Cuando Joaquín “El Chapo” Guzmán entra al salón del tribunal en el que es juzgado, su mirada casi siempre se dirige hacia la zona del público.
El hombre que enfrenta uno de los más grandes juicios por narcotráfico en la historia de Estados Unidos parece no perder ninguna oportunidad para saludar a Emma Coronel Aispuro, su joven esposa de 29 años.
“Ella está cada día en la sala del juicio, desde el comienzo hasta el fin de la jornada“, dice el periodista Gerardo Lissardy, quien ha seguido el juicio desde el tribunal para BBC Mundo.
“Cuando El Chapo entra, lo primero que suele hacer es saludarla a la distancia, a veces con su mano y otras con un gesto. Y ella le ha retribuido el saludo algunas veces. Incluso durante el transcurso del juicio, en medio de algún testimonio, Guzmán la ha buscado con la mirada desde la silla de acusados“, relata.
La defensa de El Chapo había solicitado al juez un deseo de su cliente, el cual le fue denegado: poder darle un abrazo a su esposa en el primer día de juicio.
Guzmán fue extraditado de México a EE.UU. en enero de 2017, en donde enfrenta un juicio que le podría llevar a la cadena perpetua.
Coronel conoció a Guzmán cuando apenas tenía 17 años.
Investigadores del narcotráfico mexicano, como el periodista y escritor José Reveles, coinciden en que Coronel es “el amor de la vida” del capo de 61 años.
“Es una mujer muy bella, no tiene todavía ni treinta años, ha sido leal con él”, dice Reveles a BBC Mundo.
Una relación que se ha prolongado por más de una década, a pesar de que Guzmán ha vivido esos años siendo prófugo de la justicia y encarcelado casi 4 años tanto en México como EE.UU.
Coronel tiene 29 años, nació en Santa Clara, California, pero creció en la ranchería de La Angostura, un lugar con apenas unas decenas de habitantes en la región llamada “el Triángulo Dorado” del narcotráfico.
“Ahí no se ve nada de cosas extravagantes, de cosas que se ven en la ciudad que son tan estresantes. Es una vida muy tranquila”, le contó Coronel a la periodista Anabel Hernández en una entrevista publicada en el semanario Proceso en 2016.
A pesar de que ella asegura que su familia se dedicó a la agricultura, tanto su padre, Inés Coronel Barrera, como su hermano mayor, Inés Omar, hoy están sentenciados a prisión por estar vinculados a actividades del cartel de El Chapo.
Tanto José Reveles como la propia Anabel Hernández aseguran que el fallecido capo Ignacio “Nacho” Coronel Barrera -uno de los más altos líderes del Cartel de Sinaloa junto con El Chapo e Ismael “el Mayo” Zambada- era tío de la joven.
Pero Emma Coronel asegura que ni siquiera lo conocía.
A la edad de 17 años, Coronel estaba en una celebración en las inmediaciones de La Angostura cuando vio por primera vez a Joaquín Guzmán, según le contó a Hernández.
“Yo digo que lo que me conquistó de él fue su plática, su forma de tratarme… no me llevó grandes regalos ni grandes cosas, sino que él se gana a las personas por su forma de ser”, dijo tras ser cuestionada sobre la diferencia de edad.
Se casaron por la iglesia el día en que Coronel llegó a la mayoría de edad, en su cumpleaños 18, el 2 de julio de 2007. Hicieron una fiesta solo con la familia cercana, según relató.
Niega que hubiera políticos de la región presentes o que la unión haya tenido un círculo de protección del Ejército mexicano, como reportes de prensa señalaron en su momento.
“¿En ese momento tú ya entendías quién era Joaquín Guzmán Loera?”, le cuestionó Hernández. “Creo que no”, respondió.
Su matrimonio con uno de los más poderosos jefes del narcotráfico en México la llevó a Culiacán, Sinaloa, uno de los bastiones del cartel que presuntamente dirigió su esposo durante dos décadas.
Estudió periodismo en la Universidad Autónoma de Sinaloa, una época que Coronel define como “bastante normal”.
En 2011 tuvo a las mellizas María Joaquina y Emaly Guadalupe, pero confiesa que solo veía a su esposo cuando “todo estaba medio normal” en las actividades que realizaba.
Aseguró que nunca vio armas ni drogas cuando estaba con él: “De hecho a mí no me consta que él trafique drogas”, dijo.
“Puedo decir que hemos tenido muy buena relación, siempre nos hemos llevado muy bien. Es un hombre muy atento, muy cariñoso, muy respetuoso, muy alegre, que hace que se te olviden los problemas. Cuando lo ves a él y sabes que tiene muchísimos problemas, está como si nada”.
Coronel no ha podido convivir con Guzmán desde que fue extraditado a Estados Unidos en enero del año pasado.
A diferencia de lo que le permitían en la prisión en México, en este último país las autoridades han aplicado un aislamiento estricto al capo que se fugó dos veces de prisiones de máxima seguridad mexicanas.
El juez Brian Cogan rechazó su petición de tener unos segundos para abrazar a su mujer precisamente por cuestiones de seguridad.
Aún así, Coronel ha asistido fielmente a las sesiones y corresponde a sus saludos.
De ser encontrado culpable de los múltiples crímenes que se le acusa, Joaquín Guzmán probablemente pasará el resto de su vida en la cárcel, apunta el periodista José Reveles.
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