Charlie empezó a escuchar la palabra en los pasillos de la universidad hace unos tres años. "Latinx", decían algunos de sus compañeros para identificarse. Cuando conoció su significado, se alegró al saber que ahora existía un término al que pertenecía.
La mexicano-estadounidense de 23 años dice no encajar del todo con los géneros masculino y femenino. "Mi identidad de género es, más bien, fluida", le dice a BBC Mundo desde Los Ángeles.
Eso es precisamente lo que el término "latinx" pretende: acabar con la definición binaria que denotan los sustantivos "latino" y "latina", y que el plural "latinos" sea reemplazado por "latinxs" y se desprenda del género masculino.
Para Ser Anzoátegui, quien se define de género no binario y tiene un rol actoral en la serie televisiva de Hollywood "Vida", el término "latinx" es importante en un contexto en el que "la gente todavía no comprende que hay una distinción entre el género y el sexo".
"Uno se puede expresar de una manera con el género y decir ‘este soy yo, así me visto y me expreso y a veces puedes ser masculino, en el medio o femenino. No tiene nada que ver con la sexualidad", señala.
En Estados Unidos, especialmente en ciudades progresistas como Los Ángeles y Nueva York, es usual ver el término impreso en afiches de eventos, en artículos de prensa y en ensayos universitarios.
La Universidad de San Diego (sur de California), por ejemplo, anunció a fines de noviembre un programa de excelencia académica para la comunidad "latinx" y "chicanx", este último término una adaptación de "chicano", con el que se identifican algunos estadounidenses de ascendencia mexicana.
Los diccionarios de las universidades británicas de Oxford y Cambridge incluyen "latinx", asociándolo únicamente con personas que viven en EE.UU. y que vienen, o sus familias provienen, de Latinoamérica.
La RAE, sin embargo, lo dejó fuera en el primer Libro de estilo de la lengua española de más de 500 páginas que presentó el mes pasado y que incluye "yutubero" y "wasap".
"Latinx" se suma a un listado de palabras dentro del llamado "lenguaje inclusivo", que no solo en Estados Unidos sino también en países como España y Argentina, son el centro de un debate en el que, a menudo, se enfrentan la academia y los activistas por los derechos de las mujeres y las minorías.
No existe una historia oficial sobre quién o cómo se ideó el término. Algunos hablan de que empezó a utilizarse en universidades estadounidenses hace más de una década y otros señalan que su origen tuvo lugar entre grupos feministas y de la comunidad LGBTIQ.
Tampoco existe una única forma de pronunciarlo. "Latínex", suena en la boca de algunos, mientras que otros hacen énfasis en el "la": "látinex".
Con lo que sí concuerdan los conocedores es en que se usa más en Estados Unidos que en Latinoamérica.
"Desde Estados Unidos se ha comenzado a extender hacia los países hispanohablantes", le dice a BBC Mundo Francisco Moreno-Fernández, director ejecutivo del Instituto Cervantes en la Universidad de Harvard.
La letra equis añadida a la palabra hace, según algunos, que la pronunciación suene extranjera para los que hablan solamente español.
Es por ello, apunta Moreno-Fernández, que "en los grupos latinoamericanos y españoles las propuestas que hasta ahora habían tenido más éxito en este sentido habían sido la arroba ‘@’ y el morfema ‘e’ (por ejemplo, les ministres)".
Con los años, el sustantivo "latinx" ha ido ganando popularidad, pero cabe preguntarse: ¿qué tan extendido está su uso en Estados Unidos?
"Probablemente no tiene un uso generalizado, sino más en la academia y entre activistas", le dice a BBC Mundo Ed Morales, profesor de la Universidad de Columbia (Nueva York) y autor de "Latinx: la nueva fuerza en la política y la cultura de Estados Unidos".
Morales advierte que quizá "latinx" nunca llegue a tener aceptación universal, pero defiende el término como "necesario", "porque captura un momento en el que hay una discusión sobre la identidad de género".
No todos concuerdan con Morales.
El director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, dijo el pasado julio sobre incorporar términos del llamado lenguaje inclusivo que "el problema está en confundir la gramática con el machismo".
Sobre esto, el dialectólogo Moreno-Fernández recuerda que "en todas sus comunicaciones oficiales, la RAE ha insistido en el carácter no marcado e inclusivo del género masculino, que hace innecesario recurrir a otras alternativas, desde la perspectiva de la lengua".
El director del Instituto Cervantes también tiene sus reservas. Aunque dice entender el "uso emblemático" del sustantivo para llamar la atención sobre "la necesaria igualdad de género", está en desacuerdo con su uso como adjetivo.
"Eso es violentar un aspecto gramatical tan simple e importante como la concordancia", denuncia. Y explica: "el femenino de ‘casa’ o el masculino de ‘juego’ nada tienen que ver con el sexo. (…) ¿Para qué romper la concordancia diciendo ‘juego latinx’ o ‘costumbre latinx’?".
Miembros de la comunidad latina en Estados Unidos también han manifestado su rechazo.
En una columna publicada en Los Angeles Times el año pasado, el escritor Daniel Hernández critica que "no es un neologismo orgánico".
"No emergió de las estaciones de radio bilingües de Los Ángeles. El término es usado, mayormente, por una minoría educada que vive principalmente en Estados Unidos", apunta.
Sea cual sea su origen, hay quienes dicen sentir refugio en la palabra.
Es el caso de Ismael Castro, un joven de 23 años que empezó a escuchar "latinx" cuando empezó a trabajar en una organización que aboga por los derechos de la comunidad LGBTIQ.
"Me di cuenta de que mucha más gente necesitaba ser incluida en nuestro lenguaje, gente que no se identifica con el sistema binario", dice.
Castro también cayó en cuenta, sin embargo, de que no todos los miembros de esta comunidad se identifican con el término.
"Tenía una compañera de trabajo que es una mujer transgénero. Ella prefería que le llamáramos latina, pues luchó mucho para ser identificada como mujer", explica.
Algunos que defienden el uso de "latinx" citan palabras en inglés que ahora damos por sentado y que antes solo incluían el género masculino.
"Recuerdo cuando decíamos ‘fireman’ en lugar de firefighter para decir bombero. O ‘policeman’ en lugar de ‘police officer’", dice Mónica Trasandes, portavoz de la organización Alianza contra la Difamación de Gays y Lesbianas (GLAAD, por sus siglas en inglés).
El término "latinx" parece extenderse cada vez más, sobre todo entre los jóvenes, pero quedará por verse si su uso traspasa generaciones.
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