Las últimas palabras que Sally le dijo a su hijo David antes de dejarlo con el auto en su trabajo fueron sinceras pero no dramáticas: "Sabes que te amo, ¿verdad?".
Un día antes ella había matado a su esposo y padre de sus dos hijos en un frenético ataque con un martillo.
Pero mientras se dirigía a su trabajo, David no sabía nada sobre la horrible muerte de Richard Challen.
Tras dejar a su hijo, Sally planeaba quitarse la vida saltando desde el piso superior de un estacionamiento cercano. Cuando se dio cuenta de que el estacionamiento estaba cerrado, siguió manejando hacia la playa Beachy Head, en el condado de Sussex Oriental, en Reino Unido, donde pensaba saltar desde un acantilado.
Una vez que llegó al lugar, Sally llamó a su prima y le confesó el asesinato. También repitió su confesión a un equipo de asistencia al suicida y a un capellán que llamaron para ayudarla. Les tomó dos horas convencerla de no saltar.
Posteriormente fue acusada del asesinato de su esposo, condenada y encarcelada de por vida.
Sin embargo, 8 años después, los abogados de Sally Challen y su hijo buscan usar una ley aprobada en 2015 que reconoce la manipulación psicológica o control coercitivo o represivo como una forma de abuso doméstico para asegurar su liberación.
Al igual que la violencia física en una relación es reconocida como un factor atenuante en un juicio por asesinato, sus abogados dicen que el historial de abuso psicológico por parte de Richard proporciona una defensa de provocación.
Las circunstancias en torno al asesinato en sí dan una idea de la clase de control que Richard ejercía sobre su esposa.
Fue en agosto de 2010, en una húmeda mañana de sábado, que Sally visitó la casa que hasta hacía poco había compartido con Richard, su esposo por 31 años.
Él vivía solo en una casa en un pueblo suburbano de Claygate, en Surrey, Inglaterra. Ella lo había dejado el noviembre anterior tras descubrir que visitaba a prostitutas.
David y su hermano mayor James, quien prefiere evitar la atención mediática, dicen que su padre ejerció durante años abuso psicológico sobre su madre. Tras dejar a Richard, los dos hermanos consideraban que su madre debía mantenerse alejada de él.
Sin embargo, ella había comenzado a ver a Richard nuevamente en secreto con la esperanza de arreglar su matrimonio. Pero lo que realmente sucedió en el hogar familiar esa mañana estuvo muy lejos de la reconciliación.
Ese día, ella manejó hasta la casa. En el auto llevaba una bolsa y, dentro de ella, un martillo.
Richard quería que ella aprobara un acuerdo post nupcial que le quitaría los derechos sobre la casa familiar de 1 millón de libras (unos US$1,27 millones) y que le imponía otras condiciones como no interrumpirlo y no hablar con otras personas cuando estaban juntos en restaurantes.
No había comida en la casa y Richard tenía hambre, por lo que le pidió a Sally que saliera a comprar algo para su almuerzo.
Mientras iba de camino hacia las tiendas, Sally sospechó que Richard había tenido un motivo para sacarla de la casa. Así que cuando regresó, tomó el teléfono y marcó el último número registrado. Una mujer contestó la llamada.
En la cocina familiar, Sally se puso a freír el tocino y los huevos mientras Richard estaba sentado de espaldas a ella en la mesa.
Ella le sirvió la comida y mientras él comía, Sally sacó el martillo de su bolsa y golpeó a Richard 20 veces en la cabeza.
Luego envolvió su cuerpo con cortinas y mantas y dejó una nota que decía: "Te amo, Sally". Y se fue.
Se compró algunos cigarrillos, bebió un poco de vino y escribió una nota de suicidio. Pero decidió demorar en suicidarse hasta ver a su hijo David, en ese entonces de 23 años, que todavía vivía con ella.
Al día siguiente, David recuerda que su madre lo dejó en el trabajo y, cuando salió del auto, ella se despidió con mucho amor.
Más tarde ese mismo día, "llegó mi prima, seguida de un agente de policía, me agarró por los hombros y me dijo: ‘tu padre está muerto’", cuenta David.
Diez meses después, Sally estaba en los tribunales de Guildford Crown, en el sur de Londres, acusada del asesinato de su marido. Su cabello era un desastre y sus dedos estaban amarillentos por el tabaco.
David recuerda que el proceso judicial fue difícil.
"Cualquiera que tenía algo que valiera la pena decir no decía lo suficiente, o no tenía suficiente tiempo o no le hacían las preguntas correctas. La estaban pintando como una mujer vengativa y celosa".
