El 7 de noviembre de 1983, alrededor de 100 militares de alto rango se reunieron en la sede de la OTAN en Bruselas para "combatir" la Tercera Guerra Mundial.
En realidad, participaban de una simulación anual conocida como Able Archer (Arquero Capaz). Era la parte final de un ejercicio militar convencional a gran escala -Autumn Forge- que involucraba a decenas de miles de tropas de la OTAN en toda Europa occidental.
Pero el juego de guerra se llevó a cabo en el momento de mayor tensión de la Guerra Fría.
A principios de año, el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, había calificado a la Unión Soviética de "imperio del mal". Y, en septiembre, pilotos soviéticos derribaron el vuelo 747 de Korean Airlines causando la muerte de 269 personas.
Mientras tanto, a ambos lados de la Cortina de Hierro se desplegaban armas nucleares de mediano alcance, incluidos misiles de crucero, capaces de atacar alcanzar sus objetivos apenas cinco minutos después de su lanzamiento.
El mundo estaba punto de una confrontación nuclear.
La "guerra" imaginada por Able Archer 83 comenzó cuando los tanques soviéticos cruzaron la frontera hacia Yugoslavia.
A continuación invadieron Escandinavia y sus tropas pronto se expandían por Europa occidental.
Abrumadas, las fuerzas de la OTAN se vieron obligadas a retirarse.
De acuerdo con la simulación, al transcurrir unos meses después del inicio del conflicto, los gobiernos occidentales autorizaron el uso de armas nucleares: las fuerzas de la OTAN lanzaron un único misil nuclear de alcance medio que eliminó del mapa a la capital ucraniana, Kiev.
El ataque imaginario debía cumplir el papel de una señal, una suerte de advertencia de que la OTAN estaba preparada para una escalada en la guerra.
Según la teoría esta señal ayudaría a calmar las cosas.
Pero no funcionó.
Para el 11 de noviembre de 1983, se había dado rienda suelta al uso de los arsenales nucleares globales. La mayor parte del mundo había sido destruido y miles de millones de personas habían muerto. Era el fin de la civilización.
Más tarde, ese mismo día, los comandantes de la OTAN abandonaron su edificio y se fueron a casa, felicitándose por otro ejercicio exitoso, aunque sombrío.
Lo que los gobiernos occidentales solo descubrieron más tarde fue que Able Archer 83 estuvo, en realidad, a punto de desencadenar una verdadera guerra nuclear.
"Hay evidencia en los niveles más altos del ejército soviético de que les resultaba cada vez más difícil distinguir los simulacros de un ataque real", cuenta Nate Jones, director del Proyecto de Ley de Libertad de Información para el Archivo de Seguridad Nacional en Washington D.C.
"Hemos recuperado una colección de documentos que confirman que los soviéticos estaban realmente asustados de que Occidente lanzara un ataque nuclear", agrega.
Exponer los detalles de Able Archer 83 le ha llevado a Jones años de persistencia.
"Recuerdo que [cuando empecé] fui a los archivos y me dijeron que nunca vería esos documentos porque estaban altamente clasificados", recuerda.
Pero 12 años después de presentar solicitudes de libertad de información, quejas y persecuciones, en 2015, los esfuerzos dieron resultado.
"Recibí este paquete por correo, el informe de inteligencia clave de todas las fuentes y, para hacerlo aún mejor, llegó el día de mi cumpleaños", cuenta.
El documento, emitido en 1990 por la Junta Asesora de Inteligencia Extranjera del Presidente de EE.UU., se titula "El miedo a la guerra soviética".
Con apenas unas pocas secciones censuradas, el informe de 109 páginas detalla las consecuencias no deseadas de Able Archer 83.
Basado en la inteligencia obtenida en los meses posteriores al ejercicio, el informe de 1990 investigó la respuesta soviética al simulacro.
Esta incluía vuelos, transporte de armas nucleares listas para su despliegue y asignación de objetivos prioritarios.
También hubo un énfasis sin precedentes en las medidas de defensa civil. Tenía toda la apariencia de quehicieron preparativos a gran escala para la guerra.
