"Yo no curo, quien cura es Dios".
Así se expresa una y otra vez João Texeira de Faria, conocido internacionalmente como João de Deus o Juan de Dios, posiblemente el "sanador espiritual" más famoso de Brasil.
Este médium que dice haber tratado a personalidades como Lula da Silva, Hugo Chávez o Dilma Rousseff, ocupa estos días la atención mediática por algo distinto a sus peculiares métodos de curación: 13 mujeres lo acusan de abusar sexualmente de ellas en su clínica.
Algunas de las acusaciones se dieron a conocer este fin de semana en el programa Conversa com Bial ("Conversación con Bial") en el canal Globo TV y otras aparecieron en el periódico O Globo, del mismo grupo de comunicación.
Casi todas las mujeres prefirieron mantenerse en el anonimato, pero una de ellas, la coreógrafa holandesa Zahira Lieneke Mous, aceptó ser identificada y aseguró que de Dios la manipuló para realizar actos sexuales y posteriormente la violó.
Desde la oficina del curandero emitieron un comunicado en el que niegan rotundamente las acusaciones.
El texto dice que de Dios, de 76 años, "usa sus poderes para tratar a miles de personas y rechaza de forma vehemente las acusaciones de cualquier práctica inapropiada durante sus tratamientos".
Juan de Dios nació el 24 de junio de 1942 en Cachoeira de Fumaça, en el estado brasileño de Goiás, hijo de un sastre y una ama de casa. Estudió hasta el segundo año de la enseñanza básica y apenas sabe leer y escribir, de ahí que se le suela describir como semi analfabeto.
Tiene su consulta en Abadiania, una pequeña localidad del mismo estado de Goiás situada a unos 115 kilómetros de la capital del país, Brasilia. Es una población de unos 19.000 habitantes y su economía gira en torno a la Casa San Ignacio de Loyola, la clínica donde de Dios realiza sus intervenciones tres veces por semana desde 1976.
Allí diagnostica enfermedades, prescribe tratamientos y realiza cirugías psíquicas y físicas.
Antes de fundar la Casa San Ignacio, de Dios peregrinaba por el país haciendo "cirugías espirituales".
Al inicio de su trabajo, fue objeto de denuncias de ejercicio ilegal de la medicina. Después también fue acusado de seducción de una menor de edad. Fue absuelto de todos los cargos por falta de pruebas,
Autodenominado "sanador espiritual", de Dios se declara seguidor de la doctrina espiritista fundada a mediados del siglo XIX por el francés Allan Kardec que hoy cuenta con cerca de tres millones de adeptos en Brasil.
Según afirma el propio de Dios, los espíritus de más de 30 médicos y otras entidades se encarnan en su cuerpo cuando está en trance y así consigue realizar sus tratamientos, que algunas personas califican de milagrosos.
"Desde la edad de ocho años, Dios me transmitió esta energía. Yo no curo, quien cura es Dios", insiste el médium.
"Cuando todo ocurre yo estoy durmiendo; siempre quise ver mis trabajos, pero cuando despierto ya todo el mundo se fue", cuenta.
De Dios suele atender tres días por semana. Más de la mitad de sus pacientes son extranjeros.
El hombre se sienta en una gran silla, posa sus pies en un almohadón y va atendiendo a las personas que desfilan delante de él en una sala que está llena de médiums y admiradores que meditan para formar un potente flujo de energía.
También hay decenas de traductores y los mensajes se ofrecen en varios idiomas: inglés, francés, español, alemán, ruso y portugués.
Las personas que llegan ante él se quejan de enfermedades físicas o mentales; algunos han sido desahuciados por la medicina convencional y otros acuden a él para superar traumas del pasado o crecer espiritualmente.
Las consultas en la casa San Ignacio son gratuitas, así que los ingresos que recibe de Dios provienen fundamentalmente de las medicinas o el agua purificada que se venden en una farmacia contigua a la clínica.
Aunque de Dios no habla sobre las personalidades a las que ha tratado, presidentes brasileños como Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff o Michel Temer, o el fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez, recurrieron en algún momento a sus cuidados.
La popular presentadora estadounidense, Oprah Winfrey, viajó a Brasil en 2012 para conocerle y fue testigo de una "cirugía psíquica" que el médium realizó en su clínica.
Al abandonar el lugar, Winfrey declaró estar "superada por las emociones", casi sin poder expresar en palabras lo que había visto.
Sin embargo, también son muchos quienes miran su trabajo con gran escepticismo y preocupación, especialmente desde la comunidad médica.
Ahora, el escándalo por las acusaciones de abuso sexual puede tener un fuerte impacto en la carrera de un hombre al que se considera muy poderoso, razón que alegan las mujeres que se animaron a denunciarle para explicar por qué no se atrevieron a decir nada antes.
"Yo sé que estoy siendo criticada: ‘¿por qué viene con su historia, si él está curando a miles de personas?’, y esa es una de las razones por las que no dije nada", le comentó la holandesa Lieneke Mous al presentador Pedro Bial en Globo TV.
"Si fuera solo yo, qué importa, él está sanando a miles de personas, ¿cierto? Pero ahora sé que él está abusando de cientos de mujeres y niñas y no puedo callar", subrayó.
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