Si tus redes sociales se están llenando de imágenes de cajones con la ropa perfectamente ordenada por colores o muebles de cocina impecablemente organizados, no te asustes.
Es parte del efecto Konmari, el método de organización popularizado por la japonesa Marie Kondo, una consultora de 34 años que defiende que el orden alegra y puede cambiarte la vida.
Con su libro de 2011 The Life-Changing Magic of Tidying Up ("La magia del orden"), lanzado internacionalmente en 2014, Kondo empezó a destacar como una figura de la lucha contra el desorden y, sobre todo, contra los espacios abarrotados.
El salto a Netflix, que el pasado 1 de enero estrenó la serie Tidying Up with Marie Kondo ("Poniendo orden con Marie Kondo"), terminó por convertirla en un fenómeno viral.
El sistema que recomienda Marie Kondo para ordenar la casa sigue esta premisa: tienes que tomar cada objeto y preguntarte cómo te hace sentir.
Si te da alegría, quédatelo; si no, deshazte de él. Si dudas, mételo en una caja.
En lugar de ir poniendo orden por habitaciones, Kondo divide el proceso en categorías:
Por lo que se ve en redes sociales, el mensaje se está extendiendo rápidamente.
Desde el lanzamiento del programa en Netflix, Instagram, Facebook y Twitter se han llenado de fotos de gente que intenta seguir el método.
Las publicaciones con la etiqueta #mariekondo se cuentan por los cientos de miles.
No es sorprendente, le dijo al diario Los Angeles Times Katie Kilroy-Marac, profesora de Antropología en la Universidad de Toronto (Canadá).
"Estamos en la edad de oro del consumo en EE.UU.", apuntó. "Como colectivo hemos llegado a un límite, literalmente nos estamos ahogando en nuestras cosas".
En cada uno de los 8 episodios que forman la primera temporada de la serie, Kondo visita una casa donde sus habitantes están desbordados por el desorden y la acumulación de trastos.
Al estilo de otros programas como The Nanny o Dog Whisperer, al final del episodio la casa está mucho más ordenada… y la familia, mucho más feliz.
"El método Kondo cambia la vida de la gente, va más allá de que la casa esté bonita", le dijo a la BBC Aline Lau, consultora y representante europea de Marie Kondo.
"Has valorado cada pertenencia que tienes y cada una de las que te quedas te hace feliz, todo tiene un propósito. Una vez que has hecho ese proceso, te das cuenta de lo que valoras. Le asignas un lugar.
"A la gente eso le da mucha fuerza, el ser consciente de que cada cosa tiene su sitio. Te da confianza. Te ayuda a tomar decisiones sobre muchas cosas de tu vida, tu trabajo, tu hogar, tus relaciones… La casa impacta tu vida", sostuvo.
"Si no se cae cuando retiras la mano, ¡superó la prueba del doblado!", escribió Kondo entusiasmada.
Para Darby Saxbe, profesor de Psicología en la Universidad del Sur de California, la cuestión está en el estrés que nos genera el desorden.
"Tradicionalmente percibimos el hogar como un lugar de respiro, un refugio del estrés del mundo exterior", señaló Saxbe a Los Angeles Times.
"Pero la casa puede terminar por ser la fuente del estrés crónico".
"Estamos desbordados por los proyectos y las responsabilidades. Trabajas todo el día y cuando llegas a casa y te la encuentras hecha un desastre, es una carga más que limita la capacidad de tu cuerpo para recuperarse del estrés de la jornada laboral".
Aggie MacKenzie, todo un símbolo de la limpieza de casas en Reino Unido por su programa "¿Cómo está de limpia su casa?", cree que hay cierta relación entre el desorden y la depresión.
"Ocurre como con la disyuntiva del huevo o la gallina. No sé si la persona tiene problemas de depresión y por eso tiene ese desorden, o si el desorden le hace deprimirse. Imagino que es un poco de las dos cosas", le dijo MacKenzie a la BBC.
"Algunas personas sienten un vacío dentro y tienen la necesidad de llenarlo con objetos", añadió.
No todo el mundo se ha subido al tren de Marie Kondo.
Habrá más de una persona que, al ver las fotografías que están compartiendo los fanáticos de su método, se acuerde de la película "Durmiendo con su enemigo", aquella en la que el personaje que interpreta Julia Roberts (spoiler alert) sabe que su malvado esposo la ha localizado al ver lo colocados que están los trapos y las latas de conserva en la cocina.
Sin pensar en aspectos perversos, al propio Albert Einstein se le atribuye una frase en la que elogia el desorden como indicativo de creatividad.
Y no faltan las críticas por el consejo de Kondo de tener solo 30 libros en casa o las burlas por cómo le da las gracias a las cosas antes de deshacerse de ellas.
En la cultura actual de consumo, llama la atención la fuerza con la que parece irrumpir la cultura del minimalismo, el desprendimiento y los ambientes despejados.
Por un lado se nos anima a comprar cosas y compartimos fotografías de nuestras adquisiciones. Del otro lado, parece que nos encanta deshacernos de ellas.
Es un singular ciclo de consumo y desprendimiento y lo curioso es ver cómo celebramos las dos cosas en redes sociales.
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