El liderazgo soviético no creía que Able Archer era un simulacro, sino una tapadera para lanzar un ataque nuclear genuino y se prepararon para tomar represalias.
"El miedo a la guerra fue real y fue muy aterrador, con una reacción militar sin precedentes. No queremos que nuestros enemigos piensen que lanzaremos un primer golpe cuando no tenemos la intención de hacerlo", afirma Jones.
Pero, ¿cómo se malinterpretó un ejercicio militar anual de la OTAN?
Para investigar la respuesta, Jones y sus colegas han estado revisando recientemente fuentes rusas, incluido el archivo de la KGB en Ucrania.
"Hemos encontrado una revista militar soviética confidencial de 1984 con un análisis detallado de Able Archer. [Está claro] que el ejército soviético estaba asustado", sostiene el investigador.
En 1983, el líder de la Unión Soviética era Yuri Andropov.
Antiguo jefe de la KGB y de la vieja guardia soviética, Andropov había ascendido en las filas del partido comunista. Pero cuando llegó a la cima estaba gravemente enfermo. Y seriamente paranoico.
"Hubo una paranoia", dice Martin Chalmers, director general adjunto de RUSI, un grupo de expertos en seguridad con sede en Londres.
"El liderazgo soviético pudo recordar el trauma del ataque sorpresa de Hitler en 1941 que casi destruyó a la Unión Soviética, esa fue la lente a través de la cual se vio la política de Estados Unidos", agrega.
"Hay un documento que encontré de Andropov diciéndole a los oficiales de la KGB: ‘su prioridad número uno es no perderse indicios de un ataque nuclear’", comenta Jones.
"Se le encargó a los agentes de la KGB que intentaran detectar esto e informarlo cada dos semanas", afirma.
Pero como sus jefes en Moscú querían escuchar que existía posibilidades para un potencial ataque, eso fue lo que los espías entregaron para complacerlos.
"Estas personas sabían que no había planes para un primer ataque, pero informaron lo que se les dijo que informaran", explica Jones.
"Moscú recopiló estos documentos y sacó conclusiones terribles y, mientras se realizaba ese informe, ocurrió el Able Archer 83".
Era un círculo peligrosamente vicioso.
"Fue un fracaso del sistema soviético. Su inteligencia no actuó racionalmente", opina Jones.
Pero los líderes occidentales tampoco entendieron los peligros de simular un primer ataque nuclear.
Aunque el informe presidencial secreto de Estados Unidos no se publicó hasta 1990, pocos meses después del ejercicio, los primeros indicios de problemas llegaron a la inteligencia británica.
Tanto la primera ministra Margaret Thatcher como el presidente Reagan se sorprendieron cuando descubrieron que los soviéticos creían que autorizarían un ataque nuclear.
Afortunadamente, y quizás en parte como resultado del susto, durante los meses y años subsiguientes, las tensiones disminuyeron y Reagan y el nuevo primer ministro soviético Mijail Gorbachov se embarcaron en una serie de tratados de reducción de armas.
Lejos de ser una nota aterradora en la historia de la Guerra Fría, Able Archer 83 sigue siendo relevante hoy en día.
La retórica vuelve a aumentar entre Rusia y EE.UU., y los tratados nucleares mundiales se están desmoronando.
Washington insiste en que los rusos, en violación del tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio, desarrollaron un nuevo misil de mediano alcance y, como resultado, el presidente Trump ha dicho que se retirará del acuerdo.
"El colapso del control de armas se combinará con las preocupaciones muy reales de que ambas partes ven a la otra como maligna y posiblemente preparada para hacer algo terrible en una crisis", considera Chalmers.
"Si surge una crisis, las posibilidades de un malentendido del tipo que vimos en 1983 serán mayores", opina.
Jones, quien ha estado inmerso en Able Archer 83 durante la mayor parte de su carrera, está de acuerdo.
"Mientras haya armas nucleares, el peligro de guerra por un error de cálculo permanece".
Lee la nota original en inglés.
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