El año empezó con violencia para Morena, en especial en Oaxaca, donde tres militantes fueron asesinados en dos ataques, uno en Tlaxiaco, en la zona Mixteca, y otro en Villa de Tututepec, en la costa. Sólo está detenido el que disparó en el primer caso, donde no se descarta la política como motivo, mientras que del segundo hecho, la Fiscalía del estado ha dado pocas pistas.
De acuerdo con la secretaría de derechos humanos de Morena, de 2015 a la fecha han sido asesinados 39 militantes de Morena en el país; sólo en Oaxaca, han matado a 16 personas del partido en ocho años, según el secretario estatal morenista, Sesul Bolaños.
¿Quiénes eran los tres políticos asesinados? Un presidente municipal, un síndico y un militante con trayectorias políticas de años, siempre ligados a partidos de izquierda y reconocidos por su comunidad.
Alejandro Aparicio, el alcalde carismático que alcanzó a ver a su asesino
“Veníamos caminando, cuando por la espalda le dispararon. Yo todavía le dije ‘¿Qué pasó, qué fue, cohetes?’, y él me contesta ‘No, no, no, fue balazo’. Volteé y él también volteó, y en eso yo ya vi que él se estaba cayendo. Él vio a su agresor, lo conoció”.
Así recordó el diputado local Mauro Cruz el ataque en el que mataron a su compañero y amigo Alejandro Aparicio Santiago, del que él salió ileso, y tras el que también murió el síndico Perfecto Hernández.
Aparicio acababa de tomar protesta minutos antes como alcalde de Tlaxiaco. Ya había sido presidente municipal en 2013, postulado por una coalición entre el PRD, PAN y Movimiento Ciudadano, y antes fue director de espectáculos del Ayuntamiento. En 2016 llegó a ser diputado local impulsado también por el PRD, pero a media legislatura se pasó a Morena.
Cruz lo conoció años atrás trabajando a nivel municipal, mientras él buscaba hacer política estatal. “Él me daba hospedaje en su casa cuando yo estaba en Tlaxiaco, con su familia”, recordó por teléfono.
Trailero de oficio y en el negocio de la venta de materiales para la construcción, el nuevo alcalde era muy conocido en el municipio, de alrededor de 40 mil habitantes, por su carácter carismático, según Cruz.
“Era una persona muy amable, muy carismático, a todo mundo saludaba, se relacionaba con todos. Siempre fue muy respetuoso, no se merecía esta forma en que lo mataron, porque era una persona tranquila. Mucha gente lo quiere, yo creo que se vio en el sepelio, fue mucha gente, y si otros no estuvieron de otras comunidades, fue porque falta el transporte, pero si hubiera transporte, estoy seguro que se llenaba Tlaxiaco de gente a acompañarlo”, contó.
Su muerte deja sin padre a seis hijos que tuvo con dos mujeres, dos de ellos menores de edad. Hace un año, una de sus hijas mayores había sufrido que mataran a su marido en un supuesto asalto que nunca se resolvió. Cruz aseguró que Aparicio había presionado para que se investigara ese caso, ya que la violencia no es común en la zona de la Mixteca, donde está enclavado Tlaxiaco, a diferencia de la región de la Costa, que tiene más problemas.
Sin embargo, este caso ha cimbrado a la comunidad. El diputado asegura que Aparicio nunca tuvo problemas políticos o familiares, y por ahora no se sabe que tuviera amenazas.
“Cuando él volteó, vio a su agresor. Él se agarró de mis manos y alcancé todavía a agarrarlo, pero en eso ya el agresor pues le dio el segundo disparo, como para rematarlo”, lamentó Cruz.
La persona que disparó fue detenida en ese mismo momento. Identificada como J. M. V, no es de Tlaxiaco, sino de Chiapas, y fue policía municipal en una ciudad del norte del país. La Fiscalía lo vinculó a proceso y dio un periodo de cuatro meses para el cierre de la investigación, es decir, en abril. No se ha descartado que el ataque pudiera haber sido por motivos personales o políticos.
Perfecto Hernández, el síndico que cedió la candidatura al alcalde y murió tratando de detener a su asesino
Lo siguiente que pasó ese 1 de enero, mientras el diputado Mauro Cruz sostenía al alcalde baleado, que venía caminando a su derecha, fue que el síndico Perfecto Hernández Gutiérrez, a su izquierda, salió corriendo tras el presunto asesino.
“Lo que hizo es en ese momento, pues no perder el tiempo: corrió tras del agresor y logró él detenerlo. Lo agarró de la cintura, pero entonces como quedaron libres las manos del agresor, pudo dispararle a la altura de la axila… Yo ya no logré llegar a tiempo como para hacer a un lado el arma, para que no le pasara nada… Estaba yo retirado porque en ese momento quedó el presidente ya tirado en el piso, inconsciente, y pues le dispararon al síndico.
”Llegaron más personas a ayudarlo a detener al agresor y pues yo logré abrazar al síndico para sentarlo en un poste de luz que estaba ahí y en lo que llegó su sobrino a calmarlo, a hablarle de que se mantuviera. Yo todavía regresé a ver al presidente, buscando auxilio, pero en ese momento es difícil… es difícil…”, revivió Cruz con la voz entrecortada.
