El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este domingo que se está haciendo todo lo posible para “detener la embestida” de miles de migrantes hondureños que marchan en caravana desde México hacia Estados Unidos.
“Se está haciendo todo lo posible para detener la embestida de migrantes ilegales a nuestra frontera sur”, escribió el mandatario e Twitter. “Esas personas deben primero solicitar asilo en México, y si no lo hacen, Estados Unidos los rechazará”.
En otro mensaje, Trump insistió en responsabilizar al Partido Demócrata de Estados Unidos, por este tipo de caravanas, como la que avanza por México, y las consideró “una vergüenza”.
“¡Cambien las leyes de inmigración ahora!”, exclamó Trump en Twitter.
Antes el mandatario estadounidense celebró que México desplegara policías federales, para contener la caravana de migrantes centroamericanos, y dijo que dicha acción se debía a que “México respeta el liderazgo de Estados Unidos”.
Desde la perspectiva de Trump, calificada como racista desde su etapa como candidato, los migrantes centroamericanos que salen de su país en busca de mejores oportunidades de vida son, en su mayoría, “delincuentes”.
El secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, comentó el viernes pasado que el gobierno estadounidense, encabezado por Donald Trump, había ofrecido 20 millones de dólares para frenar la llegada de caravanas de personas indocumentadas al país, pero la oferta fue rechazada.
En un video, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, dijo respecto a la caravana que las leyes del país “ponen al migrante y a la protección de sus derechos humanos en el centro”, aunque se buscaría en todo momento “que la migración sea segura, regular y ordenada”.
Los integrantes de la caravana, señaló Peña Nieto, “podrán solicitar el ingreso por las vías que establecen nuestras leyes y el Derecho Internacional”, aunque como cualquier país soberano, México no permitirá “el ingreso a su territorio de manera irregular, y mucho menos, de forma violenta”.
Este domingo, la caravana avanzó a pie varios kilómetros hasta llegar a Tapachula, Chiapas, y en el recorrido rechazó la oferta de autoridades de la Policía Federal y del instituto de Migración, de abordar autobuses que los llevaran a un albergue, por temor a que sea una trampa y ahí los retengan, para luego deportarlos.
Hasta el sábado pasado, según Relaciones Exteriores y Segob, de los casi 4 mil 500 migrantes que se encontraban el 19 de octubre en el Puente Fronterizo Dr. Rodolfo Robles, entre México y Guatemala, solo 640 habían solicitado refugio y fueron trasladadas “a una instalación mexicana destinada para atenderlos por el INM en Tapachula, Chiapas”.
Otros cientos evadieron los controles formales y cruzaron por el Río Suchiate, para continuar con la caravana, que hasta este domingo se ubicó en Tapachula.