La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) anunció este jueves que escogió el estadio Santiago Bernabéu en Madrid (España) como escenario para jugar la final de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors.
La Conmebol estableció que el partido se dispute el domingo 9 de diciembre a las 19:30h GMT.
El partido de vuelta entre los históricos rivales argentinos, que empataron 2-2 en el juego de ida, fue suspendido el 24 de noviembre después de que el bus de los jugadores de Boca fuera atacado por presuntos hinchas de River a las afueras del estadio Monumental en Buenos Aires.
Boca, que pedía una sanción para River y que el partido no se jugara, puede apelar esta última decisión de la Conmebol y será el Tribunal Disciplinario de la organización el que tendrá el veredicto final.
La decisión de apostar por el estadio del Real Madrid se produce tras días de especulación sobre si se jugaría en Doha, Miami o Asunción, entre otras opciones.
El martes la Conmebol anunció que, debido a los "hechos delictuales" que llevaron a la suspensión de la vuelta en cancha de River, resultaba "prudente" jugar el partido fuera de Argentina.
Dichos eventos, que dividen a los argentinos entre si fue o no premeditado por simpatizantes de alguno de los equipos, aún son motivo de investigaciones de la justicia argentina.
"Aunque muchos sentirán alivio por el hecho de que por fin se fije la sede del partido y en efecto se juegue, la sensación para muchos argentinos es agridulce debido a que la imposibilidad de jugar en el país demuestra la situación crítica, intoxicada por la violencia y la corrupción que vive el fútbol local", dice el corresponsal de BBC Mundo en Argentina, Daniel Pardo.
"Por mucho que se juegue, el partido más esperado de todos los tiempos ya ha quedado manchado para muchos y ha perdido una gran parte de su magia", añade Pardo.
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