Hernández también era muy buen amigo suyo de años atrás. De familia más humilde, tenía dos hijos jóvenes de su primera esposa, una niña de seis años y un niño de tres, de la segunda. Hombre de fe, incluso lo invitó a participar al grupo de “los cargadores” del Cristo del Buen Viaje, los que llevan en hombros esta imagen para la procesión de Semana Santa en el Barrio de San Diego, el más grande del municipio con unos 10 mil habitantes, del que era Agente (una autoridad por debajo de la municipal).
El edil era ingeniero en producción alimentaria animal de profesión. Durante 14 años trabajó en la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y llegó a ser coordinador de un Fondo Regional de apoyos para estas poblaciones. Siempre ligado a la izquierda, fue de los fundadores de Morena en el municipio.
Tenía un carácter más fuerte, reconoció Cruz, y por eso aunque en esta última elección del pasado 1 de julio aspiraba a ser alcalde, decidieron que Aparicio era mejor opción.
“Fue varias veces precandidato, pero nunca candidato: él siempre cedía su lugar. Hasta ahora, él incluso iba a ser el candidato a la presidencia municipal, pero a mí me tocó pedirle que declinara a favor de Aparicio y lo hizo sin ningún problema. Fue muy leal, muy derecho, sin ambición, y cedió el espacio y se fue en segundo lugar como síndico”, explicó.
La fórmula resultó ganadora y por eso invitaron a su amigo, que había asumido ya como diputado local, a que los acompañara en la toma de protesta. Hasta que el ataque acabó con el equipo.
“No había seguridad ahí, no había policía. En lo que yo llamé la ambulancia, otras personas solicitaron auxilio. Llegó la policía; la ambulancia nunca llegó. Se fueron en dos taxis particulares el presidente y el síndico… Yo también logré correr atrás del agresor, pero pues por estar auxiliando al presidente no llegué, el síndico hizo su trabajo, dio la vida por su amigo, por el presidente”.
Cutberto Porcallo, el conciliador que llevó la secundaria a Tututepec
El otro ataque contra un morenista ocurrió dos días después, el 3 de enero, contra Cutberto Porcallo Sánchez, representante de Morena en San José del Progreso, una pequeña comunidad de alrededor de 8 mil habitantes, en el municipio de Villa de Tututepec. Iba acompañado de su esposa, que sigue hospitalizada, cuando desconocidos que se dieron a la fuga les dispararon en la comunidad de Santa Rosa de Lima.
Aunque la Fiscalía tiene como líneas de investigación “conflictos internos en la comunidad y conflictos por la propiedad de un terreno”, según informó en un comunicado el pasado viernes, un amigo y político local cree que el asesinato sí tuvo que ver con su trabajo porque siempre estaba involucrado en proyectos y administraciones locales.
“Entendemos que es justo por su labor política. Porque en el quehacer político no todo mundo queda conforme, en un acuerdo o decisiones, pero es muy difícil saberlo. Hasta ahorita jamás nos comentó que tuviera alguna amenaza”, señaló Heladio Reyes, dos veces exalcalde y amigo del morenista asesinado.
Porcallo, de 42 años, empezó su carrera política desde muy joven, en las filas del PRD. Luego ya no le gustó el rumbo que estaba tomando el partido, y cuando nació Morena, él fue de los que fundadores, que empezó el trabajo desde la formación de comités locales, contó Reyes.
En dos administraciones municipales participó, una como director de Desarrollo Rural y otra, director de Agencias y Colonias. Además fue dos veces Agente municipal, una autoridad por debajo de la alcaldía, que se elige de manera más pequeña en las comunidades como la suya.
También se le identificaba con un partido local, llamado Unidad Popular, que una vez se alió con el PRD y otra con Morena para impulsar a candidatos locales, y Porcallo era parte del equipo, así que lo consideraban como militante, aunque no lo fuera.
“Una de sus características como persona es que era muy conciliador. Frente a conflictos, frente a problemas así fuertes, él siempre era comisionado por todo mundo para sentarse en la mesa a conciliar. Entonces el tema de la violencia está descartada en la causa de su muerte: no lo mataron por bravucón, no lo mataron por andar provocando a nadie”, afirmó Reyes.
“Adicionalmente estuvo impulsando proyectos como la radio comunitaria, como las asociaciones ganaderas locales aquí en la región, organizó varios grupos de pequeños ganaderos para que instituyeran sus asociaciones, que es una figura que les sirve para hacer proyectos y certificar sus animales, ese tipo de cosas.”
Una de las acciones por las que más se le recordará, es porque fue fundador de la secundaria en la comunidad. Cuando no había escuelas para que los niños siguieran estudiando, él encabezó un grupo que consiguió la clave para que empezara a funcionar, gestionó su construcción y se mantuvo al frente de ese esfuerzo.
“Su vida política y comunitaria ha estado siempre al servicio de la comunidad. Todo mundo le pedía ayuda, todo mundo lo incluía en sus proyectos porque era muy social, muy fácil comunicarse con él, muy alegre y participativo. Más que al presidente municipal, lo conocían más a él, porque siempre hablaba mucho, siempre participaba, y la gente lo buscaba”, aseguró su amigo.
Ahora, además de sus actividades, dejó huérfanos a tres hijos, uno de ellos de apenas cinco años. Su esposa iba embarazada pero salió gravemente herida del ataque, por lo que es probable que pierda al bebé. También corre riesgo de perder un brazo, ya que una bala se le alojó entre el corazón y el pulmón. Sigue internada en el Hospital de Alta Especialidad de Oaxaca, a donde fue trasladada vía aérea después del atentado.