Los característicos anillos de Saturno se desvanecen a una velocidad más alta de la que esperaban los científicos. Todo apunta a que su belleza será "fugaz", que en términos astronómicos significa unos 100 millones de años.
Formados principalmente por fragmentos de agua congelada, los anillos del segundo planeta más grande del Sistema Solar se están desvaneciendo en forma de lluvia polvorienta de hielo.
Lo que provoca esta "lluvia de anillos" es el propio planeta: la gravedad de Saturno arrastra los anillos hacia él bajo la influencia, también, de su campo magnético.
"Estimamos que esta lluvia de anillos drena una cantidad de agua que podría llenar una piscina olímpica en media hora", afirma James O’Donoghue, del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA, en Maryland (EE.UU.).
En los años 70 del siglo pasado, las sondas espaciales Voyager 1 y 2 exploraron el planeta y ya observaron este fenómeno. Sin embargo, la NASA ha confirmado ahora que la velocidad a la que se están desintegrando los anillos es la más alta de las que previeron estas sondas.
"Solo con esto, el sistema de anillos desaparecería en 300 millones de años, pero hay que sumarle algo: el material del anillo que cae en el ecuador de Saturno. Con todo, a los anillos les quedan menos de 100 millones de años de vida", añadió O’Donoghue.
Teniendo en cuenta que Saturno tiene más de 4.000 millones de años, el tiempo de vida estimado para los anillos es "relativamente corto", como explica O’Donoghue. Así pues, la belleza de este planeta parece que será fugaz.
Aunque hay varias teorías sobre los orígenes de los anillos, parece que podrían haberse formado cuando unas pequeñas lunas heladas que orbitaban alrededor de Saturno chocaron, tal vez porque sus órbitas se vieron perturbadas por la gravitación de un asteroide o cometa.
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