Bajo las carreteras o el tendido eléctrico hay flujos de capital chino que corren como el agua por las cañerías.
El gigante asiático no solo ha dado un giro hacia el financiamiento de grandes proyectos de inversión en sectores de energía y transporte en América Latina en los últimos años.
Se ha convertido en la principal fuente de financiamiento de proyectos de desarrollo regional, superando a organismos tradicionales como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, según analistas consultados por BBC Mundo.
Entidades como China Development Bank y Export-Import Bank of China están detrás del desarrollo de grandes proyectos de construcción, especialmente en Brasil, el principal receptor del dinero chino.
A China por su parte le interesa invertir en desarrollo de infraestructura porque le permite facilitar y abaratar los costos del comercio, con la vista puesta en mejorar las vías desde el océano Pacífico.
"Esta estrategia les ayuda a los bancos chinos a invertir en proyectos fuera de su territorio con mayores niveles de retorno", comenta Margaret Myers, directora del Programa Asia-América Latina del centro de estudios Diálogo Interamericano.
China se ha convertido en un proveedor de capital clave para la región en los últimos años, explica Myers en conversación con BBC Mundo.
"Veremos un crecimiento de la presencia de bancos comerciales chinos que hasta ahora no habían entrado a la región".
Rebecca Ray, investigadora del Centro de Políticas de Desarrollo Global de la Universidad de Boston, Estados Unidos, coincide en que el sector de la construcción en Sudamérica es clave para China, especialmente para mejorar las cadenas que agregan valor a los procesos productivos y los hacen más baratos.
"En los últimos cinco años, la demanda por materias primas ha disminuido, por eso China ha puesto su foco en los proyectos de infraestructura", le dice Ray a BBC Mundo.
China "ha emergido como la principal fuente de financiamiento de proyectos de desarrollo, especialmente en infraestructura, sea energía o transporte", apunta.
"Hemos escuchado del presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, que buscará tomar distancia de la relación con China. Pero es difícil imaginar que eso suceda", agrega Ray.
"La pregunta es si hay apetito político en la región para seguir empujando esta relación con China".
Sea por inversión extranjera directa o a través de la entrega de créditos por parte de bancos chinos, el tipo de presencia del país asiático en Latinoamérica ha cambiado.
"Hace 10 años financiaron por completo al gobierno de Venezuela y hoy no le están prestando absolutamente nada", le dice a BBC Mundo Felipe Hernández, analista de Bloomberg Economist.
"Han modificado la forma en que toman las decisiones de inversión", explica, después de haber tenido que renegociar los créditos que le dieron a Caracas y no conseguir los resultados esperados con los préstamos otorgados a países como Ecuador o al anterior gobierno argentino.
Además, como algunas de las inversiones chinas en la región fueron objeto de duras críticas por sus efectos sociales y en el medio ambiente, Hernández vislumbra un posible mayor nivel de regulación para evitar conflictos.
"Seguiremos viendo inversión china en la región, pero probablemente será una inversión mas refinada y en montos que crecerán a tasas menores que en el pasado", augura.
Además del avance en obras de infraestructura, la inversión china directa en América Latina se ha expandido también a otros sectores en los últimos años, le dice a BBC Mundo Samuel Ortiz, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de México (UNAM) especializado en la relación comercial entre el gigante asiático y la región.
Esas áreas incluyen servicios financieros, comercio, adquisición de bienes raíces para alquiler y actividades manufactureras, explica.
Gran parte de esa inversión reciente, se debe a fusiones o compra de empresas latinoamericanas.
Esta característica, agrega, no ha significado -en el corto plazo- un aumento del capital productivo ni ha tenido un impacto relevante en la generación de empleo.
Aunque como contraparte, estas inversiones "podrían ser una buena noticia para la región si contribuyen a reducir las brechas de desarrollo que hay en Latinoamérica, sobre todo en infraestructura", señala Ortiz.
En el sector hidroeléctrico, comenta el académico, la empresa china Three Gorges anunció que invertirá en la segunda etapa de un programa de modernización de las represas hidroeléctricas Jupiá e Ilha Solterira en Brasil y la compra del 100% de la empresa hidroeléctrica Atiaia Energia.
En otra área, la firma Southern Power dio a conocer la compra del 28% de las acciones de la compañía chilena de electricidad Transelec.
Y en materias primas, destacan dos grandes inversiones regionales: Tianqi Lithium, que compró este mes el 24% de la chilena Sociedad Química y Minera (SQM) y Chinalco, que expandirá su mina de cobre Toromocho en Perú.
Uno de los ejemplos más recientes de diversificación de inversiones chinas en la región es la adquisición que hizo Didi Chuxing (una especie de Uber chino) de la empresa 99, considerada popularmente como "el Uber brasileño".
Y los planes de Didi Chuxing apuntan claramente a la expansión regional, según le dijo a BBC Mundo Tony Qiu, jefe para América Latina de Didi Chuxing y director ejecutivo de 99, a fines de noviembre.
Más allá del sistema de transporte compartido, la firma desarrolla algoritmos y nuevas tecnologías de inteligencia artificial que le han permitido asesorar a gobiernos de varias ciudades en la planificación de sistemas de transporte.
Un símbolo de las inversiones que están marcando la nueva tendencia en la relación comercial de América Latina y el país asiático.
Ahora puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.