El 10 de octubre de 1963, el buque mercante Aracelio Iglesias zarpó de La Habana. A bordo, varios cientos de soldados cubanos emprendieron viaje a un puerto que -aún en ese momento- les era desconocido.
Durante el trayecto, sus superiores les informaron que su destino era la ciudad argelina de Orán, un lugar del que muchos de ellos quizá, ni siquiera habían oído hablar.
Siete días más tarde, al Aracelio Iglesias se le sumaría el buque González Lines y dos vuelos especiales de Cubana de Aviación.
"En la travesía nos fueron dando información de los hábitos, las tradiciones, la religión y las costumbres más importantes del país", le dice a BBC Mundo Pedro Rodríguez Fonseca, quien fue primer jefe del servicio médico del destacamento.
"Fue un viaje rápido de 11 días de travesía. Y los dedicamos a la preparación de los compañeros. No era una gran preparación pero sí la elemental sobre cuestiones éticas y formales", recuerda en conversación telefónica este doctor de 82 años que aún permanece activo en una clínica de La Habana.
En total, viajaron a Argelia 686 hombres, un batallón de 22 tanques, grupos de artillería y de morteros y una batería de cañones antitanques.
Empezaba así -hace 55 años- el primer despliegue militar cubano oficial en un país extranjero.
Aquella misión, que nunca llegó a entrar en combate, abrió el camino a otras de mayor envergadura, como la de Angola de 1975 y la de Etiopía de 1978, que marcaron durante años la política exterior de la isla.
Pero, ¿a qué conflicto se dirigían aquellos efectivos? ¿Qué llevó a Cuba a enviar sus fuerzas al Norte de África?
Tras una larga y cruenta guerra contra Francia, Argelia alcanzó su independencia el 5 de julio de 1962.
Pero las relaciones entre el gobierno de Fidel Castro y el Frente de Liberación Nacional, la principal organización independentista argelina, habían sido estrechas desde los tiempos de la contienda anticolonial.
"Cuando Fidel llega al poder, una de las cosas que hace en 1961 es establecer contacto con el FLN para ofrecerle ayuda. Y esto se hace a través de Marruecos. Un barco cubano que zarpa hacia Casablanca con armas para el FLN", le cuenta a BBC Mundo el historiador Piero Gleisejes.
"Aquella embarcación regresa a Cuba con niños huérfanos que van a estudiar en Cuba y con heridos en los combates. En una sola misión tiene los dos elementos de la política de Cuba en el tercer mundo y en África en especial: la ayuda militar y la humanitaria", agrega el profesor de Universidad John Hopkins de Washington.
Apenas tres meses después de la independencia, Ahmed Ben Bella, el primer presidente de Argelia, visitó La Habana tras pasar por Nueva York para celebrar el ingreso de su país Naciones Unidas.
Aquella escala de 36 horas selló la alianza entre ambos gobiernos.
En marzo de 1963, Cuba envió al país magrebí un equipo sanitario que se convirtió en su primera misión médica internacional. Una colaboración que continúa 55 años después.
En la actualidad, La Habana -que desde 1979 cobra por sus servicios médicos en Argelia- gestiona varios hospitales y cuenta con 890 trabajadores de la salud en aquel país.
El primer destacamento militar cubano, en cambio, llegó al Norte de África siete meses después de la misión médica. Y lo hizo para participar en un conflicto, la llamada Guerra de las Arenas.
En octubre de 1963, Marruecos intentó recuperar territorios en la zona de Bechar y Tindouf que la administración colonial había incluido en la Argelia francesa. La recién nacida república de Argelia rechazó ese cambio de fronteras.
Los combates se intensificaron hasta convertirse en un enfrentamiento abierto entre los dos países por controlar una zona del desierto prácticamente deshabitada pero con valor estratégico.
"En ese momento los recursos del Sahara estaban por explorar y por explotar y ya se sabía que había importantes recursos minerales. Por lo tanto era una cuestión ideológica, política y económica", le explica a BBC Mundo Ana Torres, profesora de la Universidad de Sevilla.
