Cada 11 de octubre se celebra el Día Internacional para Salir del Clóset (o del armario), con el que se quiere fomentar la visibilidad de los miembros de la comunidad LGBT.
El día fue establecido en 1988 en Washington DC, Estados Unidos, junto a la celebración de una gran marcha por la igualdad de derechos para gays y lesbianas a la que acudieron cientos de miles de personas.
El momento de reconocer la orientación sexual de uno ante la familia es ciertamente duro para muchas personas que temen el rechazo de los suyos.
Pero en algunos países, “salir del clóset” puede parecer prácticamente imposible por el miedo a acabar en la cárcel o incluso muerto.
El programa de radio de la BBC Newsbeat conoció tres de estos casos entrevistando a sus protagonistas en Londres.
“En muchos lugares de África, declararte gay puede tener muchas repercusiones”, dijo Adeola*, una nigeriana y británica bisexual de 24 años.
El sexo entre homosexuales es ilegal en Nigeria y no te protegen contra la discriminación, lo que significa que muchas personas no hablan sobre su orientación sexual.
“A veces puede ser que seas agredido físicamente, a veces puede ser que pierdas a toda tu familia. Y la verdad es que eso no era un riesgo que estaba dispuesta a correr”.
Salió del clóset hace 18 meses, pero solo con sus amigos. En casa, vive con su madre y ella no sabe nada.
Según Adeola, solo se plantearía decírselo a su familia si algún día pensara casarse con una mujer.
“Tendría que pensar qué tipo de reacciones voy a tener. Es posible que no quieran volver a hablar contigo nunca más”.
“Es algo que no puedes tomar a la ligera, especialmente si eres de una minoría étnica, porque eso lo es todo. Es que desaparezca tu grupo de apoyo. No es solo la pérdida de la familia, es la pérdida de tu cultura”, aseguró.
En el caso de Ritu*, las leyes y la cultura generalizada contra homosexuales en Bangladesh son las responsables de que solo le haya dicho que es gay a cuatro miembros de su familia.
La homosexualidad fue declarada ilegal en su país natal en 1860, en una ley aprobada cuando estaba bajo dominio británico.
No salió del clóset hasta mudarse a Reino Unido para estudiar. “La sociedad de Bangladesh es violentamente homofóbica”, contó el joven de 27 años.
“No es solo el riesgo legal de ponerme en una situación en la que podría acabar en la cárcel, también es el hecho de que hay muchas personas, incluyendo a algunos de mis conocidos, que probablemente querrían matarme”.
Ritu dice que admitir públicamente que es gay en Reino Unido fue “liberador”, pero duda que alguna vez se hubiera atrevido a hacerlo si no se hubiera mudado al extranjero.
“Si ahora estuviera allí, sería bastante difícil porque tendría que reprimir una parte de mi a la que ya me he acostumbrado”, aseguró.
Frankie*, de 24 años, creció en Australia, donde se legalizó el matrimonio gay en 2017.
Pero a pesar de que su madre hizo campaña para que esa ley fuera aprobada, Frankie, quien se declara pansexual, no cree que pudiera reconocerlo en su país de origen.
“Mi hermana mayor es bisexual. Ver cómo se lo decía a nuestra madre y no ser aceptada, fue realmente difícil”, dijo Frankie.
“Creo que es una cuestión de protección, porque ella tiene la opinión de que la vida de una persona gay es más difícil que la de una persona heterosexual”.
Pero Frankie dice que eso es lo que más daño le hacía. “Lo irónico es que ella quería protegerme, pero su desaprobación y su censura ante este tema es lo que más me molesta”.
A principios de este año, Frankie se mudó a Londres desde una zona rural de Australia, donde nunca quiso que su orientación sexual se convirtiera en un chisme del que hablar en un pueblo pequeño.
“Si vas a hablar de mí, habla de algo grande que haya hecho, no de mi identidad”, afirmó.
Aunque Adeola, Ritu y Frankie no se lo hayan dicho a algunas de las personas más cercanas a ellos, creen que celebraciones como este Día para Salir del Clóset son importantes para la aceptación personal.
“La verdad es que la única persona ante la que tienes que salir del clóset es contigo mismo”, dijo Ritu. “Es casi algo que necesitas recordar todos los días”.
Pero también creen que las expectativas de cómo va a ser tu vida después de hacerlo pueden ser a veces exageradas.
“Hay una gran expectativa de que si lo haces, debes revelar quién eres realmente”, según Adeola. “Nunca vas a saber quién eres para siempre. Cambias todo el tiempo.
“Es una decisión individual, y no debería haber tanta presión porque es una transición lenta”, concluyó.
* Los nombres han sido cambiados.