Durante el próximo año, habrá menos petróleo en el mundo.
No se debe a una carencia del combustible ni a problemas con su procesamiento o exportación.
Se trata de una decisión concertada este viernes entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Rusia para reducir la producción mundial en 1,2 millones de barriles por día (bpd) durante el primer semestre de 2019.
Bajo el acuerdo, todavía en negociación, los miembros de la OPEP deberán recortarán 800.000 bpd, mientras Rusia y otros aliados se encargarían del resto.
Aunque en un inicio Arabia Saudita había dicho que asumiría el recorte, la decisión quedó en suspenso cuando Riad anunció que no apoyaría una exención en los cortes para su archienemigo Irán (que ya ve limitada su producción por sanciones de Washington).
La medida, que enfrentó fuertes presiones de Estados Unidos, tiene lugar tras una abrupta caída en los precios del crudo a nivel mundial, que se redujeron casi un tercio a inicios de octubre.
"Ahora, para 2019, estamos enfrentando un escenario en el que la oferta petrolera crecerá por encima de la demanda", explica a BBC Mundo Ixchel Castro, gerente para Latinoamérica de Petróleos y Mercados de Refinación de la consultora Wood-Mackenzie.
De ahí que, de acuerdo con la experta, la OPEP abogue por un recorte para reducir la producción y evitar así una caída mayor en los precios del crudo.
"Un recorte de la producción de 1,2 millones de bpd traería una estabilidad de precios al mercado. Se establecerían sobre los US$66 por barril aunque todavía eso no sería suficiente todavía para darle fortaleza al mercado", indica Castro.
Varios factores contribuyeron a que la producción de petróleo programada para 2019 fuera a superar las estimaciones del consumo.
Según los expertos consultados por BBC Mundo, entre ellos se encuentran:
Jorge Piñón, director Centro de Políticas Internacionales de Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Texas, considera que un recorte de este tipo debe verse en dos dimensiones: el impacto que tendría para los consumidores y para los mercados.
"El interés de los consumidores es que los precios de la gasolina bajen; que se tenga un precio accesible y bajos precios del petróleo benefician al sector e ingresan recursos adicionales al país", explica a BBC Mundo.
No obstante, la experta de la consultora Wood-Mackenzie aclara que el recorte no implica necesariamente un aumento de los precios de la gasolina, sino que estos se mantengan estables.
Pero ¿cómo puede impactar esto en los países de América Latina?
Según los especialistas consultados por BBC Mundo, para analizar el impacto de este recorte en la región habría que diferenciar entre los países que son miembros de la OPEP y los que no.
Pero en ningún caso, aseguran, la medida tendría una repercusión en cuanto a reducción del número de barriles.
"La producción de Venezuela, que es miembro de la OPEP, ya está en franca caída desde hace tiempo. Entonces, no es previsible que se puedan comprometer a una reducción aún mayor", considera Piñón.
El experto añade que la dura crisis que enfrenta el país ha hundido también su principal sector de exportación y que la mayor parte del petróleo que produce lo envía a China o a Rusia, para pagar deudas, o a Cuba, como parte de convenios políticos, por lo que no es previsible un acuerdo con la OPEP para otro recorte.
"Con Ecuador, que es el otro miembro, pasa que su producción es muy pequeña. Ya incluso había dicho que no podría cumplir con el cupo que le había fijado la OPEP, entonces tampoco sería significativa esta medida para ellos", opina.
Castro coincide en que a partir de 2019 veríamos un escenario en el que Venezuela y Ecuador seguirían operando como hasta ahora, y solo recibirían el beneficio de la estabilidad de precio.
"La repercusión más importante vendría para los países que no forman parte de la OPEP, en particular Colombia, México y Brasil", señala la analista de Wood-Mackenzie.
Colombia, México y Brasil
La analista considera que la medida puede ser relevante para estos tres países, donde hay nuevos gobiernos que necesitan la estabilidad del petróleo para poder financiar sus gastos durante el próximo año.
Brasil, según Piñón, ya es el mayor productor de crudo de Latinoamérica, por lo que necesitará centrarse en cómo hacer las operaciones de Petrobras más eficientes y cómo encontrar nuevos actores para invertir.
"Y una estabilidad en los precios del crudo es fundamental para atraer a nuevos clientes", opina.
El caso de México, donde el nuevo gobierno prometió no subir los precios de la gasolina, resulta similar, a criterio de los expertos.
"Es un país que también tiene coberturas petroleras que podrían ayudar a una caída de precios y se está apostando por un Pemex (Petróleos Mexicanos) fuerte, que reinvierta mucho en exploración y producción, por lo que también necesita estabilidad de precios", señala Castro.
Colombia, otro de los países productores de la región, necesita, según la experta, reactivar rondas y reducir las tasas de declinación, por lo que también necesita de precios estables para seguir adelante.
No obstante, Piñón aclara que ni Colombia ni Brasil tienen capacidad suficiente de refinación, lo que implica que, aunque exporten crudo, tengan que importar combustible.
De ahí que un menor precio del petróleo también sea conveniente para sus economías.
Pero, ¿qué pasa con el resto de los países de América Latina?
"En este caso, nos encontramos con países que mayoritariamente importan combustible, por lo que se beneficiarían con precios más bajos", opina Piñón.
"O sea, una mayor producción ayudaría a la economía, a la industria y al bolsillo del consumidor. No le veo un impacto positivo en sí para estos países con que se hagan estos recortes".
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