Aquí está una mujer que contaba las pastillas de Viagra de su esposo y vigilaba sus llamadas telefónicas, dijo la fiscalía.
En las audiencias, Sally apenas habló. Pero había evidencia en video en la que ella admitió el asesinato y el testimonio del equipo de prevención del suicidio de Beachy Head. Ellos contaron su confesión: "Lo maté con un martillo. Lo golpeé muchas veces... Si no puedo tenerlo, nadie podrá".
Condenada por asesinato a cadena perpetua, no había esperanzas para Sally. Luego, en 2015, entró en vigor en Reino Unido una ley que reconocía la manipulación psicológica o el control coercitivo como una forma de abuso doméstico.
En marzo de 2018, Sally Challen obtuvo permiso para apelar su condena.
Su abogada, Harriet Wistrich, de la organización feminista "Justicia para Mujeres", dice que la nueva ley debe ser aceptada como "nueva evidencia" en el caso.
"Estamos argumentando, por primera vez, que el marco para entender el abuso doméstico por comportamiento coercitivo y de control que se convirtió en ley en 2015 proporciona una manera de entender las acciones de Sally que respaldarían una defensa a la provocación".
Según la abogada, esta es la primera vez que se usa el control coercitivo como defensa en una apelación por homicidio: "Nuestro argumento es que, si se permite esto como evidencia nueva, la condena por asesinato resulta insegura por lo que la sentencia por asesinato debe ser anulada".
El tribunal de apelación podría reducir la condena u ordenar un nuevo juicio, opina Wistrich.
El hecho de que la familia quiera verla en libertad, y que ninguno de los amigos o familiares de Richard se haya presentado para decir lo contrario, es significativo, apunta la abogada.
Pero teme que el hecho de que Sally llevara el martillo "con la intención condicional de usarlo" sugiere alguna premeditación. Esto podría significar que se mantendrá la condena por asesinato, señala Wistrich.
Ambos hijos respaldan el desafío legal y describen el trato que su padre le daba a su madre como un ejemplo de control abusivo.
"Había abuso financiero, manipulación psicológica, control de su libertad de movimiento, simplemente un control sobre cada faceta de su mente… Era casi como si fuera un robot y él daba las órdenes de lo que tenía que hacer".
El control psicológico de Richard sobre Sally comenzó hacía mucho tiempo, cree David.
Sally Jenney tenía 15 años cuando conoció a Richard, que tenía 5 años más que ella, en 1971. Se casaron en 1979. Sally sentía un gran amor por Richard, describe David, pero su padre sentía lo contrario.
"Veía mujeres, la engañaba, iba a burdeles".
Y cuando ella lo desafiaba, David recuerda que su padre la cuestionaba: "’Sally, estás loca’. Era un mantra".
Había reglas absurdas. En los restaurantes ella no podía hablar con otras personas.
"No le gustaba que ella tuviera independencia en términos de amigos, solo había amigos si eran de los dos. Era un control total".
Si ella lo disgustaba, Richard le restringía el uso del auto para que solo viajara al trabajo y todos los gastos del hogar se los descontaba de su salario. Los vecinos dijeron que la trataba como si le perteneciera.
Y Sally era sometida a constantes críticas.
"Mi padre criticaba su peso… y eso fue algo que mi hermano y yo presenciamos y escuchamos todo el tiempo y también frente a amigos. Eso no estaba bien".
En el juicio original, se sugirió que Sally atacó a Richard con furia, después de darse cuenta de que había llamado a una novia esa mañana. Pero David dice que él cree la afirmación de su madre. que dice que no estaba al tanto de sus acciones cuando mató a Richard.
"Ella tomó ese martillo y mató a mi padre. Reconozco lo que sucedió, pero tenemos que entender lo que hace el control psicológico. No sé por qué ella tomó ese martillo. Ella no entiende por qué", dice.
David dice que su madre todavía ama a Richard, algo que él y su hermano "no pueden entender".
"No sabemos qué hacer con eso… mi padre ya no está vivo y todavía tiene poder sobre ella".
David dice que espera que la apelación reconozca el abuso mental que padeció su madre, "que reconozca lo que ella sufrió durante toda su vida".
"La causa no es que fuera una esposa celosa", agrega. "Fue manipulada psicológicamente toda su vida, atada a mi padre. Se merece su derecho a la libertad. Merece que se reconozca su abuso".
Producido por Judith Burns.
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