Un solicitante de asilo que estuvo detenido durante cinco años por Australia en una isla del Pacífico acaba de ganar el premio más prestigioso de la literatura del país.
Behrouz Boochani, un periodista iraní-kurdo, escribió No friend but the mountains: writing from Manus Prison by text message from inside a detention centre ("Sin más amigos que las montañas: escribiendo desde la prisión de Manus por mensaje de texto desde un centro de detención).
El libro ganó el premio Victorian de Literatura 2019, dotado con más de US$72.000.
Además del Premier de Literatura, el libro de Boochani también ganó el Victorian Premier en la categoría de "No ficción" para este año, dotado con unos US$18.000.
El controversial centro de detención en el que estuvo Boochani -junto a cientos de personas- se encuentra en la isla de Manus, en Papúa Nueva Guinea, y fue cerrado a finales de 2017. Después, el escritor fue trasladado a un edificio alternativo.
Hablando con la BBC desde la isla de Manus durante la noche en que él y otros galardonados celebraban el premio, Boochani dijo que el hecho de ganar estos premios le causó "un sentimiento muy paradójico".
"De cierta manera, soy feliz porque pude llamar la atención sobre esta difícil situación, y mucha gente ha conocido sobre ello, lo cual es genial… Pero por otro lado siento que no tengo el derecho a celebrarlo porque muchos amigos míos están sufriendo en ese lugar", contó.
"Para nosotros, lo primero es obtener la libertad, salir de aquella isla y comenzar una nueva vida".
El libro fue escrito en farsi a lo largo de los años que Boochani pasó en el centro, la mayor parte por mensajes de WhatsApp que enviaba a su traductor, Omid Tofighian.
"WhatsApp era como mi oficina", le dijo a la BBC.
"No lo escribí en papel porque, en ese momento, los guardas asaltaban nuestra habitación cada semana o cada mes y rebuscaban entre nuestras cosas. Yo estaba preocupado. Podría haber perdido mis escritos, por eso los envié".
Boochani fue detenido por primera vez en 2013 luego de llegar por barco desde el Sureste Asiático.
Se ha convertido en la voz más conocida desde dentro del controvertido centro de detenciones en el que estuvo preso cuando tocó tierra en Australia. Ahora escribe a menudo para el diario británico The Guardian y suele publicar tuits sobre la vida en la isla de Manus. También grabó y codirigió un documental (igualmente con su celular).
Australia tiene una política estricta con los solicitantes de asilo que llegan en barco y asegura que nunca podrán asentarse en el país, aunque sean auténticos refugiados. Las autoridades del país dicen que sus políticas son necesarias para impedir intentos peligrosos de alcanzar sus costas por mar.
El año pasado, Estados Unidos acordó reasentar a algunos refugiados del centro de Manus y de la vecina isla de Nauru. Más de 100 refugiados fueron reubicados, pero Boochani todavía está a la espera de saber qué ocurrirá con su caso. Hace unos meses tuvo una entrevista con agentes estadounidenses.
Recibió el estatus de refugiado en Papúa Nueva Guinea, pero al igual que muchos otros, no desea quedarse allí.
Boochani dice que decidió irse de Irán porque tenía problemas con las autoridades por ser periodista: "No quería ir a la cárcel en Irán así que me fui de camino a Australia… y me encerraron en esa cárcel durante años".
Los jueces que le concedieron el premio literario Victorian describieron su libro como "una impresionante obra de arte y una teoría crítica que va más allá de la simple descripción".
"Utiliza distintas formaciones narrativas, desde análisis crítico hasta descripciones densas; de la poesía al surrealismo distópico", dijeron.
"La escritura es hermosa y precisa, y combina tradiciones literarias de distintas partes del mundo, pero sobre todo kurdas".
Las normas para participar en ese premio establecen que los escritores deben ser ciudadanos australianos o residentes permanentes. Sin embargo, el centro Wheeler, encargado de administrar este premio, aceptó la recomendación de los jueces e hizo una excepción con el libro de Boochani.
Las políticas de Australia sobre los refugiados han sido muy criticadas por grupos de derechos humanos y por Naciones Unidas, aunque algunos políticos europeos las defienden.
Pero Boochani quiere que quienes lean su libro aprendan que tratan "sistemáticamente" de arrancar a los refugiados y solicitantes de asilo de su "identidad, humanidad e individualidad".
"No somos ni ángeles ni demonios", asegura. "Somos humanos, simplemente humanos, somos gente inocente".
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