Sam Curry dice que su vida cambió “definitivamente” desde que se convirtió en un hacker profesional.
“En los últimos 12 meses, he ganado alrededor de US$100.000 trabajando unas 20 horas a la semana”, le cuenta a la BBC. “Es muy emocionante”.
Su vida siempre giró en torno al mundo cibernético.
Curry, de Nebraska (Estados Unidos), dice que lleva hackeando “desde que tenía 11 o 12 años”.
“Siempre estuve obsesionado con las computadoras“, recuerda. “Al principio, mis padres estaban muy en contra. Veían que pasaba en mi habitación 12 o 15 horas al día. Nunca salía”.
“Pero luego recibí un cheque en el e-mail… y tomaron un enfoque diferente”.
Curry tiene 18 años y es lo que se conoce como un “hacker ético” o “de sombrero blanco”.
Eso significa que las empresas le pagan para que encuentre -y arregle- fallas en sus sitios web y sistemas de seguridad.
Esta industria genera miles de millones cada año y opera en todo el mundo.
A través de clasificaciones en línea se destacan quiénes son los mejores a nivel global.
Gigantes tecnológicos como Facebook, Twitter, Yahoo, Google o Apple contratan a este tipo de hackers para mejorar su seguridad cibernética. Gran parte de ellos son adolescentes.
Este tipo de hackers reciben entre US$50 y US$500.000 por apenas dos horas de trabajo.
“Podría sonar trivial, pero el fenómeno creciente de gente joven ‘desmontando cosas’ por curiosidad ha generado una industria pujante, y los hackers éticos se han convertido en un equipamiento crucial para la defensa cibernética de las empresas“, escribió recientemente en la revista Stuff la reportera tecnológica Margi Murphy.
En 2017, los principales hackers en India ganan hasta 16 veces más que el salario promedio de un ingeniero de software, según datos de la compañía de seguridad informática HackerOne.
Pero el caso de India es excepcional. Sin embargo, los datos muestran que, en promedio, los mejores hackers ganan casi tres veces más que lo que gana un ingeniero de software en su país de origen.
Algunos de estos hackers “de sombrero blanco” se dedicaban antes a atacar a las empresas. Eran lo que se conoce como hackers “de sombrero negro”, que operan para grupos como Anonymous o Lizard Squad y causan ciberataques.
Y mientras las empresas ofrecen altas sumas para arreglar las fallas, el mercado negro se llena de ofertas suculentas para los cibercriminales.
También es una carrera lucrativa para muchos jóvenes como Sam Curry.
“Hay tanto dinero en juego que uno esperaría que sea un entorno duro y agresivo en el que todos compiten entre sí para obtener esas recompensas”, dice Sam.
“Pero, en realidad, todos trabajamos en equipo y nos apasiona mucho lo que hacemos”.
“La comunidad de hackers ‘de sombrero blanco’ es súper global“, añade el adolescente. También asegura que tiene amigos “de decenas de países” que se dedican a esta actividad.
“A mí se me da mal casi todo lo que te sirve para encontrar un trabajo”, le dice a la BBC.
“Así que el hecho de que hackear sea rentable económicamente es absolutamente genial”.
En su página de Linkedin, Curry se define como “un hacker ético especializado en seguridad de aplicaciones web y en tests de penetración”, una técnica para poner a prueba sistemas informáticos.
También es el fundador de una compañía de ciberseguridad llamada 17security y embajador de Bugcrowd, una plataforma educativa para investigadores en seguridad.
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