“Este es un beso de despedida del pueblo iraquí, perro”. Inmediatamente después de decir esas palabras, el periodista iraquí Muntazer al Zeidi lanzó su zapato contra el entonces presidente estadounidense George W. Bush, quien se encontraba de visita en Bagdad poco antes de terminar su mandato tras la polémica invasión del país en busca de supuestas armas de destrucción masiva.
Luego le lanzó el otro. Bush consiguió esquivar ambos zapatazos.
Era el 14 de diciembre de 2008 y el gesto del reportero, uno de los peores insultos en el mundo árabe, se convirtió en todo un símbolo del rechazo a Estados Unidos en la región.
Cuando se cumplen 10 años de esa imagen, en BBC Mundo te contamos qué pasó con Zeidi y todo lo que vino después de su controvertida acción.
El incidente ocurrió casi seis años después de que Estados Unidos invadiera Irak en busca de unas supuestas armas de destrucción masiva, que posteriormente se comprobó que no existían.
Bush visitaba el país por última vez antes de dejar la presidencia y ofrecía una rueda de prensa junto al primer ministro Nouri al-Maliki en Bagdad, en la que defendió las acciones de Washington.
Allí fue cuando el periodista iraquí, que trabajaba para el canal de televisión egipcio Al-Baghdadia y tenía 28 años entonces, se enfrentó a él con la única “arma” que podía haber entrado en el recinto: sus zapatos.
Bush consiguió esquivar los zapatos y minimizó la acción a preguntas de los periodistas. Su gesto fue alabado por los medios de su país.
Zeidi fue inmediatamente detenido y sometido a un juicio posterior por su acción.
“En el mundo árabe, si uno quiere subir el tono de una situación en particular, diciendo por ejemplo ‘te voy a dar un golpe’, sólo falta agregar ‘con un zapato’ para que la amenaza se convierta en un verdadero insulto”, contextualizaba entonces el periodista de la BBC Martin Asser.
Para los simpatizantes de Bush, el gesto fue interpretado “como una acción malvada contra un hombre cuyas políticas liberaron al país de un dictador implacable”, escribió el periodista de la BBC.
“Para ilustrar este punto, en otra época, quien hubiese perpetrado un acto semejante podría haber sido condenado a muerte, si se hubiese atrevido a confrontar de esta manera el régimen de Saddam Hussein”.
Para otros, no obstante, Zaidi fue un “héroe por llevar a cabo un golpe simbólico contra una persona a la que consideran responsable de las devastadoras guerras que azotaron al mundo musulmán y que han costado cientos de miles de vidas”, explicó.
De ahí que muchos iraquíes y árabes en general se lanzaran a las calles para pedir la liberación del reportero.
Pero no solo hicieron eso. Mientras Zaidi fue condenado por “atacar a un funcionario extranjero” y pasó nueve meses en prisión, en el exterior los regalos y los elogios se le acumulaban.
Algunos le dieron medallas por su gesta; otros incluso le hicieron ofertas millonarias por sus zapatos, que también se volvieron una sensación.
Hasta un hombre egipcio le ofreció a su hija de 20 años en matrimonio.
“Es algo que me honraría. Me gustaría vivir en Irak, especialmente si estoy ligada a este héroe”, dijo la propia hija en una conversación con la agencia Reuters en el año 2008.
Fotografías de presidente estadounidense esquivando los zapatos del reportero se veían colgadas en paredes de Bagdad, en camisetas en Egipto e incluso en videojuegos en Turquía, informó el diario The Guardian en la época.
Incluso se erigió una estatua con forma de zapato en un orfanato de la ciudad norteña iraquí de Tikrit.
“Aquellos huérfanos que ayudaron al escultor a crear este monumento fueron víctimas de la guerra de Bush”, explicó el director del orfanato a la cadena estadounidense CNN a principios de 2009.
Las autoridades iraquíes, por su parte, destruyeron los zapatos del periodista después de analizarlos por si tenían explosivos.
Pero, ¿qué pasó con el periodista?
Zaidi fue liberado a principios de septiembre de 2009 y, cuando salió, aseguró haber sido torturado.
Las autoridades iraquíes defendieron que le habían tratado de manera justa y de acuerdo a la ley durante su arresto y encarcelamiento.
Pero esa versión fue refutada por él mismo a su salida, apareciendo con un diente frontal menos.
Zaidi aseguró que, justo después de ser detenido en la rueda de prensa, fue llevado a una parte trasera del edificio donde le pegaron con “cables de hierro”, le electrocutaron y le dejaron “mojado” en un lugar frío sin calefacción hasta el día siguiente, según informó el diario The Washington Post.
Pese a lo ocurrido, el reportero nunca se arrepintió de lo que hizo.
“No soy un héroe. Solo actué como un iraquí que ha presenciado el dolor y la masacre de demasiados inocentes”, escribió el periodista en un artículo en The Guardian el 17 de septiembre de 2009.
“En los últimos años, más de un millón de mártires han caído por las balas de la ocupación e Irak está llena ahora de más de cinco millones de huérfanos, un millón de viudas y cientos de miles de mutilados. Muchos millones se han quedado sin casa dentro y fuera del país”.
El periodista se alejó durante un tiempo de su país y se dedicó al activismo en Europa y Líbano.
También escribió un libro llamado “The Last Salute To President Bush” (El último homenaje al presidente Bush), que se llevó al teatro.
Tras haber saltado a la fama, el periodista decidió recientemente dar un salto más grande y adentrarse en la política en su país.
En mayo de este año, se presentó a la carrera electoral por conseguir un puesto en el Parlamento de su país.
Fueron las primeras elecciones después de que Irak declarara la victoria contra Estado Islámico.
Zaidi prometió en campaña que acabaría “con los ladrones y los corruptos“, perseguiría a aquellos que roban el dinero de Irak” y detendría el “derroche de dinero público”.
Desgraciadamente para él, su gesta política no tuvo el mismo éxito popular que su “zapatazo” y se quedó sin un puesto en el legislativo.
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