Cualquier aficionado al fútbol vibrará este sábado con la final de la Copa Libertadores.
Pero incluso aquellas personas que no siguen el deporte más popular del planeta mirarán de reojo lo que pasará en el estadio Monumental de Buenos Aires.
Va más allá del juego, del partido, de la historia.
El decisivo duelo entre River Plate y Boca Juniors en el máximo torneo continental sudamericano ha generado tanta expectativa que el tiempo del balón se detendrá en la capital argentina para marcar un antes y un después en el fútbol.
Se trata de una emoción, de una tensión, de una rivalidad, de una pasión tan grande que hay quienes aseguran que el choque entre River y Boca es la final de todas las finales en el planeta Tierra.
Que el espectáculo visto en el partido de ida de La Bombonera demuestra que la Copa Libertadores es el "fútbol de verdad", no como el juego de Play Station que ofrece la Champions League en Europa.
Este comentario es del presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol, Alejandro Domínguez, haciéndose eco de lo que opina una gran cantidad de aficionados al fútbol en Sudamérica.
"No hay nada como la Libertadores", "En Europa no viven el fútbol como acá", "Sientan lo que es jugar a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar".
Son palabras se repiten una y otra vez cuando la Copa Libertadores coincide en el panorama futbolístico con la Liga de Campeones, el torneo que reúne a los clubes más ricos y los futbolistas más prestigiosos del mundo.
Puede ser que el fútbol sudamericano haya plantado cara al europeo en el pasado con la extinta Copa Intercontinental, ganando en su época de auge más títulos y más prestigio.
Pero, con el paso del tiempo, ha sido el viejo continente el que domina abiertamente el duelo entre ambos.
Hasta 1994, los equipos sudamericanos ganaron 20 de los 33 duelos que se disputaron. A partir de entonces, los clubes de Europa triunfaron en ocho de las 10 finales disputadas.
Esta tendencia se intensificó con la creación del mundialito de la FIFA en el que los equipos europeos ganaron 10 títulos frente a cuatro sudamericanos, siendo el último hace seis años.
Pero, a pesar de las estadísticas, en Sudamérica sigue existiendo la creencia de que la Libertadores es mejor que la Champions, Y, si no es es así, por lo menos es más atractiva.
Un ejemplo, arguyen, fue todo lo que aconteció en el partido de ida de la final entre Boca y River.
El hecho de que se haya dado el superclásico argentino, el torrencial aguacero que impidió el fútbol y el sublime espectáculo vivido en la Bombonera, con empate a dos incluido, le dio a la Libertadores un nivel no visto desde los años 80.
"La esencia creo yo que se trata de volver al estado amateur y de gloria puro", le comentó a BBC News Mundo Theo Posso, periodista ecuatoriano de Directv Sports y Ecuavisa.
"Yo rescato ese espíritu de cuando un futbolista no se interesa solo en el tema monetario sino en alcanzar la gloria deportiva".
Mario Martínez de Fox Sports en Uruguay, y Mario Fernández del diario El Comercio en Perú, coinciden en que hay algo que supera lo futbolístico para entender el encanto del torneo continental sudamericano.
"Es un tema de mística", resaltó Martínez. "Puede que un gigante en lo económico o en lo histórico caiga frente a un equipo débil que viene en alza y empujado por lo que significa la gloria".
"Acá hay limitaciones económicas y de distancia para los equipos, hay que viajar muchísimo, con escalas, pasar muchísimas dificultades para seguir avanzando en el torneo", destacó Posso.
"Todo esto mágico, místico alrededor de la Copa, es lo que la hace muy especial".
Y también le agrega un elemento de incertidumbre más alto.
Desde el año 2000, en la Copa Libertadores ha habido hasta 14 campeones diferentes y seis de ellos conquistaron el título por primera vez en su historia.
Además solo hubo dos equipos, Boca Juniors e Internacional de Porto Alegre, que lograron sumar más de una copa.
En ese mismo período, la Champions fue ganada por nueve clubes y solo uno la conquistó por primera vez.
Pero hay quienes creen que el romanticismo generado por el duelo entre los dos grandes rivales del fútbol argentino es una careta que esconde temporalmente las diferencias de lo que se vive a ambos lados del Atlántico.
"Comparar la Copa Libertadores con la Champions desde el punto de vista de organización, de las estructuras, de los estadios, del marco de gente… es imposible", reconoció Martínez.
‘Estamos muy lejos", dijo.
"Ni le llega a los tobillos", agregó Posso, mientras que Fernández considera que se trata de dos capítulos aparte.
La diferencia está en lo "sistematizado que está el fútbol europeo en comparación con la magia o el fútbol de potrero", afirmó el periodista uruguayo.
"No es que sea mejor o peor, sino que le agrega un elemento especial".
"Es un factor fundamental a la hora del juego y de lo que está acostumbrado el hincha sudamericano. La Copa Libertadores es muy especial para esta parte del planeta", sentenció.
A favor de la Champions se habla de la organización, de la colección de futbolistas maravillosos y del prestigio que se alcanza al levantar el famoso trofeo de la "Orejona".
También está el nivel de los premios y que "después de los grupos, hay una paridad que en lo competitivo" no hay en Sudamérica.
"Es impresionante ver lo global de la Champions", mencionó Posso. "De la manera que celebran en Egipto los goles de Salah y tiene más repercusión mundial porque están los mejores jugadores".
Para Posso la constante salida de los futbolistas con más talento a Europa, a México o Medio Oriente merma la capacidad de los clubes de armas plantillas competitivas.
"Hay un detalle que te explica a la perfección eso y es el hecho que Alberto Spencer, de la época de los 60 y 70, sigue siendo el goleador de la Copa con 54 goles", apuntó.
"Ese récord es casi imposible que se supere porque no hay nadie que se quede en Sudamérica dos o tres años".
Pero también es cierto que la Libertadores está viviendo un proceso de transformación en el que se sigue el modelo europeo en algunos aspectos y se aumentaron los premios para los equipos.
Un ejemplo es la designación de una sede única para la final de 2019 o que las dos finales se hayan disputado en fin de semana.
Desde algunos sectores se mostró resistencia, ya que consideran que va en contra de la idiosincrasia del hincha sudamericano.
Pero al ver la repercusión que está teniendo la Libertadores en las últimas semanas, parece queel cambio resultó en la dirección correcta.
Partiendo de la base de que la Copa Libertadores no es la Champions y que será difícil que logre competir en lo económico, hay un elemento que hace del campeonato sudamericano "el torneo para ver" para el hincha del fútbol.
"Hoy el fútbol ha avanzado muchísimo y el mismo avance de la ciencia hace que los partidos se ganen desde los camerinos", dijo Mario Fernández.
"Por ese lado, la técnica sudamericana va a seguir siendo el anillo de diamantes para conquistas futuras. Y eso no lo va a perder nunca el futbolista sudamericano", agregó.
Se trata de la improvisación, de la finta, del regate, del desborde y de ver el espacio que nadie puede ver.
River-Boca revivió eso: el sueño, la mística que la Libertadores tuvo hace algunas décadas.
La magia que puede pasar en el fútbol, "más allá de que ocurra una vez cada cien años", como dijo Posso.
Y esa vez será este sábado en el estadio Monumental de Buenos Aires, precisamente en un partido, con la final de la Copa Libertadores.
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