La economía de Venezuela está en caída libre. La hiperinflación, los cortes de energía y la escasez de alimentos y medicamentos están expulsando a millones de venezolanos fuera del país.
Y, sin embargo, el hombre al que muchos culpan por el terrible estado en el que se encuentra la nación, Nicolás Maduro, jura este martes el cargo como presidente para mantenerse en el poder otros seis años.
Entonces, ¿qué está pasando con la economía de Venezuela, cómo llegó a este punto y qué han hecho Maduro y su gobierno para detener el declive del país?
1. ¿Cuáles son las cifras de la hiperinflación?
Podría decirse que el mayor problema al que se enfrentan los venezolanos en su vida cotidiana es la hiperinflación.
Este fenómeno económico hace que se dé una subida del nivel de precios muy rápida y continuada, haciendo que el dinero pierda rápidamente su valor.
El resultado es que todo se encarece, desde los alimentos a las facturas de los gastos corrientes.
De acuerdo con un estudio realizado por la Asamblea Nacional de Venezuela, en manos de la oposición, la tasa de inflación anual del país alcanzó el 1.300.000% en los 12 meses hasta noviembre de 2018. Para fines de 2018, los precios se duplicaban, en promedio, cada 19 días.
¿Qué significa esto en la práctica? El precio de un rollo de papel higiénico era en agosto de 2018 hasta de 2.600 millones de bolívares.
Esto ha hecho que muchos venezolanos tengan que ingeniárselas de diversas formas para conseguir productos básicos y de aseo.
A veces, incluso podridos.
Sobre el papel, Venezuela es un país rico. Está probado que sus reservas de petróleo son las más grandes del mundo.
Pero un exceso de confianza en el petróleo, que representa alrededor del 95% de sus ingresos en exportaciones, dejó al país en una situación vulnerable cuando el precio del crudo cayó en 2014.
Venezuela entró así en déficit de moneda extranjera, que le ha impedido importar bienes al mismo nivel en que lo hacía antes, y los que llegan son escasos.
El resultado es que las empresas aumentaron los precios de esos productos escasos, dando rienda suelta a la inflación.
Si a eso se le añade que el gobierno venezolano comenzó a imprimir dinero extra y decidió aumentar el salario mínimo para ganarse el favor de las clases populares del país, la moneda comienza a perder rápidamente su valor.
El gobierno de Nicolás Maduro también está haciendo grandes esfuerzos para obtener crédito después de que no pudo cumplir con el pago de algunos de los vencimientos de los bonos del estado.
Pero como es difícil que, en la situación en la que está el país, los acreedores hagan inversiones en Venezuela, la solución que ha encontrado el gobierno es volver a imprimir todavía más dinero.
Así que el bolívar está cada vez más bajo y la inflación es ya desorbitada.
En un intento de atajar la crisis, el gobierno decidió lanzar una nueva moneda, el "bolívar soberano", eliminando cinco ceros del final del viejo "bolívar fuerte" y vinculándolo a una criptomoneda, el petro, en agosto de 2018.
También comenzó a circular ocho billetes nuevos por valor de dos, 5, 10, 20, 50, 100, 200 y 500 bolívares soberanos, además de dos monedas nuevas.
Otras medidas incluyeron: aumentar el salario mínimo 34 veces respecto a su nivel anterior; frenar los generosos subsidios a los combustibles de Venezuela para aquellos que no tengan el llamado "carnet de la patria".
También aumentó el IVA, que pasó de un 4% a un 6%.
Bueno, la moneda ha seguido cayendo desde su introducción y ha tenido que introducirse un nuevo aumento del salario mínimo.
El Fondo Monetario Internacional predice que la inflación podría alcanzar hasta 10.000.000% (sí, diez MILLONES por ciento) para fines de este 2019.
Muchos venezolanos culpan al chavismo, que lleva en el poder desde 1999, primero bajo el mando del ya fallecido Hugo Chávez y ahora bajo Nicolás Maduro.
Chávez asumió el control en un momento de gran desigualdad en Venezuela, pero las políticas implementadas para ayudar a los pobres fueron contraproducentes.
El plan de Chávez incluía cosas como el control de precios.
La intención era que productos básicos como la harina, el aceite o los artículos de aseo fueran más asequibles para los pobres, pero en muchos casos las empresas venezolanas dejaron de fabricarlos porque no les salía rentable.
Los críticos también culpan a los controles de moneda extranjera introducidos por el presidente Chávez en 2003, ya que creen que hizo surgir un floreciente mercado negro en dólares.
Pero otros culpan de los problemas de Venezuela a una oposición que consideran hostil y golpista y a las "fuerzas imperialistas", como Estados Unidos y la vecina Colombia.
Dicen que las sanciones de Estados Unidos han obstaculizado la reestructuración de la deuda del gobierno.
Quienes tienen estas ideas son generalmente quienes también se han beneficiado directamente de los programas sociales del gobierno y argumentan que, a pesar de la escasez, todavía están mejor que antes de que Chávez llegara al poder.
En parte, gracias a este núcleo leal, Maduro fue reelegido en las las elecciones de 2018.
Pero no hay que olvidar que la oposición boicoteó las elecciones y muchos partidos no pudieron participar en los comicios.
Según las cifras de las Naciones Unidas, unos tres millones de personas, alrededor del 10% de la población, han decidido agarrar sus pertenencias y marcharse del país desde que comenzó la crisis en 2014.
La migración masiva es uno de los mayores desplazamientos forzados en el hemisferio occidental.
Entre los que se unieron al éxodo en enero había un juez de la Corte Suprema y un exleal a Maduro, Christian Zerpa, que dijo que se iba para protestar contra el segundo mandato del presidente.
Pero la vicepresidenta Delcy Rodríguez ha puesto en duda las cifras de migrantes de la ONU, asegurando que están "infladas" por "países enemigos" que intentan justificar una intervención militar.
La mayoría de los decidieron irse cruzaron a la vecina Colombia. Desde ahí, algunos decidieron después moverse a Ecuador, Perú y Chile. Otros se fueron al sur de Brasil.
Unos 200.000 venezolanos también emigraron a España. Muchos de ellos son hijos de españoles que llegaron a Venezuela en los años 50 y 60, cuando el país era un lugar en el que se podía hacer dinero.
Sin embargo, a pesar de encabezar la lista de solicitudes de asilo del país durante tres años, solo una pequeña fracción recibió el estatus de refugiado por parte de España: apenas 15 de 12.875 en 2017.
Las cosas siguen siendo difíciles en Venezuela para quienes, por una u otra razón, siguen en el país.
Los precios siguen su escalada a pesar de los esfuerzos del gobierno.
Muchos empresarios ya han dicho que no saben cómo van a pagar a sus trabajadores el aumento de 60 veces el salario mínimo.
En noviembre se incrementó por última vez y ahora alcanza los 4.500 bolívares por mes, un valor de más de US$6 en el mercado negro, según Dolar Today.
Los compradores aún se enfrentan a estantes vacíos en los supermercados, y en algunas ciudades ha habido escasez de agua y cortes de luz causados por la falta de inversión en la infraestructura desmoronada de Venezuela.
Pero mientras que los cortes de luz y la falta de agua corriente son un problema para los hogares y las empresas, han resultado ser un problema mortal en los hospitales públicos ya deteriorados de Venezuela.
Aquellos que no pueden abandonar el país, a menudo pasan días y semanas buscando el medicamento que necesitan.
Con los alimentos cada vez más escasos, los niveles de desnutrición infantil se encuentran en un nivel récord.
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