Alambre de púas, vallas y miles de soldados fuertemente armados en la frontera de Estados Unidos con México: ya está en marcha la llamada operación “Faithful Patriot” (Patriota Fiel).
Se trata del despliegue de unos 5.200 soldados y eventualmente hasta 15.000 ordenado por el presidente, Donald Trump, ante la llegada de la caravana de migrantes centroamericanos.
Los militares fueron enviados a la frontera de Estados Unidos con México en Texas, Arizona y California, como respuesta a la caravana de migrantes centroamericanos que llevan unas tres semanas en ruta hacia EE.UU. Según algunas fuentes, llegaron a ser hasta 7.000.
“Nuestro ejército está siendo movilizado en la frontera sur. Muchas más tropas están llegando. NO permitiremos que estas Caravanas, que también están formadas por algunos matones y pandilleros muy malos, ingresen a Estados Unidos. Nuestra frontera es sagrada, deben ingresar legalmente. ¡DEN LA VUELTA!“, escribió Trump en un tuit la pasada semana.
Los soldados desplegados, que contarán con el soporte de helicópteros Blackhawk, tienen la misión de apoyar a los agentes migratorios y de frontera especializados.
La operación la ordenó el presidente Trump en vísperas de las elecciones de mitad de mandato, ante lo que calificó en varias ocasiones una amenaza para la seguridad nacional de su país.
Mientras tanto, críticos acusan a Trump de utilizar el temor de la gente hacia la inmigración ilegal para animar a sus seguidores antes de los comicios de mitad de mandato este martes.
“Los miembros del servicio que han pasado repetidamente largos períodos de tiempo fuera de casa no necesitan esto. Y Estados Unidos no necesitan que sus militares se defiendan contra un grupo de migrantes desarmados, incluidas muchas mujeres y niños”, escribió David Lapan, exmilitar y exportavoz de Seguridad Nacional de la administración Trump.
Del mismo modo, Will Fischer, un exmilitar que ahora trabaja para VoteVets, una organización de veteranos progresistas, dijo que estaba claro que el presidente estaba pensando en la política más que en la seguridad nacional.
“Donald Trump piensa que las personas desarmadas que huyen de los horrores y aún están a 1.000 km de distancia son una amenaza para la seguridad nacional una semana antes del día de las elecciones”, dijo Fischer.
“No lo creo”, escribió también en Twitter.
Los primeros miembros de un gran grupo de migrantes llegaron este domingo a la capital, Ciudad de México.
Cerca de 450 personas, en su mayoría hombres y niños, recibieron refugio temporal en un recinto deportivo.
“Ha sido un viaje extremadamente difícil. Sobre todo para los niños. Hemos caminado muchos días, sufriendo las inclemencias del sol, la lluvia y a veces hemos pasado hambre”, le cuenta uno de ellos a BBC Mundo.
Ellos forman parte de un grupo de un primer grupo que partió de Honduras el 12 de octubre y que se estima lo forman unas 5.000 personas.
Dicen que se fueron de ese país por temor a la violencia y para escapar de la pobreza y el desempleo.
Muchos dijeron que llegar a la Ciudad de México fue un hito importante después de tres semanas de cruzar Guatemala y el sur de México, principalmente a pie.
El presidente Trump presionó a las autoridades mexicanas para que detengan la caravana.
Pero después de detenerlos brevemente en la frontera sur de México con Guatemala, las autoridades mexicanas no interrumpieron el camino de los migrantes.
Además del grupo reportado en Ciudad de México, hay otros dos más. Este lunes, uno cruzó el río Suchiate, que marca la frontera entre México y Guatemala, y el otro se dirigía hacia el norte desde el estado de Chiapas, sur de México.
Se espera que los tres grupos se reúnan en la Ciudad de México y que los que permanezcan decididos a llegar a Estados Unidos salgan juntos.