La brecha digital -la diferencia entre aquellos que tienen acceso a internet y los que no- es un problema creciente en el mundo y no solo en las economías en desarrollo.
Muchas personas están tratando de acortarla. Uno de ellos es Marlin Jenkins.
Cuando era adolescente, Jenkins vivió en la calle durante un par de años.
Ahora, a sus 45 años, está tratando de ayudar a la integración digital del 40% de los hogares del Bronx en Nueva York, Estados Unidos, que no tienen acceso a internet.
"Cuando la educación, el sistema bancario y de salud están online, y gigantescos grupos de personas no tienen la ventaja de contar con esas herramientas, la gente con más dificultades, es la que de debe esforzarse más", dice.
Jenkins y sus dos hermanos, uno de los cuales tiene parálisis cerebral, fueron criados solo por su madre.
Cuando se quedaron sin vivienda, la mamá intentó encontrar un nuevo lugar para vivir, sin resultados.
Entonces se quedaron en la calle.
Con todo, él se las arregló para terminar la escuela y después de estudiar en la universidad. Lueg trabajó en gigantes de las telecomunicaciones como Verizon y AT&T, y más tarde fundó una startup dedicada a los juegos.
Cuenta que su primera reacción tras la experiencia de quedarse en la indigencia fue decisiva.
"Tengo que conseguir tanto dinero como sea posible cuando termine mis estudios", para ayudar a mi familia, se dijo.
Pero los ataques del 11 de septiembre cambiaron su perspectiva y lo motivaron a tomar otro camino.
"Reducir mis ganancias y dar más".
Hace ocho años, vio a una niña de cinco años afuera de una biblioteca cuando se dirigía a casa.
"Estaba llorando y le decía a su madre que no podía terminar su tarea porque no tenía internet en la casa y la biblioteca había cerrado", cuenta.
"Nunca olvidaré la cara de la madre. Estaba desconsolada, me rompió el corazón".
Esa experiencia lo inspiró a fundar Neture en 2015, una startup que ofrece acceso gratuito a herramientas de educación online, salud y finanzas para los residentes del Bronx de bajos ingresos.
Las personas también pueden comprar 25 megabites por segundo de banda ancha para navegar libremente si así lo quieren.
Neture está ahora haciendo su primera intervención a gran escala en un edificio de departamentos de 12 pisos.
"La gente me pregunta por qué no creo una plataforma con alimentos o algo de ese estilo que tenga un foco tecnológico", explica.
"Pero si no te puede conectar a internet, no importa el resto de las cosas que puedas hacer".
Actualmente, poco más de la mitad (51,2%) de la población mundial tiene acceso a internet, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones, una organización con sede en Ginebra.
Eso significa que miles de millones de personas pierden los beneficios de estar conectados.
Algunos estudios indican que si aumenta 10% la penetración de banda ancha en un país, su Producto Interno Bruto (PIB) sube 1%.
Y otras investigaciones realizadas en África señalan que existe un vínculo directo entre la disminución de la pobreza y el acceso a internet móvil.
"La banda ancha de alta velocidad tiene un impacto positivo en la reducción de la pobreza", dice Olivier Vanden Eynde, fundador de Close the Gap, una organización que trabaja por acortar la brecha digital de una manera sostenible.
"El mejor acceso a la información incrementa la eficacia de los granjeros en la agricultura", agrega.
"Y la tecnología financiera (Fintech) puede hacer que las transacciones sean más efectivas y menos corruptas".
Mientras que en los 47 países más pobres del mundo el acceso a internet es de 17,8%, en los países desarrollados es de 85,3%.
Sin embargo, la brecha digital también afecta a los que tienen menos recursos en los países ricos, como Estados Unidos.
EE.UU.: 5 millones de hogares con niños no tienen internet
En Misisipi, por ejemplo, uno de los estados más pobres de Estados Unidos, el 38,1% de los hogares no está conectado, según el Census Bureau de ese país.
En contraste, en New Hampshire, uno de los estados más ricos, la cifra es solo de 15,1%.
Y en todo Estados Unidos, hay cinco millones de hogares -con niños en edad escolar- que no tienen acceso a internet.
La falta de competencia en los mercados regionales estadounidenses hace que el costo promedio mensual de la banda ancha en EE.UU. sea de unos US$66, según el sitio web de comparación de precios www.cable.co.uk.
Este valor es 50% mayor que el costo mensual promedio en Alemania, por ejemplo.
Y con la tecnología 5G -más rápida y probablemente más cara- pronta a llegar el próximo año, es posible que la brecha digital se incremente.
"Puede agregar otra división digital, con la creación de nuevas tecnologías y aplicaciones, a las que la gente que no puede pagar el 5G no tendrá acceso", dice Xiaoqun Zhang, profesor de la Universidad del Norte de Texas.
La brecha digital refuerza las desigualdades entre países y al interior de sus sociedades.
Pero gente como Marlin Jenkins o Olivier Vanden Eynde, están haciendo lo mejor que pueden para crear puentes.
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