"Es la primera crisis severa que pone de relieve la rivalidad entre ambos países por la hegemonía en el Norte de África. Y a partir de ahí la tensión ha caracterizado las relaciones bilaterales, desgraciadamente", añade la autora del libro La guerra de las Arenas, conflicto entre Marruecos y Argelia en la Guerra Fría.
La Guerra de las Arenas fue un conflicto fugaz y desigual.
El ejército de Marruecos -independiente desde 1956- era superior en armamento y en preparación frente a los argelinos, acostumbrados aún a los combates de guerrillas.
"Argelia está prácticamente desarmada y no tiene tanques. Marruecos tiene pocos pero tiene unos cuantos. Entonces hay una petición de Ben Bella de ayuda a Cuba. La resolución cubana es que dos barcos zarpen de Cuba con un contingente de soldados y la mitad de los tanques de Cuba", señala Gleisejes.
El despliegue cubano fue una decisión rápida y la participación de los designados para la operación, sostiene Rodríguez Fonseca, voluntaria.
Además del apoyo de La Habana, Argelia también recabó la ayuda de Egipto, gobernado en aquel momento por Gamal Abdel Nasser, uno de los principales impulsores del panarabismo y del socialismo árabe.
Marruecos solicitó sin éxito ayuda militar a Francia, España y Estados Unidos.
La misión cubana, que se había intentado mantener en secreto, pronto salió a la luz y fue difundida por los medios de comunicación. Paradójicamente, esa publicidad fue clave a la hora de terminar conflicto.
En el contexto de la Guerra Fría, estos movimientos de tropas dieron una dimensión internacional inesperada a un enfrentamiento que hasta entonces se había visto como una disputa vecinal.
"Al principio, Estados Unidos no prestó mucha atención al rifirrafe en la frontera. El problema es cuando empiezan a llegar informaciones del apoyo a Argelia de Cuba y de Egipto. La administración Kennedy pensó que la URSS podía venir detrás y que la situación pudiera convertirse en un conflicto mayor en el patio trasero de Europa Occidental", explica Torres.
"Entonces, los estadounidenses presionarán a ambas partes: al rey de Marruecos Hasan II y a Ben Bella. Y EE.UU. apoya la labor mediadora de Haile Selassie (emperador de Etiopía) y del presidente de Mali, Modibo Keïta, con la idea de que en el marco regional se llegue a un acuerdo".
El alto el fuego incluyó que las líneas fronterizas recuperaran el trazado anterior al conflicto. Fue sellado en Bamako, la capital de Mali, el 29 de octubre de 1963 tras un encuentro entre Ben Bella y Hassan II.
Aquel mismo día atracó en Orán el buque Andrés González Lines. El carguero Aracelio Iglesias lo había hecho solo una semana antes. Las fuerzas cubanas nunca llegaron a combatir en Argelia, pero permanecieron en el país varios meses más.
Ya sin guerra en el horizonte, su labor consistió en entrenar al ejército local y en enseñar a manejar un armamento que acabaría quedándose en suelo argelino.
Rodríguez Fonseca afirma que la tarea del equipo médico militar consistió en buena parte en atender a civiles.
"El campamento había sido de la legión extranjera y tenía buenas condiciones desde el punto de vista de las instalaciones. No podíamos ingresar gente de afuera pero sí atender en consulta externa al personal civil del pueblecito de al lado. Porque la tropa era gente joven y las enfermedades eran mínimas", cuenta.
"Al principio nos entendíamos con el idioma común de los gestos porque no hablábamos nada. Cuando la gente le duele y se toca el lugar y hace gestos y exagera con los ojos y uno se da cuenta al palparlo y apretar fuerte. En ese estilo, muy rudimentario, pero muy eficaz, pudimos interpretarnos mutuamente", asegura.
Finalmente, el 17 de marzo, la primera mitad de las tropas cubanas abandonó Argelia en el mismo barco en que habían llegado. El resto lo hizo dos semanas después.
"Yo más nunca volví a Argelia. Y amistades allí no me quedan. Con compañeros de la tropa sí, por supuesto, pero con argelinos no (…). Después hubo misiones mucho más importantes, con más peso y categoría en la práctica, pero aquella fue la primera. Y eso siempre se recuerda con orgullo", concluye Rodríguez Fonseca.
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