Fue uno de los habitantes más icónicos de las Islas Galápagos, en Ecuador.
Y más de seis años después de su muerte sus genes ofrecen pistas invaluables a la ciencia .
Un equipo internacional de científicos secuenció por primera vez el genoma completo de Solitario Jorge, la famosa tortuga gigante de la Isla Pinta que murió con poco más de 100 años.
El quelonio era el último integrante de la subespecie Chelonoidis nigra abingdoni y durante décadas sus cuidadores intentaron que se reprodujera con hembras de una especie cercana. Sin embargo, Solitario Jorge falleció el 24 de junio de 2012 sin dejar descendencia.
Científicos de la Universidad de Yale en Estados Unidos y la Universidad de Oviedo en España secuenciaron y analizaron los genes de la tortuga gigante y descubrieron algo extraordinario.
Solitario Jorge poseía en sus genes variantes relacionadas con la reparación del ADN, su respuesta inmunológica y la supresión de células cancerígenas, que podrían ayudar en el futuro al estudio de la longevidad en los seres humanos.
"Solitario Jorge aún nos enseña lecciones", señaló Adlagisa Caccone, investigadora del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Yale y una de las autoras del estudio.
Los científicos también secuenciaron y analizaron el genoma de otra especie, la tortuga gigante del atolón de Aldabra (Aldabrachelys gigantea), la única especie viva de tortuga gigante en el Océano Índico.
Pero tenían un interés especial en la información genética de Solitario Jorge.
"A nosotros nos interesaba el genoma del Solitario Jorge básicamente por dos razones. Una, por su carácter emblemático en relación a la necesidad de conservar los ecosistemas de los que somos responsables. Y otra porque como tortuga gigante nos puede dar claves sobre qué ocurre en un organismo cuando la longevidad aumenta, cuales son las adaptaciones que son necesarias", señaló a BBC Mundo Víctor Quesada, profesor de bioquímica de la Universidad de Oviedo y otro de los autores del estudio.
Para analizar el genoma de Solitario Jorge los científicos partieron de investigaciones previas sobre seres humanos.
"En estudios anteriores contribuimos a describir nueve características del envejecimiento, una publicación que se llama The Hallmarks of Ageing, y usamos esa información previa sobre genes involucrados en esas características para estudiar como están esos genes en Solitario Jorge", explicó Quesada.
"O sea que utilizamos las secuencias humanas y buscamos las secuencias equivalentes en el genoma de Jorge".
"De hecho investigadores muy jóvenes estuvieron dedicados exclusivamente a mirar esas secuencias".
Los científicos identificaron más de 3.000 genes y de esos escogieron 500 "porque tienen algún papel en las rutas relacionadas con el envejecimiento".
Una de las sorpresas fue el hallazgo de variantes de genes relacionados con el sistema inmunológico.
"Los resultados que encontramos vienen determinados por aquello que buscamos, nosotros queríamos saber si hay algo que destaque en genes involucrados en la respuesta inmune", afirmó Quesada.
"Entonces elegimos genes que sabemos que en humanos están involucrados en la respuesta inmune. Encontramos diferencias por ejemplo en el número de copias", agregó el científico de la Universidad de Oviedo.
"Los mamíferos tenemos un cierto número de copias en algunos de esos genes. En tortugas el número es muchas veces mayor y eso nos da pistas sobre como evolucionó el sistema inmune de las tortugas en el medio en que viven".
En el caso de los genes relacionados con el cáncer, los investigadores también hallaron cambios en el número de copias.
Los tumores son poco frecuentes en los quelonios y estos genes podrían estar relacionados con esa ausencia.
Sin embargo, Quevedo asegura que no es posible por el momento sacar conclusiones fuertes "porque no hay demasiada información sobre la incidencia de tumores en tortugas gigantes y tortugas pequeñas".
"Es algo que queda como hipótesis para trabajar en el futuro".
El genoma de Solitario Jorge contiene pistas para futuros estudios sobre la longevidad.
Pero Quesada asegura que es aún muy temprano para aplicar cualquier resultado en investigaciones sobre seres humanos.
"Hay que aclarar que este estudio nos va a dar información sobre todo básica. La extrapolación de esa información a otros organismos no es nada fácil porque las circunstancias son distintas".
El investigador español señaló que el envejecimiento es "enormemente complejo, no depende de un solo factor sino de muchos factores, también ambientales".
"Lo que estamos haciendo es descomponer estas características tan complejas en partes más pequeñas, en rutas bioquímicas con genes concretos".
"En este momento todavía no nos estamos planteando intervenciones directas sobre el envejecimiento en humanos".
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