Por décadas, el sector de los productos de salud femenina ha registrado relativamente poca innovación técnica, pero el aumento de dispositivos conectados y la eliminación de algunos tabúes en muchas partes del mundo ha hecho que emerja una industria que ya se valora en miles de millones de dólares.
Las mujeres conforman el 51% de la población mundial, pero muchos de los procesos naturales por los que tienen que pasar, desde la menstruación hasta la menopausia, han sido con frecuencia temas tabú.
Como consecuencia, las mujeres han sido relegadas cuando se trata del diseño y el lanzamiento de productos nuevos.
Pero las cosas están cambiando: la tecnología enfocada en las mujeres o "femtech" está en pleno apogeo.
La consultora dedicada a la investigación de mercados Frost & Sullivan señala que, para 2025, ese mercado podría llegar a valorarse en US$50.000 millones.
A Amy Thomson, fundadora de la plataforma Moody, la motivó su experiencia personal para dar el salto a este campo.
Estaba a cargo de una agencia de comunicaciones cuando le diagnosticaron problemas relacionados con la hormona del estrés, cortisol.
"Mis periodos dejaron de llegar y me di cuenta que no había nada disponible para mí. La tecnología existente era básica", dice.
La aplicación Moody te pregunta por tu edad y la fecha de tu último periodo. A partir de esa información, las usuarias pueden hacerle seguimiento a sus cambios hormonales para que puedan entender sus cuerpos y actuar en función de ellos.
"Estamos creando y usando tecnología para apoyar a las mujeres de una manera que es segura para ellas", indica Thomson.
Eso incluye no vender su información a corporaciones, señala.
Moody quiere introducir una tienda de bienestar para que las usuarias puedan comprar productos de acuerdo con su dieta y el ejercicio que practican, por ejemplo.
"Las mujeres ahora están en posiciones de mayor responsabilidad y poder y nos damos cuenta de que estos problemas pueden ser resueltos a través de la tecnología", dice.
"El espacio está en pleno apogeo porque la gente se está dando cuenta que han sido desatendidas en esas áreas".
"Este es un mercado creciente con un potencial inmenso. La tecnología enfocada en la asistencia médica se ha traducido históricamente en productos diseñados por hombres, pero ahora con esta tecnología centrada en las mujeres tenemos emprendedoras que están creando estos productos", dice Priya Guha, de la start-up de tecnología global RocketSpace.
"Este es un sector que ha sido pasado por alto por completo, pero eso está cambiando y este es el momento perfecto para conseguir inversiones".
Tania Boler, la fundadora de Elvie, señala que el aumento de los dispositivos con la capacidad de conectarse y la destrucción de algunos tabúes relacionados con la salud femenina está ayudando a cambiar las actitudes.
Su aplicación ayuda a las mujeres a fortalecer su suelo pélvico a través de una rutina de ejercicios de cinco minutos.
Actualmente es ofrecida por el Servicio de Nacional de Salud de Reino Unido (NHS: National Health Service).
Por años, Boler ha trabajado en la innovación global del sector de la salud, primero para las Naciones Unidas y, posteriormente, para Marie Stopes International, una organización no gubernamental cuyo objetivo es ofrecer métodos anticonceptivos y abortos voluntarios seguros en decenas de países (donde es legal hacerlo).
Pero cuando tuvo un bebé, se dio cuenta de que las necesidades sanitarias de las mujeres estaban siendo ignoradas en el mercado de consumidores.
"La incontinencia de la vejiga no es algo sexy, pero una de cada tres mujeres la sufren", señala. "El mercado sanitario de los adultos es inmenso, pero debido a que este es un problema de salud femenino está completamente escondido".
"A la gente le cuesta hablar de cualquier cosa relacionada con la vagina, pero para la tecnología es fácil marcar la diferencia".
Elvie también fabrica un extractor de leche materna inalámbrico y silencioso, que está vinculado con la app para hacerle seguimiento al ritmo del flujo.
El aparato puede ser operado directamente desde el celular.
"La tecnología para las mujeres se ha diseñado tan mal que los extractores de leche materna que utilizan bombas resumen todo lo que es malo para la salud de la mujer: es pesado, ruidoso y difícil de usar", añade.
"Estamos desatendidas en lo que respecta a la innovación, pero este extractor es silencioso, lo puedes ocultar (en el sujetador) y lo puede llevar contigo durante el día".
Pero muchas de las fundadoras de estas empresas coinciden en que con frecuencia los inversionistas no aprecian la necesidad de dichos productos o el por qué las mujeres podrían estar interesadas en ellos.
"Realmente les tenías que explicar que las hormonas femeninas fluctúan ligeramente", indica Thomson cuando recuerda sus inicios tratando de atraer a inversionistas que se mostraban reacios a entrar en mercados que no entendían.
"Cada día estamos lidiando con nuestras emociones y no podía creer que algo tan importante había sido pasado por alto", dice.
Quienes inviertan en femtech encontrarán un mercado objetivo inundado de productos obsoletos.
El mercado de la higiene femenina se calcula que está valorado en unos US$30.000 millones, pero ha visto muy poca innovación desde que el tampón se inventó en la década de los 30.
Sin embargo, en los últimos años, se han inventado nuevos productos, desde el tampón con Bluetooth hasta un disco menstrual desechable que se adapta al interior del cuerpo.
"En estos momentos, hay mucho ruido con respecto a la tecnología para mujeres y creo que eso es algo bueno", dice Harriet Forsyth, analista de la consultora sobre propiedad intelectual ClearViewIP.
Forsyth considera que el giro hacia la salud femenina entra en perfecta consonancia con la próxima ola de productos tecnológicos que se pueden "vestir".
Pueden ser usados por embarazadas o por mujeres que están intentando tener un bebé para monitorear la temperatura y el ritmo cardiaco.
Por ejemplo, las usuarias de Fitbit pueden ahora sincronizar su información con la app Clue para predecir con mayor precisión cuándo llegará el periodo.
De hecho, muchos inventos de tecnología femenina aprovechan la tendencia de la tecnología de seguimiento sobre hábitos diarios, como las aplicaciones que miden cuántas horas duermes, cuánto corres, cuánto comes.
Debido a que históricamente la investigación médica enfocada en las mujeres ha sido menor, las implicaciones de compilar este enorme conjunto de datos van más allá del monitoreo personal.
"La esperanza es que esta información pueda ser usada para proveer algo que las mujeres realmente necesitan: mostrar lo que está sucediendo con su salud y predecir las condiciones en las que los síntomas no son obvios, como el cáncer de ovarios", explica Forsyth.
Un grupo que aún se mantiene desatendido por la tecnología son las mujeres menopáusicas, señala Forsyth.
Ellas podrían beneficiarse de un dispositivo como Fitbit para que puedan monitorear los síntomas, por ejemplo.
"Las mujeres que están en la etapa de la menopausia se sienten olvidadas y si hubiese algo que las ayudara a hacerle seguimiento a los síntomas, creo que serían receptivas".
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