El Estado mexicano ofreció una disculpa pública por fallar en su responsabilidad de proteger la libertad de expresión de la periodista Lydia Cacho, quien sufrió tortura y otras represalias tras dar a conocer una investigación sobre la trata de personas, que está en el libro Los Demonios del Edén.
“Ciudadana Lydia María Cacho Ribeiro, a nombre del Estado mexicano le ofrezco una disculpa pública por la violación a sus derechos humanos”, dijo el subsecretario de Derechos humanos, Población y Migración, Alejandro Encinas, en las instalaciones de la Secretaría de Gobernación.
Encinas reiteró que esta disculpa es “por la detención arbitraria a la que fue sometida por diversas autoridades del Estado mexicano, por la utilización de tortura como instrumento de investigación, intimidación y castigo a la que fue sometida por agentes del Estado mexicano, durante su detención, así como la violencia y discriminación que sufrió”.
La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, señaló que “a 13 años de este lamentable suceso estamos aquí, siendo consecuentes como gobierno, con nuestra historia, con las omisiones y errores del pasado. Hoy, estamos aquí para ofrecer disculpas a nombre del Estado mexicano a Lydia Cacho, pero también para reiterar que el gobierno de la república de Andrés Manuel López Obrador no estará supeditado a intereses particulares”.
Además, enfatizó que en este nuevo sexenio “el poder público y el poder político no estará subordinado al poder económico y, para enfatizar que estaremos protegiendo a quienes con su pluma o con su voz denuncien cuando la dignidad humana corra peligro o cuando el silencio sea cómplice de la injusticia”.
“He perdonado a mis torturadores”
En compañía de su familia y amigos, la periodista Lydia Cacho Ribeiro presentó a la audiencia las grabaciones de conversaciones entre el exgobernador de Puebla, Mario Marín, y el empresario Kamel Nacif, hablando de las agresiones a las que fue sometida la también defensora de derechos humanos, tras ser detenida.
“Pocas veces tenemos la oportunidad de escuchar la voz de los autores intelectuales de uno o varios crímenes, cómo planean y solidifican la corrupción entre servidores públicos de los más altos niveles hasta llegar a ordenar a un policía o militar que viole, torture o desaparezca, asesine o encarcele a una persona inocente”, señaló la periodista.
A casi 14 años y considerándola la batalla más grande que ha dado en su vida, enfatizó que este gobierno tiene la responsabilidad de utilizar los próximos seis años para crear un verdadero Estado de derecho, “eso solo será posible si los líderes en cada área del Estado asumen que deben admitir la verdad y no crear realidades alternativas y complacientes.
“Esta disculpa es solo el primer paso de la reparación integral… yo he perdonado a mis torturadores, no porque sea una buena persona ni que el presidente nos pida a todas y todos que los perdonemos. Los he perdonado porque no permití jamás, como me enseñó mi madre, que colonizaran ni mi cuerpo ni mi espíritu”, señaló.
No permití jamás que colonizaran mi cuerpo, ni mi espíritu: Lydia Cacho.
Ninguna mujer, ninguna niña, debe sentirse culpable de señalar a los perpetradores de la tortura sexual: @lydiacachosi pic.twitter.com/7YIyjLnIp5
— Martha Lucía Mícher Camarena (@MaluMicher) January 10, 2019
A 14 años de la tortura
En mayo de 2005 la periodista y defensora de derechos humanos, Lydia Cacho Ribeiro, presentó el libro Los demonios del Edén, en el que denuncia por los delitos de explotación sexual infantil y trata de personas a Mario Plutarco Marín Torres, exgobernador de Puebla del 1 de febrero 2005 al 31 de enero de 2011 y, a su amigo, el empresario de origen libanés Kamel Nacif, así como a Succar Kuri, quien actualmente cumple una pena de 102 años de cárcel.
Siete meses después de publicarse la primera edición de esta investigación, en 2005, Cacho fue detenida arbitrariamente en Quintana Roo para ser trasladada al estado de Puebla, en un transcurso de 20 horas, camino en el que fue torturada y agredida sexualmente.
La periodista fue acusada, en ese momento, de difamación y calumnias a empresarios y funcionarios que aparecen en Los demonios del Edén; incluso, circularon grabaciones en las que el entonces gobernador de Puebla, Mario Marín, ofrece a su amigo Kamel Nacif castigar a Cacho por lo publicado en el libro.
“Acepto esta disculpa y exijo que cumplan con todas las víctimas, absolutamente todas a las que hoy represento, y a quienes daré voz hasta que la vida me alcance”, sentenció Lydia Cacho.