos populares con la gente.
“Cuando voy a conciertos, hay adolescentes que me dicen que cambiamos sus vidas y nunca había pensado en eso. De alguna manera lo hice. Lo mejor sería ser activo y articularlo en casos como el arte, haz lo que tienes que hacer. Todos pueden ser un Pussy Riot”, finaliza.
En la Copa Mundial de la FIFA de Rusia 2018, Pussy Riot volvió a acaparar la cobertura mediática. Cuatro integrantes, disfrazados de policías, invadieron el campo del estadio Luzhniki en el Francia vs. Croacia, la mismísima final de la Copa del Mundo. Fueron sentenciados a quince días de prisión. Poco tiempo comparado con los dos años que Nadya estuvo encarcelada en Siberia.
“La situación de los prisioneros políticos en Rusia no debería olvidarse. Y es por eso que algunos miembros de Pussy Riot entramos a la cancha de fútbol. No diría que todos olvidaron ese tema, pero definitivamente tenemos más opresión con esta nueva administración de Putin. En Rusia puedes perder tu trabajo, tu lugar en la universidad y podrías tener problemas con las escuelas por solo protestar.
Últimamente mucha gente joven se ha empezado a interesar en la política ante Putin. Para ellos puede ser difícil la protesta, porque entonces serían expuestos en sus escuelas. Está el caso de Ana Pávlikova y María Dubovik, que terminaron en prisión porque el gobierno espió en sus perfiles de redes sociales. Después de unos meses en prisión, ahora están en arresto domiciliario”
De acuerdo a un reporte de Human Rights Watch, “desde 2012, autoridades rusas han perseguido, sin justificación, a docenas de personas por ofensas criminales con base en publicaciones de redes sociales, videos, artículos en medios, entrevistas, y han eliminado o bloqueado el acceso a cientos de páginas web”.
Tras esto, la conversación sobre la propaganda y la libertad de expresión se vuelve inevitable: “No diría que los medios son los nuevos controladores del poder. Estos siempre han sido controlados por gente de poder. Creo que la situación se vuelve preocupante cuando los grandes medios son controlados por poca gente y muy muy poderosa. Eso pasa en Rusia, donde nosotros nos burlamos de Russia Today (el canal de noticias del Estado), porque nadie se los toma en serio. Pero lo preocupante de eso es que RT es nuestro canal de propaganda de mierda. Y hay personas que se la creen”, afirma Nadya.
¿Pero, entonces, qué pasa con el periodismo independiente? Nadya responde: “Gran cantidad de medios en Rusia son privados o controlados por el Kremlin. No hay oportunidad para medios independientes. Si quieres crear alguno nuevo sería muy difícil. El gobierno hará lo que sea para cortar tus recursos financieros y podrían meterte a la cárcel. Es muy complicado porque también hay muchas leyes que, de cierta manera, impiden la creación de organizaciones independientes.
“En el caso de las Organizaciones de la Sociedad Civil, por ejemplo, se vuelve peor, pues hubo algunas que recibían dinero desde afuera de Rusia, pero la ley lo prohibió hace unos años. Ahora es un crimen formar parte de alguna de esas organizaciones. La gente de poder tiene miedo, por eso la presión hacia estos medios”.
De acuerdo a la legislación rusa, son indeseables las “organizaciones foráneas o internacionales que representen una amenaza a las capacidades de defensa y seguridad del Estado, del orden público, o de la salud de la población”. Esta ley, promulgada en 2012, “fue diseñada para amenazar, estigmatizar y, finalmente, silenciar a las Organizaciones de la Sociedad Civil críticas hacia el gobierno”, afirma Sergei Nikitin, director de Amnistía Internacional en Rusia.
El activismo de Nadya no se ha limitado al país más grande del mundo. Ella ha hablado, sin miedo, sobre las políticas de Donald Trump. Y ahora, Bolsonaro, presidente brasileño a quien comparan seguido con su homólogo estadounidense.
“Estar en Rusia hace difícil ver cómo están las cosas en Brasil. Pero he pensado recientemente en eso. No todos los que votaron por Bolsonaro son idiotas de la extrema derecha. También pasó lo mismo en EU, la gente votó por el cambio… y escogió a Trump, aunque no todos son racistas. Hubo gente normal y razonable que votaron por ellos porque estaban hartas”.
Aunque ambos personajes también han sido acusados de sexistas por sus comentarios hacia las mujeres: “No tengo idea de por qué la gente votó por esos sexistas. Pero eso sí, nosotros no estamos ofreciendo nuevas soluciones. Estos líderes se dicen populistas, pero no son cercanos a los trabajadores, son capitalistas”.
Al preguntarle sobre su opinión del estado capitalista, Nadya reflexiona: “Definitivamente deberá transformarse para sobrevivir, aunque este modo es muy flexible. Puede que haya mayor desigualdad y que esto provoque movimientos sociales, esto puede resultar en muchas posibilidades, como la revolución social, que esperamos sea buena”.
Hoy Rusia vive la cuarta administración de Vladimir Putin, uno de los líderes más importantes de la política global. Y la actitud de Nadya no cede: como integrante de Pussy Riot ha hecho teatro de denuncia, colaborado con Marina Abramovic, e interactuado con el filósofo Zlavoj Zizek a través de cartas. Su influencia opositora en una Rusia poderosa es innegable.
Pussy Riot se presentará a las 6 de la tarde en el Escenario Corona del Festival Ceremonia.