Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto aumentó el número de estudiantes de bachillerato becados, pero eso no aseguró que permanecieran, pues 20 % de los alumnos que desertaron de ese nivel educativo recibía un apoyo económico, sostiene el estudio “Directrices para la deserción en la Educación Media Superior”, elaborado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).
De acuerdo con la investigación “La cartera de la reforma educativa: buenas intenciones, pobre ejecución”, realizada por Marco A. Fernández y Noemí Herrera, de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey, “la evidencias sobre el efecto limitado de los apoyos, se ha traducido en recursos mal utilizados en la distribución de becas entre los jóvenes de bachillerato”.
Para el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, el fortalecimiento presupuestal en educación estará justamente en el otorgamiento de 10 millones de becas mensuales a todos los estudiantes de nivel básico, medio superior y superior, según informó este martes durante el anuncio de la creación de 100 nuevas universidades.
Las becas fueron uno de los programas de crecimiento en el sexenio anterior, pues mientras en el ciclo escolar 2012-2013 habían un millón 415 becados, para el ciclo escolar 2015-2016 sumaron un millón 906 mil becas. Hasta el ciclo escolar 2016-2017 el número de becas ascendió a 2 millones 110 mil, aunadas a las que otorgan los gobiernos de la Ciudad de México, Hidalgo, Morelos y Estado de México, según datos de los informes de gobierno.
Sin embargo, en el análisis sobre la deserción escolar realizado en 2015 por el INEE, se detectó que entre las problemáticas “los programas de becas aún tienen resultados insuficientes en cuanto a la permanencia de sus beneficiarios”, pues “20% de abandonantes contaba con beca”.
Por tanto, se advertía la necesidad de dar acompañamiento a los estudiantes beneficiarios y recomendaba que debía ser un compromiso “la asignación de tutor a cada uno de los becarios del Programa Nacional de Becas (PRONABES), procurando que éste cuente con el perfil idóneo” como una de las estrategias para asegurar la permanencia.
Además, otras evaluaciones realizadas por el Consejo Nacional de la Evaluación de la Política Social (Coneval) y el Banco Mundial entre 2008 y 2012 “han indicado complicaciones con la entrega oportuna de las becas, su focalización a la población objetivo, el acompañamiento integral a los becarios y la valoración de la suficiencia de su monto, así como la necesidad de evaluar su impacto”.
Entre las recomendaciones para otorgar las becas estaba la necesidad de focalizar su otorgamiento en los cuatro sectores más desfavorecidos, además de mejorar los tiempos de entrega de los recursos para los estudiantes.
También “verificar la suficiencia de los montos otorgados a los beneficiarios, en consideración de la tendencia hacia su pérdida del poder de compra, lo cual encuentra mayor impacto en las familias de estudiantes de menores ingresos”.
En tanto, Marco A Fernández y Noemí Herrera, refieren en su análisis “La cartera de la reforma educativa: buenas intenciones, pobre ejecución”, que “las evidencias sobre el efecto limitado de las becas para evitar la deserción escolar en educación media superior, se ha traducido en recursos mal utilizados en su distribución a jóvenes en el país”.
Por lo tanto, el reto de la siguiente administración será aplicar un programa de becas que tenga el efecto buscado y debería haber evidencia de ello. Por eso, insiste Marco A. Fernández, también investigador de México Evalúa, son pertinentes las evaluaciones externas a la política de gobierno. “Se antoja complicado, por decir lo menos, que un centro dependiente de la SEP pueda ser capaz de señalar críticamente las fallas de implementación del proyecto educativo de la administración en turno”.
Esto porque la administración de López Obrador propuso la eliminación del INEE, un organismo autónomo, y en su lugar habría un organismo dependiente de la SEP.
Este organismo sí hizo estudios en los que señaló los “problemas en la forma en que las becas fueron distribuidas por las autoridades educativas y planteó propuestas para mejorar su focalización, de forma que se apoye realmente a quien más lo requiere y así evitar la duplicación y mal uso de su presupuesto”, dice Fernández.
De acuerdo con el estudio del INEE, en 2015 hubo 6 millones 462 mil jóvenes de entre 15 y 17 años que desertaron de la educación media superior en el país.; principalmente del Estado de México (854 mil estudiantes), seguido de Veracruz, con 435 mil y Jalisco, con 427 mil alumnos.
Las causas del abandono son multifactoriales: económico, social, familiar y escolar. Por tanto, si bien para atender el aspecto económico el INEE recomendaba “avanzar hacia la consolidación del sistema de becas”, también plantea que éstas deben ser focalizadas “a los alumnos que más las necesitan y que sea oportuna la dispersión de los recursos”.
En el caso de las causas extraescolares, se identificaba la necesidad de un mayor involucramiento de los padres de familia en proporcionar motivación y seguridad a sus hijos.
Y respecto a los factores escolares y extraescolares el INEE advertía que “las experiencias escolares deben ser más relevantes, integrales y satisfactorias para los estudiantes, lo cual requiere tutorías y otros apoyos académicos, orientación educativa y vocacional, así como la atención a las necesidades socioemocionales de los alumnos”. Para ello, recomendó una mejor coordinación entre la educación secundaria y la media superior que favorezcan el tránsito y las trayectorias educativas completas.