Una niña guatemalteca de 7 años que había entrado a Estados Unidos con su padre de manera irregular falleció pocas horas después en custodia de la Patrulla Fronteriza, según informó la prensa local.
La menor había ingresado a territorio estadounidense la semana pasada junto a un grupo de migrantes que cruzó un desierto en el estado de Nuevo México.
Murió por deshidratación, fiebre y choque séptico, según publicó el diario The Washington Post.
De momento, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP por us siglas en inglés), en la que está integrada la Patrulla Fronteriza, no hizo declaraciones públicas sobre el suceso pero sí se lo confirmó a medios de comunicación como The Washington Post y a la cadena de televisión CNN.
El diario tuvo acceso a los registros de la CBP, donde se da cuenta que la niña y el padre pasaron a su custodia a las diez de la noche del 6 de diciembre en el sur de la ciudad de Lordsburg junto a otros 163 migrantes que se habían entregado voluntariamente. La gran mayoría estaba compuesta por familias.
Cerca de las seis y media de la mañana, la menor comenzó a tener convulsiones y fiebre. La pequeña, "según consta, no había comido ni bebido agua durante varios días", recoge el documento.
La niña fue trasladada en helicóptero al Hospital de Niños de Providence, en la ciudad de El Paso, donde sufrió un paro cardíaco y falleció menos de 24 horas después de haber llegado a estas instalaciones, según dijo al periódico la CBP, que afirmó que investigará si se siguió el procedimiento adecuado con la menor, cuyo padre todavía está en El Paso.
Un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés), del que depende la CBP, ofreció en declaraciones al Washington Post sus "más sinceras condolencias" a la familia de la menor y aseguró que sus agentes habían dado "todos los pasos posible" para salvarla en "las circunstancias más difíciles".
Además, informó que habrá que esperar semanas para conocer los resultados de la autopsia.
Un portavoz del DHS le dijo a la CNN: "Desafortunadamente, pese a los mejores esfuerzos del equipo médico que trató a la niña, no pudimos evitar que sucediera esta tragedia. Una vez más, le rogamos a los padres que no pongan en riesgo a sus hijos intentando entrar ilegalmente. Por favor, preséntense en un punto de entrada y busquen ingresar legalmente y a salvo".
Miles de migrantes centroamericanos han viajado en los últimos meses a la frontera entre México y Estados Unidos. Aseguran estar huyendo de persecuciones, pobreza y violencia en sus países: Guatemala, Honduras y El Salvador.
Muchos recorrieron más de 4.000 kilómetros como parte de caravanas para sentirse más protegidos de los peligros que les acechan en el camino.
Su objetivo es cruzar la frontera pese a las advertencias que hacen los agentes estadounidenses sobre lo que les espera al otro lado: arrestos, enjuiciamientos y deportaciones.
Las tensiones en la frontera entre México y Estados Unidos han aumentado debido a la llegada de casi 7.500 migrantes durante las últimas semanas. El mes pasado, los agentes fronterizos usaron gas lacrimógeno contra un grupo que intentaba cruzar, pese a que entre ellos había niños.
Los agentes defienden que fueron atacados y golpeados con piedras.
El presidente Donald Trump ha prometido mantener a los migrantes en el lado mexicano de la frontera hasta que las cortes decidan si debe dárseles asilo, un proceso muy largo.
Los migrantes se están alojando en refugios temporales en las ciudades de Tijuana y Mexicali.
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