La estrecha relación entre Rusia y Venezuela volvió a generar titulares este mes.
Primero, con la reunión en Moscú de los presidentes Vladimir Putin y Nicolás Maduro, que según el gobierno venezolano resultó en el acuerdo para poner en marcha un paquete de inversiones rusas en los sectores petrolero y minero valoradas en US$6.000 millones.
Y, luego, con el envío al país sudamericano de dos bombarderos rusos del tipo TU-160, hecho que provocó airadas críticas de Estados Unidos.
A diferencia de China, que parece haber enfriado su relación con Caracas, Moscú mantiene su fuerte vínculo con el gobierno Maduro, hasta el punto de convertirse en un balón de oxígeno en cuanto a préstamos económicos.
Pero más allá de la necesidad de dinero de Caracas, estos lazos son vitales para el gobierno de Putin, según coinciden los expertos consultados por BBC Mundo.
Aquí te explicamos por qué.
La anexión rusa de Crimea en 2014 provocó una dura condena de países de Occidente y una oleada de sanciones económicas contra Rusia que se siguen renovando.
A partir de ese momento, las relaciones entre ese país y Estados Unidos o la Unión Europea (UE) se deterioraron drásticamente. Y es en ese contexto en el que Venezuela adquiere una especial importancia.
El Kremlin "busca a países que aún quieran lidiar con ellos, y eso incluye a Venezuela", destaca Steven Pifer, exembajador de Estados Unidos en Ucrania e investigador del centro de análisis Brookings Institution.
"Lo que el Kremlin quiere es dar la imagen de una Rusia que no está aislada, cuando en realidad lo está", afirma Pifer en conversación con BBC Mundo.
Ayudar económica y militarmente a Venezuela -uno de los pocos países que respaldó la acción rusa en Crimea- sirve para mantener que "Rusia tiene conexiones alrededor del mundo".
El editor del servicio ruso de la BBC, Famil Ismailov, coincide en ese aspecto y destaca otra ventaja para Putin del apoyo a Caracas: el mensaje que puede vender en el país.
"Es muy importante mostrarle al público interno que, pese a las sanciones, Rusia cumple su rol como superpotencia y tiene países amigos. Vale la pena pagar por eso", explica en referencia a Putin.
El envío de bombarderos esta semana a Venezuela se enmarca en esta estrategia, según los especialistas en política rusa, pero sirve además como mensaje a Estados Unidos.
El gobierno ruso ha criticado en repetidas ocasiones la "interferencia" estadounidense en Ucrania o el despliegue de fuerzas estadounidenses en el mar Negro o Báltico, como parte de los operativos de la OTAN.
Y el envío de los bombarderos a Venezuela puede ser una respuesta, una manera de "meter el dedo en el ojo" a EE.UU.
"Parte de la razón para ello (el envío de los bombarderos) es entrenar a pilotos rusos, en términos de vuelos de larga distancia; otra parte está simplemente diseñada para incordiar a Estados Unidos", considera el exembajador en Ucrania.
El traslado de los bombarderos es también visto como una demostración de fuerza de Rusia, "un recordatorio del alcance militar global" del país, destaca por su parte Dara Massicot, investigadora del think tank estadounidense RAND Corporation, en un comunicado enviado a BBC Mundo.
Massicot, exanalista especializada en capacidades militares rusas del Departamento de Defensa de Estados Unidos, recuerda que Rusia ya había desplegado en 2008 este tipo de bombarderos en el país sudamericano y explica que este tipo de maniobras, que son complicadas de gestionar -especialmente por la distancia- no son decisiones de última hora.
"Para Rusia, estos son escaparates para mostrar que tiene la capacidad de llegar a lugares lejanos y estratégicos del mundo, volando incluso por encima de países como Reino Unido. También para mostrar su apoyo a Maduro", comenta el editor del servicio ruso de la BBC.
En medio de la grave crisis económica, política y social que atraviesa Venezuela, algunos expertos también consideran que la presencia militar rusa puede tener el objetivo de "desincentivar" a terceros de "algún tipo de intervención militar" en el país.
La cooperación militar entre Moscú y Caracas se ha estrechado en los últimos años y no solo a través de la venta de armas; también a través de visitas de altos cargos militares o, por ejemplo, la formación de fuerzas venezolanas en suelo ruso.
Además de la estrategia geopolítica, otro aspecto que puede haber influido en la cercanía de Rusia con Venezuela es estrictamente comercial, según Francisco J. Monaldi, experto en política energética en Latinoamérica y académico del Instituto Baker de la Universidad Rice (en Estados Unidos).
Monaldi recuerda que Moscú empezó a tener un mayor rol en Venezuela cuando China comenzó a dar pasos atrás en el país, dada la inestabilidad de éste y a raíz de que la petrolera rusa Rosneft se empezara a involucrar de manera significativa en el sector petrolero venezolano.
"Aprovecharon que Venezuela estaba desesperada para obtener en muy buenos términos acceso a gas y petróleo venezolano, no para enviarlo a Rusia pero como negocio para Rosneft", considera el especialista en declaraciones a BBC Mundo.
"En ese sentido, lo que ellos piensan es: si llega a haber un cambio político, ellos en todo caso tienen unos activos que tuvieron muy baratos y que se los pueden vender a alguien más… o que van a seguir (siendo) rentables".
Eso no implica que los rusos estén contentos con su negocio, pues Venezuela no es visto como un socio confiable dada su enorme deuda y los impagos en el pasado, destaca este y otros analistas.
No obstante, a "Rosneft no la están invitando en otros países como Maduro está invitándolos a ellos", insiste Monaldi, haciéndose eco de la delicada situación internacional de Moscú.
El gobierno ruso y Rosneft han concedido unos US$17.000 millones de dólares en préstamos y líneas de crédito a Caracas desde 2006 a cambio de petróleo, según cálculos de la agencia Reuters.
El monto anunciado por Maduro tras la reunión con Putin este mes en teoría se suma a esa ayuda, aunque todos los expertos consultados por BBC Mundo llaman a la cautela con este tipo de declaraciones, pues en el pasado algunas de esas promesas no se materializaron.
"Económicamente, (Rusia) tampoco ha ayudado mucho a Venezuela y, en realidad, no está en condiciones de hacerlo porque tiene sus propias sanciones", advierte el editor del servicio en ruso de la BBC.
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