Los enfrentamientos entre presuntos ladrones de combustible, llamados huachicoleros, y el Ejército han sido una constante en los últimos años, sobre todo desde 2015, antes del plan de combate al robo de hidrocaburos emprendido por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La Secretaría de la Defensa (Sedena) reconoce 46 enfrentamientos, entre 2012 y principios de 2019, a los que pueden sumarse al menos otros 4 reportados por la prensa en los últimos dos meses.
El pasado 12 de marzo por la noche, ocho militares fueron retenidos por pobladores del municipio de Tetepango, Hidalgo, después de un presunto enfrentamiento en el que murió un joven de 22 años, informó el diario Criterio.
Los primeros reportes de la policía municipal señalaron que los militares fueron agredidos por presuntos huachicoleros, aunque los habitantes del lugar aseguraron que el joven muerto era un campesino que estaba regando la tierra y por eso retuvieron durante horas a los soldados.
En respuesta a dos solicitudes de información hechas en 2017 y 2019 sobre enfrentamientos y riñas entre militares y delincuentes vinculados a robo de combustibles, la Sedena enumeró un total de 46 “agresiones al personal militar” en las que murieron ocho elementos y 25 fueron heridos.
Desde el principio del actual gobierno, la dependencia reconoce cuatro hechos, sin muertos ni heridos, dos de ellos en Hidalgo —que encabeza la lista de estados con tomas clandestinas y donde ocurrió la explosión que causó más de 130 muertos—; el 23 de diciembre en Irapuato, Guanajuato; el 28 de diciembre en Tula, Hidalgo; el 7 de enero en Cuautepec de Hinojosa, Hidalgo; y el 10 de enero en Matamoros, Tamaulipas.
A esos puede sumarse el del pasado 12 de marzo; el del 25 de enero en Otumba, Estado de México, donde tres militares fueron heridos, y del 13 de enero en Tula, Hidalgo, donde tras un enfrentamiento en la comunidad de Santa Ana, los pobladores retuvieron a tres militares y amenazaron con prenderles fuego.
Tampoco está reconocido en el reporte entregado por la dependencia el ataque con piedras y tubos por pobladores de Tepeaca, Puebla, a un convoy que pretendía recuperar una pipa robada, el 13 de diciembre. Con estos, sumarían ocho enfrentamientos desde el inicio de este sexenio.
El año con más agresiones, según la información proporcionada por la Sedena vía transparencia, fue 2016, con 11 casos, seguido de 2015 y 2017, cuando se han registraron 10 enfrentamientos.
Cuatro de los ataques de 2016 ocurrieron en un mismo municipio: Palmar de Bravo, Puebla. Ese estado encabezó la lista con más enfrentamientos durante ese año, seis en total, y en 2017, con otros seis, entre los municipios de Palmar, Tecamachalco y Quecholac.
Pero el estado con más ataques ha sido Tamaulipas. En 2012 tuvo uno en Río Bravo; en 2014, dos, en el mismo municipio; en 2015 registró cinco y encabezó la lista de ese año, con dos en Matamoros, uno en Altamira, Reynosa y Nuevo Laredo. Para 2016 los militares tuvieron dos enfrentamientos, en Matamoros y González; en 2017 otros dos, en Matamoros y Reynosa; en 2018 dos, en Miguel Alemán y Cuauhtémoc, y en 2019 va uno, en Matamoros. 15 ataques en los últimos años.
Otro estado que ha tenido riñas con cierta constancia entre militares y huachicoleros es Guanajuato: en 2012 hubo uno en la capital del estado; en 2014 en Silao, en 2016 en Irapuato y León, y en 2018 otro en Irapuato.
Las cifras muestran que en 2012, el año en que fue electo Enrique Peña Nieto, solo hubo dos ataques, y en 2013, el primero de su gobierno hubo otros dos, mientras que para 2014 se duplicaron a cuatro en total. En 2018, ocurrieron dos todavía bajo su mandato, a los que se suman dos de diciembre, en plena crisis de combustibles por el plan de combate al huachicoleo de López Obrador.
De acuerdo con el entonces titular de Petróleos Mexicanos (Pemex), Carlos Alberto Treviño, las tomas clandestinas de combustible aumentaron 262 % durante el sexenio pasado, lo que también incrementó los operativos y enfrentamientos del Ejército para combatir este delito.