La historia de una paciente en estado de coma que dio a luz en Arizona, en Estados Unidos, sorprendió al mundo.
Es un ejemplo de los peligros a los que están expuestas las mujeres que son particularmente vulnerables a los abusos sexuales: aquellas que están físicamente impedidas.
La víctima de Arizona, cuyo nombre no se ha dado a conocer, dio a luz el pasado 29 de diciembre.
Es paciente en una residencia administrada por la empresa Hacienda Healthcare en la ciudad de Phoenix que ha estado en estado vegetativo durante más de una década.
Los medios de comunicación locales informaron de que el personal de la residencia no sabía que la mujer estaba embarazada hasta el momento del parto. La policía de Phoenix ha abierto una investigación y ha recopilado muestras de ADN de todos los trabajadores masculinos.
Sin embargo, este no es el primer caso de violencia sexual contra pacientes en residencias que ha acabado en embarazo. Solo en Estados Unidos, ha habido al menos tres.
Uno de ellos ocurrió en Nueva York en 1995, cuando un auxiliar violó a Kathy Cobb, de 29 años, dejándola embarazada.
El embarazo fue detectado a los cuatro meses. La familia de la mujer, que llevaba muchos años en coma, era muy católica así que se negó a que se le practicara un aborto.
Cobb murió en 1997, poco antes de que su bebé cumpliera un año.
Su agresor, John Horace, aseguró en la corte que creía que el embarazo podía "despertarla". Fue condenado a 13 años de cárcel.
A raíz de este caso surgió una nueva ley en el estado de Nueva York que obligaba a las residencias a revisar los antecedentes de sus empleados: la "Ley Kathy".
Pero las mujeres vulnerables todavía tienen muchas más posibilidades que otras de ser víctimas de violencia sexual en Estados Unidos.
Datos del Departamento de Justicia publicados en enero del año pasado por el medio de comunicación público NPR mostraban que quienes padecían una discapacidad tenían hasta cuatro veces más probabilidades de sufrir una violación o abuso sexual.
"Más del 80% de mujeres con discapacidad serán agredidas sexualmente en sus vidas", dice una portavoz de la ONG estadounidense Disability Justice (Justicia para la Discapacidad).
Otro caso de embarazo en coma se registró en Argentina en 2015, en la provincia de Córdoba, pero los medios de comunicación locales recogieron que la familia de la víctima se negó a presentar cargos.
Dos años antes, un enfermero en la ciudad de Bahía Blanca había sido sentenciado a ocho años de prisión por haber violado a una paciente de 60 años en coma.
En Reino Unido, Andrew Hutchinson, un enfermero del Hospital John Radcliffe de la localidad inglesa de Oxford, agredió a dos pacientes que estaban inconscientes y hasta grabó los ataques, que sucedieron entre 2011 y 2013.
Fue sentenciado a 15 años de prisión en marzo de 2015.
En el Hospital Rashid también hubo un caso de ataque sexual a una paciente en coma en mayo de 2010.
Casos de pacientes en coma o sedadas también se dieron en Brasil, como el del médico Roger Abdelmassih, acusado de 56 cargos de abuso sexual a sus pacientes, entre las cuales hubo muchas mujeres sedadas.
En 2016, una investigación realizada por el periódico Atlanta-Journal Constitution destapó 2.400 casos de abuso sexual contra pacientes anestesiadas o sedadas cometidos por médicos en Estados Unidos.
Los había en todos los estados desde 1999.
"La mitad de estos médicos todavía tenían su licencia médica en 2016", le dice a la BBC Danny Robbins, el periodista autor de la noticia.
"En lo que respecta a los médicos, el sistema protege a los perpetradores".
Las residencias y asilos son una gran industria en los Estados Unidos: según un informe de la firma IBIS World, movieron US$132.000 millones en 2018.
Hospitales y residencias gastaron más de US$73 millones en intentar ejercer presión política el año pasado, según OpenSecrets.org, un grupo que rastrea lo que se invierte en política.
"Estas instituciones son inmensamente influyentes, pero el caso de Phoenix abrió la caja de Pandora. A pesar de que aún no sabemos quién cometió el ataque, la manera en que las cosas se manejaron (en las instalaciones) parece espantosa", añade Robbins.
Según organizaciones como El Centro Nacional de Recursos para la Violencia Sexual (NSVRC por sus siglas en inglés), los casos de violencia contra pacientes que no son capaces de expresarse todavía son escasos.
Pero resaltan la vulnerabilidad de estas personas.
"Los agresores oportunistas son comunes y vemos que aparecen en todo tipo de ambientes donde hay vulnerabilidades inherentes", dijo NSVRC en un comunicado.
El acoso es mucho más común: Hacienda Healthcare, por ejemplo, estuvo involucrada en una investigación en 2013 después de que surgieran informes de que un empleado había hecho comentarios sexualmente explícitos a sus pacientes.
El trabajador, según el Departamento de Salud de Arizona, fue despedido y la empresa prometió esforzarse más por resguardar a sus pacientes.
La BBC contactó a Hacienda Healthcare, que respondió con un comunicado en el que Gary Orman, el vice presidente ejecutivo de la junta directiva, decía que la compañía "no aceptará nada menos que un recuento completo de esta situación absolutamente espeluznante, un caso sin precedentes que ha dejado devastados a todos los involucrados, desde la víctima y su familia hasta el personal de la empresa en todos los niveles de nuestra organización".
"Quiero asegurarles a nuestros pacientes, a sus seres queridos, a nuestros socios locales, a las agencias con las que trabajamos y a los residentes de Arizona que seguiremos cooperando con la Policía de Phoenix y las agencias de investigación en todos los niveles y de cualquier forma posible", aseguraba.
"Haremos todo lo que esté en nuestro poder para asegurar la seguridad de cada uno de nuestros pacientes y de nuestros empleados".
A raíz del escándalo, el director general de Hacienda Healthcare, Bill Timmons, renunció este mes.
El lunes 14 de enero, la compañía anunció que había comenzado una revisión interna "exhaustiva" para determinar cómo la paciente quedó embarazada.
La familia de la mujer, a través de un abogado, dijo que dio a luz a un "niño saludable" que será cuidado por sus familiares.
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