La elección de lo que comemos es profundamente personal y está influenciada no sólo por nuestro gusto individual sino también por la cultura, los recuerdos y la ética.
Pero el placer gastronómico de una persona puede alterar el estómago de otra.
Como parte de la temporada Crossing Divides* (un programa dedicado al acercamiento de personas en un mundo fragmentado), la BBC conversó con tres parejas, con gustos alimenticios muy diferentes, sobre cómo evitan quedar atrapados en peleas interminables por la comida.
Las diferencias en las dietas de Sheryl y Dharmesh Parbhoo, que viven en Atlanta, Georgia, demostraron ser tan extremas que contribuyeron a que se divorciaran.
Felizmente, dos años después, su relación se arregló.
Pero ¿cómo aprendieron a vivir juntos?
La comida había sido un elemento clave en un conflicto cultural más amplio dentro de su matrimonio.
Dharmesh, de 49 años, creció con la cocina vegetariana de su madre, con platos tradicionales de la región de Gujarati, en India.
Así que después de casarse con Sheryl, "una niña (estadounidense) muy sureña", en 1992, encontró que su toque de condimentos le resultaba "muy suave" para su paladar.
Sheryl, de 46 años, se sintió insultada cuando él "le puso masala o cualquier cosa picante" a lo que ella preparaba.
Durante las frecuentes visitas de su suegra, ella solía poner la comida que ella preparaba en la mesa junto a la de Sheryl y "se paraba al lado de su hijo a la espera de que él eligiera de dónde agarrar su primer bocado", cuenta Sheryl.
"Fue muy tenso", añade.
Sheryl recuerda sentirse como una extraña en las reuniones familiares, cuando las familiares de Dharmesh preparaban platos típicos de Gujarati.
Toda esa experiencia la dejaba con la sensación de que no era una esposa lo suficientemente buena.
Cuando la pareja tuvo hijos, cinco en total, Sheryl les cocinó comida estilo estadounidense. Así que ella y Dharmesh a menudo comían por separado.
Terminaron separándose y, después de más de 20 años, se divorciaron en 2015.
Sin embargo, las "almas gemelas" se volvieron a casar y cuando lo hicieron se dieron cuenta de que se requerían compromisos culinarios por ambas partes.
Sheryl cuenta que ahora comen con frecuencia alimentos diferentes en la misma mesa.
"O preparo un plato como el de anoche: fettuccine alfredo. El mío tenía queso parmesano y el de él tenía masala".
"Estamos felices de pasar tiempo en la cocina juntos y compartir en familia", agrega Dharmesh.
¿Y su madre todavía les trae comida?
"Lo haría diariamente si se lo permitiéramos, pero decidimos establecer algunos límites. Ahora lo hace unas pocas veces a la semana", dice.
Cuando Saj Ranmuthu, de 33 años, y Rebecca Jones, de 36 años, se conocieron mientras hacían sus prácticas de medicina, él le dijo que nunca iba a poder salir con una vegetariana.
Sin embargo, en los nueve años que han estado juntos muchas cosas han pasado: Rebecca no sólo renunció a la carne, sino que se ha convertido en vegana, motivada por sus convicciones sobre el bienestar de los animales y el medio ambiente.
Ahora, ver a alguien comer carne no sólo le parece "nauseabundo y un poco grosero, sino también profundamente doloroso. Y eso empeora cuando la persona que lo hace es quien amas".
Su apartamento en el sureste de Londres se ha convertido en una zona libre de carne y lácteos.
¿Cómo hacen para que funcione su unión?
Si Rebecca hubiera sido vegana cuando se conocieron por primera vez, ella cree que su "militancia" y su "intolerancia" a la ingesta de carne habrían terminado con la relación.
Pero ahora, dice, Saj está "cambiando su forma de pensar y se está pareciendo más a la mía".
Para él está claro que ella estableció sus líneas rojas y que si él la ama, depende de él también que los dos se sientan cómodos en la relación.
Pero eso no frena sus anhelos por un pollo al estilo teriyaki y, en ocasiones, sus escapadas a un restaurante japonés cuando va camino a casa tras salir del trabajo.
¿Confiesa?
"Eh… no, normalmente no. Depende de cuán valiente realmente me siento ese día".
Christa Lei Montesines Sonido, de 26 años, y Tobi Vollebregt, de 33, crecieron a más de 11.000 kilómetros de distancia.
Ella en Hawái y él en los Países Bajos.
Sus hábitos alimenticios estaban tan alejados como su posición geográfica.
Los antojos de Christa por los alimentos dulces y salados contrastaban marcadamente con la dieta balanceada de proteínas, carbohidratos y vegetales de Tobi.
La pareja se conoció a través de un sitio web de citas y, después de mudarse juntos en San Francisco, el desacuerdo en su relación lo encontraron casi inmediatamente.
Tobi se enojaba por el exceso de pedidos que Christa hacía en restaurantes y la cantidad de dinero que gastaba en comida.
"También odio ver que se desperdicie la comida. Así que me molesto si veo a Christa comprar una tonelada de alimentos", dice.
Pero una serie de compromisos, de ambas partes, ha ayudado a promover la armonía en su hogar.
Christa ha respondido al "suave aliento" de Tobi para que coma más vegetales, mientras que ahora planifican con anticipación y hacen un presupuesto de las comidas semanales.
Tobi se siente más relajado si Christa quiere derrochar cuando disfrutan de una comida fuera de casa.
"Hemos llegado a un acuerdo en el que pago por otras cosas que son más fáciles de predecir para mí y ahora Christa a menudo paga en los restaurantes", cuenta Tobi.
Sin embargo, como con la mayoría de las relaciones, algunas cosas siempre serán motivo de discusión.
"Me gusta comer en mi ‘pequeña isla’ en el dormitorio y a él no le gusta eso porque obviamente quedan restos y migajas en la cama", agrega Christa.
Pero eso ya es otro asunto…
*Puedes explorar la temporada de la BBC Crossing Divides (en inglés), aquí
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